domingo, 18 de diciembre de 2016

Buscando a Lorca. Capítulo VIII: Una de cal y otra de arena

    La noticia corrió, esta vez sí, como la pólvora entre los medios de comunicación del país sin que pudiéramos hacer nada por evitarlo. Habíamos encontrado una fosa con varios cadáveres e indicios claros que nos hacían pensar que al fin la tumba de García Lorca había sido localizada. El mito del poeta granadino ganó varios enteros y todos los informativos abrieron al día siguiente con el hallazgo.

    Tomé inmediatamente un avión hacia Granada. En el aeropuerto, un nutrido grupo de periodistas me asaltó. No esperaba tal recibimiento e intenté zafarme de sus insistentes preguntas. Mi pensamiento se hallaba en esos momentos en la excavación, a la que deseaba llegar cuanto antes.

    El lugar estaba tomado por una multitud de informadores y curiosos. El perímetro que habíamos tenido la precaución de acordonar permanecía no obstante infranqueable, el Gobierno Civil había enviado un par de patrullas que limitaban el acceso. Tuve que acreditarme para poder traspasar el control. Mi jefe de excavación se fundió conmigo en un abrazo, sin percatarse de que estaba manchado de tierra y yo no había tenido tiempo de cambiarme la ropa. Cuando contemplé la fosa con mis propios ojos la emoción me embargó. En aquel lugar estábamos haciendo historia.

    Empleamos los días siguientes en limpiar con cuidado los restos y dejar registro de la colocación de los cuerpos. Recuperamos algunos elementos, objetos personales de los reos que deberían ser catalogados. Durante su extracción no dejaba de preguntarme por qué los parientes del poeta no querían que se abriese la fosa, ¿tal vez alguno de esos utensilios podía revelar algún misterio? Después vino el proceso de toma de muestras para los análisis de ADN. Finalmente habían sido cuatro los cadáveres. Contábamos con el permiso y colaboración de dos de las familias de los presuntos componentes del enterramiento, que habían donado muestras. Una vez identificados, habría que recurrir a otros métodos con los restantes. Entonces aconteció la inesperada noticia que nos desconcertaría. Nunca pensé que pudiera ocurrir y sin embargo sucedió.

    El permiso de la familia García Lorca para exhumar el cuerpo y proceder a su identificación llegó a la Asociación mediante un burofax. Lo más sorprendente fue que la propia Ana García Lorca se ofreció a donar muestras para una identificación por ADN. Aquel día, Cárdenas no cabía en sí de gozo y yo no podía disimular mi incredulidad.

    El laboratorio nos dio un plazo de diez días para conocer los resultados. Confieso que nunca he dormido tan pocas horas en un periodo semejante. Por el día los medios me acosaban, las entrevistas y ruedas de prensa se habían convertido en rutina. Durante la noche era la incertidumbre, la ansiedad y mis propios miedos los que me robaban el sueño. Un sexto sentido me decía que algo no terminaba de encajar. Llegaron al fin algunos de los resultados de los análisis.

    Las pruebas fueron concluyentes. Dos de los cuerpos correspondían a Galindo y Argollas. No podíamos estar de mejor humor cuando nos dieron la noticia. Sólo cabía esperar a que uno de los cadáveres restantes obtuviese una identificación positiva en la figura de Lorca y esa noche salimos a celebrarlo. Al día siguiente nos comunicaron el resultado que faltaba.

    Ninguno de los dos cuerpos restantes se correspondía con Lorca. No podíamos dar crédito. Habíamos localizado la fosa e identificado a dos de los acompañantes del autor de Bodas de Sangre la noche de su fusilamiento, por lógica el escritor debía estar también allí. Y sin embargo algo había fallado, pero ¿qué? ¿Acaso Lorca no había sido enterrado junto a ellos?

    Tuvimos que dar la cara ante la prensa. La comparecencia parecía la antesala de un velatorio. A mi lado, un derrotado Alfonso Cárdenas se esforzaba en dar explicaciones sin demasiada convicción. Cuando me tocó tomar la palabra tuve que hacer esfuerzos por no derrumbarme. Explicamos a la opinión pública todo el proceso que habíamos seguido, nuestra creencia en que esta vez sería la definitiva y el hallazgo de la fotografía que nos hiciera concebir tantas esperanzas. Este último asunto provocó mucho revuelo y sería tema de discusión en los medios durante los próximos días, dando pie a todo tipo de especulaciones.

    —¿Y ahora qué? — pregunté a Cárdenas al terminar la rueda de prensa.

    —Ahora nada, Virginia. Hemos fracasado, éste era nuestro último cartucho. Hemos perdido a Lorca para siempre. ¡Ahora nada!

    Encontré a Pujales en los corrillos que se formaron, vestido de traje y luciendo su acreditación colgada al cuello. Habíamos mantenido contacto en los días previos, aunque él no hubiese podido facilitarme información relevante.

    —Mala suerte, arqueóloga. A veces la vida tiene éstas cosas. No siempre se gana.

    —¡Había puesto tantas ilusiones en esto! Jamás pensé que fuera a acabar así.

    —Ha hecho lo que ha podido. Lo demás no estaba en sus manos.

    —Lo sé. Y sin embargo, me siento responsable del fracaso.

    —La invito a cenar. Esta vez no tengo nada con qué chantajearla, así que usted decide.

    Acepté el ofrecimiento. Necesitaba distraerme con algo que alejase mi mente de todo lo acontecido en los últimos días. Reímos animados por los efluvios del alcohol. Aquella noche me excedí con el vino. Tenía demasiadas cosas que olvidar.

    Desperté a la mañana siguiente en una casa desconocida, arropada por unas sábanas que no eran las mías. A mi lado Francisco Pujales dormía como un niño. Me sentí como una adolescente alocada. Debía de llevarle unos diez años a aquel hombre, ¿en qué estaría pensando?

Di media vuelta, me acurruqué hecha un ovillo, y sonreí.


Capítulo siguiente: 
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26 comentarios:

  1. Bueno, siento que me he quedado sin respiración. Me has llevado como una ola hacia el éxito de Virginia y luego me has bajado a la pesadumbre de los resultados. Es admirable como llevas el relato, como haces hablar a los personajes, uno siente que aquí puede pasar cualquier cosa. Felicitaciones, te está quedando de maravillas. Cada vez generas más ansiedad por saber que pasa. Brillante entrega. Un abrazo Jorge.
    Ariel

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    1. Tenía, y tengo, muchas dudas acerca de como acogerán los lectores este capítulo. Toda la trama gira en torno al hallazgo del cuerpo y en tan sólo un momento parece que el lector se queda aparentemente sin horizonte, supongo que quien lee puede llegar a desconcertarse. En realidad se debe huir siempre de lo evidente y tender hacia lo inesperado (que no sé si es el caso) pero confieso que este golpe de mano a mitad de la historia puede gustar o disgustar a partes iguales. Esperemos el resto de opiniones. De momento me alegra saber que te ha gustado Ariel. Un abrazo y gracias por tu fidelidad a las entregas.

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  2. Pues por mi parte que se te quiten los miedos. Estaba impaciente por saber qué encontrarían en las fosas e impaciente me dejas por saber por dónde irá ahora la historia. Estoy descubriendo un mago del suspense.

    Hasta el próximo capítulo y un beso

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    1. Ah! misterio... toca esperar unos días hasta la siguiente entrega. Mucho me temo que de aquí hasta el final todos los capítulos cierran con una incógnita. Bicos Ana.

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  3. Y yo que creía, como Virginia, que ya estaba todo el pan vendido...
    Está claro que hay que seguir esperando para encontrar a Lorca (si es que se encuentra). Te confieso que por un momento me ha venido la idea de que no hubiera muerto fusilado. Ojalá. Bueno, el autor eres tú, ya nos contarás ;)
    Un abrazo.

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    1. En los años setenta se hizo una serie por capítulos, Páginas ocultas de la historia, en la que se creaban ficciones históricas con formato documental. Uno de los episodios planteaba precisamente eso que cuentas, que Lorca no murió fusilado como se cree. En los 90, la revista Enigmas se hizo eco de la historia presentándola como real, bien por confusión, por sensacionalismo, o ambas cosas. Hay mucha rumorología en cuanto a esos aspectos. ¿Será esa también la inspiración de ésta historia? Por mi parte no pienso desvelar nada, hay que seguir leyendo. Tan sólo decir que vamos más o menos por la mitad y todavía quedan algunas sorpresas. Un abrazo Paloma.

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  4. Pues a mi me ha encantado que no fuera el cuerpo del escritor. Me habría desilusionado mucho que tomaras el camino fácil.
    Has “dibujado” muy bien la incertidumbre de Virginia, sus nervios y su impaciencia, así como todas las circunstancias que rodean al “descubrimiento”, que lo es a pesar de faltar el cuerpo principal.
    Por ponerte una ligera pega…¿por qué nombrar a Lorca como el autor de “Bodas de sangre”? ya se sabe que es una de las más sonadas, pero, yo al menos, no lo veo necesario…a no ser que tenga algo que ver esa obra precisamente con el lugar de su enterramiento, que no lo creo.
    Pues eso me pregunto yo ¿y ahora qué?, a mi parecer el “no hallazgo” del cuerpo del poeta junto a sus compañeros resulta intrigante, has dado un giro de tuerca que me llena de curiosidad.
    Bueno…y el final del capítulo ¡uf! Aunque nunca me he creído que se pueda beber tanto y perder la conciencia hasta tal punto que no se acuerde una de…

    A ver qué pasa en el próximo capítulo, tengo mucha curiosidad por saber como lo resuelves compañero

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    1. Bueno el hecho de no encontrar el cuerpo cierra una puerta y la vez abre otra, efectivamente el lector pierde la referencia que había hasta ahora y se abre la incógnita de por donde va a seguir la historia.
      El hecho de nombrar a Lorca como el autor de Bodas de Sangre es por no repetir contínuamente "Lorca" o "el poeta" en una frase donde se hace referencia constante al mismo, no tiene más misterio, del mismo modo en otro capítulo me refería a él como el autor de Yerma.
      Tampoco es que Virginia haya perdido la conciencia jeje, sólo que se ha levantado un poco despistada, normal después del día y la noche que ha vivido la pobre.
      Lo malo de publicar por capítulos es que se rompe la continuidad de la historia y se hurta al lector la posibilidad de leer hasta donde la curiosidad le lleve. Así que toca esperar el desarrollo de los acontecimientos.
      Gracias por pasarte Isabel. Un abrazo.

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    2. El problema que veo Jorge, es qu, entonces, para evitar el escollo de no nombrar siempre a Lorca tendrás entonces que nombrar una de sus obras...en capítulos separados por un tiempo determinado, como es el caso de tu serie, no creo que sea problema, pero leerlo seguido si que puede sonar algo extraño.

      Se me olvidó decirte antes que los diálogos los sigues llevando de maravilla, se nota las voces diferenciadas tanto de Cárdenas como de Pujales, dos "tipos" completamentes distintos hasta en la manera de dialogar.

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    3. Pues yo no veo el problema Isabel. Es otro recurso más, como decir el poeta, Lorca, García Lorca o Don Federico, el hecho de que se use cualquiera de ellos no implica que han de usarse siempre. Como cualquier recurso ha de usarse con mesura e inteligencia, nada más. De hecho en este cuento se utiliza dos veces, una en los capítulos primeros y otra en esta ocasión.
      Ya he comentado que he tratado de mostrar la personalidad de cada uno de los personajes a través de los diálogos, me alegra que hayas notado esa diferencia en la forma de expresarse de los dos varones, espero que me esté quedando bien :)

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    4. Probablemente tengas razón, es un recurso válido.
      Bueno...a ver que pasa..no nos tengas en ascuas mucho tiempo.

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    5. jaja victoria por agotamiento del rival ;P me gustan estos intercambios de pareceres, pero como es mi blog tengo yo la última palabra ;). Nos leemos Isabel.

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  5. Que me lío con las cuentas Jorge, soy Isabel locabajo

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    1. Vaya, pues no te había reconocido!! jaja Ya sabía que eras tú, el blog no es que tenga demasiados comentaristas, aunque los que hay merecen la pena :)

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    2. No te quejes...yo solo tengo 4 gatos, eso sí...4 gatos estupendos entre los que te encuentras, miau.

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    3. Pues los míos no se que tipo de animal son, tendré que hacer una encuesta ;)

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  6. ¿Y ahora qué? ¿Qué es lo que fallado? ¿Acaso a Lorca lo enterraron en otra cosa? ¿Quemarían el cuerpo? ¿Acaso escapó a sus verdugos?
    Preguntas, preguntas y más preguntas.
    Te sigo, amigo. Un saludo.

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    1. Pues de eso se trata Bruno, de dejar preguntas en el aire con respuestas abiertas. Vamos a ver que ha pasado con el poeta. Un abrazo.

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  7. Pues te he pillado, paisano, je, je. De lo cual me alegro, no me gusta ir a remolque con las series. Ya me pasa (y bastante) con la magnífica novela de Isabel, y tengo bastante, ja, ja
    Bueno, un capítulo veloz, que te lees de un tirón, primero por conocer, como los protagonistas, el resultado del análisis y luego, por saber como sigue la historia después del ¿fracaso?... Sí, ya era previsible que nos ibas a dejar con la miel en los labios, pero que quieres, a lo mejor al final del capítulo se te escapaba alguna pista, je, je. Me gusta que no hayas alargado más de lo necesario el asunto de la búsqueda y hayas cambiado de tercio cuando así lo requería la historia, manteniendo el interés y acrecentando la intriga. Muy bien. Por otro lado, ese final romántico con la sonrisa pícara de Virginia, me gusta. Es un nuevo añadido: se afianza una relación que, probablemente, va a jugar un papel importante en el misterio que nos espera. Muy logrado, compañero. Un gran trabajo. Nos vemos en el próximo. Un fuerte abrazo

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    1. Pues sí, con la novela de Isabel vas aún más retrasado, me consolaré con ello jaja.
      Es lo malo que tiene tener de lectores a escritores audaces como tú Isidoro, que os adelantáis a los hechos y es difícil sorprender con lo imprevisible. Como bien dices, no tenía sentido marear la perdiz entorno al asunto una vez se había descubierto la fosa, una vez llegados a este punto había que resolver pronto y pasar a otra cosa, buscar otro enigma relacionado con el hallazgo del cuerpo... o con su ausencia. Como es obvio he optado por esto segundo... o no... quien sabe... la respuesta en sucesivas entregas. Un abrazo Isidoro.

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  8. Muy adecuada esta nueva entrega con la que mantienes en la intriga, te felicito, no es fácil llevarnos por la lectura con ese brío, deseando saber más y conseguir que sorprenda.
    Cuando parecía que ya estaba todo resuelto entonces nada es lo que se imaginaba y lo acabas con ese interludio romántico que, estoy con Isidoro, le da un nuevo giro a la historia y que seguro nos deparará muchas sorpresas.

    Te aseguro que me tienes bien intrigada y deseando leer por dónde guiarás a tus personajes.

    Saludos y felices fiestas.

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    1. Pues me halaga mucho leer que tengo a mis lectores intrigados, Conxita. Aquí resuelto resuelto no va a estar todo hasta casi la última línea, esa es la salsa de un relato de suspense. Espero seguir despertando vuestro interés en sucesivas entregas.
      Un abrazo y felices fiestas también para ti.

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  9. Digamos que una pega de leer algo con atraso, es desvelar sin pretenderlo el curso de los acontecimientos, es decir, ya sabía que no encontrarían a Lorca porque aún me quedan capítulos por delante y no los he imaginado optando por la vía fácil jaja. Me alegra mantener un buen ritmo intuitivo.

    Eso sí, como creo que ya hay cierta confianza, te diré que me chirría un poco la parte final, no porque no imaginara a la pareja teniendo algún tonteo, que en este tipo de historias es como una norma no escrita pero siempre aplicada, sino por la forma en que ocurre. Hace poco te dije que no los veía juntos ni de coña, y ha ido todo demasiado rápido. Habría estado mejor algo de trabajo previo antes del desenlace bañado en alcohol. Pero es sólo una impresión eh, sin ninguna maldad. ¡Un abrazo!

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    1. Bueno podrían haberlo encontrado y que el hallazgo revelase otro misterio, o quizás ocurra eso si lo encuentran... las posibilidades son muchas. pero sí, en este caso has acertado con tu hipótesis José Carlos. Respecto a que estén o no juntos, ya sabes eso de que polos opuestos se atraen. Les he dado tiempo cuando digo que transcurrían los días sin avances etc. etc. pero no he querido ahondar en esa parte de la relación porque no es ese el propósito de la historia y meter esa trama por medio hubiera ido en detrimento de la acción y el suspense. Para una novela larga en la que hubiese más ramificaciones de la trama podría estar bien, para un relato de éstas características pienso que sería un error. No obstante agradezco tu punto de vista, que siempre aporta a la visión del autor. Un abrazo.

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  10. Debo decir que me lo temía, Jorge, además, el ritmo de los acontecimientos y el frenesí que afronta Virginia en ese momento hace presagiar que el de Lorca no esté entre los cuerpos encontrados, además está el detalle de que fueron cuatro y no cinco al final... Y la noche loca de no-celebración pues también entraba dentro de lo posible, visto que la pobre está de bajón, cayó más bajo de lo que contaba, jajaja. Seguiré leyendo, amigo, porque cada vez me meto más en la atmósfera que recreas. ¡Abrazos de domingo!

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    1. Vaya, que previsible estoy siendo Eva! bueno a lo mejor es que el misterio de toda la trama no era si se encontraba o no a Lorca... a lo mejor digo... Bien visto el detalle del número de cuerpos, veo que lees con atención. Pues nos vemos en el próximo Eva. Abrazos.

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