La señorita
Williams lleva diez minutos de aburrido discurso sobre relaciones
internacionales, pero Alejandra está absorta en otro universo. Su mano zurda
cobra vida para apartarse el cabello rubio, y los ojos se le entornan mientras fantasea
con una mirada entrecruzada, una caricia furtiva, tal vez con un beso hurtado
sin permiso. Ocupan el aula hijos de reyes, condes o duques, jóvenes que
heredarán algún día la fortuna de un magnate, nobles y plebeyos destinados a
dominar el orbe. Pero, según dictan las normas, no todos son dignos de su
abolengo. Quien es objeto de sus más inconfesables anhelos escribe en un
cuadernillo unas mesas más adelante; desea creer que alguna vez ha
desperdiciado parte de su tiempo en pensarla. ¡Prohibido!, Alejandra conoce
cómo funciona su mundo, mas, ¿acaso también se le ha prohibido soñar? Siempre
supo que nadaría en la abundancia, pero jamás nadie le explicó que se puede
tenerlo todo sin tener en realidad nada. Lo único que de verdad posee son sus más
íntimos pensamientos. Y entorna los ojos de nuevo, y roba la luna del cielo, y
una sonrisa que esboza una niña y refleja una mujer se le dibuja en el rostro.
La tarde está
animada en el jardín del internado. Los pájaros regurgitan trinos y un rosal
escupe su fragancia sobre cuatro chicas. Alejandra ha hecho un grupo de amigas
bien avenido. Victoria Oldemburg es una joven extrovertida de vasto cabello embuclado;
ocupa el puesto octavo en la sucesión al trono de un estado noreuropeo y suele
bromear con envenenar a siete de sus parientes. Sofía Báthory pertenece a una
familia real destronada; le gustan el sol y la playa, sueña con seducir algún
príncipe que le ponga una mansión en el sur de España. Pero es con Olga, una
chica menuda de rostro ovalado, con quien Alejandra mejor ha congeniado. Olga
no tiene apellido ilustre, tan solo es hija de un comerciante que hizo fortuna
en el textil y eso cautiva a la princesa. Las muchachas se entretienen observando a los chavales que forman
corrillos a su alrededor. El rubio Carlos de Cornualles, Felipe de Habsburgo o
Eduardo Bernadotte son de los más cotizados por atractivo físico y posición.
Las cuatro amigas ríen formulando apuestas acerca de cuál será la primera en
conquistar alguno. Mas es en Hugo en quien posan su mirada Olga y Alejandra, un
mozo bien parecido, moreno de tez y cabello, sin pedigrí ni estirpe, como Olga.
Alejandra se mofa de ella ejerciendo de celestina apelando a su mismo origen
social y ambas se carcajean con complicidad; son dos corazones que codician,
aún ignorantes, similar trofeo. Desfallece el sol tras el horizonte
deshaciéndose en hilos rojos que colorean unas nubecillas tenues, mientras la
calma del crepúsculo apacigua las almas de un puñado de adolescentes que tiran
los dados del destino sin adivinar cuál les tocará en suerte. No saben todavía
que el destino es, las más de las veces, temerario y caprichoso.
Es sábado, los
jóvenes tienen la tarde libre para salir al pueblo. Alejandra y Olga corren por
las calles, se han escabullido de los guardaespaldas y ríen sin poder sacudirse
un pertinaz sentimiento de culpa. Se
paran ante un escaparate, en la acera contigua una pandilla de muchachos, entre
los que están Hugo y Eduardo, no les quitan ojo. Ambos grupos se intercambian guiños
disimulados y algún que otro gesto. Las niñas caminan hacia un parque, la
vegetación acude presta ayudándolas a camuflarse. Se entretienen oliendo una
camelia como dos chiquillas despreocupadas. Sus miradas se cruzan. Alejandra no
puede reprimir un impulso y el sabor de los labios de Olga le llena la boca,
con un dulzor que le acelera el corazón. Tres siglos de historia pesan sobre
los hombros de la princesa. Pero en ese instante en que ha burlado su sino, a
Alejandra solo le importa que en el rostro ovalado que tiene ante sí puede ver,
como en sus sueños, el reflejo de la luna en su sonrisa.
Una preciosidad de relato. Me ha encantado. Felicidades.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias Chema. Un abrazo.
EliminarMuchas gracias, Jorge, por participar con este relato en el homenaje a Fitzgerald. Un abrazo y suerte.
ResponderEliminarGracias a ti Marta por organizarlo. Un abrazo.
EliminarMe ha encantado la manera en la que está contada la historia y no podía dejar de pensar que Alejandra podría ser Leonor.
ResponderEliminarHola DelaFlor. Algo de inspiración hay en nuestra joven y bella princesita florero.
EliminarUn excelente historia enhorabuena Jorge. Buena semana.
ResponderEliminarGracias Ainhoa, buena semana.
EliminarA veces de estos relatos se intuye un final, sin embargo, siempre Termina sorprendiéndote.
ResponderEliminarMe imagine la historia de la reina que acababa de morir, y zas, la tómbola volvió a girar repentinamente.
Gracias Gustab. Como siempre ocurre cuando escribimos, al menos a mí, me quedan dudas acerca de si el final queda suficientemente escondido, guardando coherencia con lo que se cuenta antes. Saludos.
EliminarEncantadora historia... Narras muy bien ese mundo enclaustrado y frío en el que el pajarillo enjaulado desearía escapar con toda la vitalidad de una mujer joven que quiere descubrir su cuerpo y su corazón. El detalle poético de la sonrisa de la luna es una preciosidad que redondea muy delicadamente la historia. Muy buen trabajo, mimado, con tu estilo personal y super preciso en los detalles históricos. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Maite. La intención era describir la jaula que para la princesa supone tener su destino escrito por unas normas rígidas, que se van flexibilizando por el peso de las circunstancias pero aun la institución está preparada para enfrentar ciertos cambios. Me alegra que te haya gustado. Un abrazo.
EliminarBuenos días Jorge.
ResponderEliminarBonito relato, muy buena ambientación, y un final inesperado.
Buena suerte en el concurso.
Saludos.
Hola Trujamán. Me alegra que te haya sorprendido el final, no lo tenía muy claro. Saludos y gracias.
EliminarCierto, cada nuevo descendiente de una dinastia ilustre es a la vez esperanza y adaptacion a los tiempos. Siendo la heredera de un reino por que no tener una esposa consorte? que podra impedirlo?
ResponderEliminarHola Jose. La monarquía no es precisamente la institución más flexible, aun así ha ido derribando barreras y adaptándose a los nuevos tiempos. Tal vez esta caiga también, o tal vez los monárquicos no pasen por eso, el tiempo lo dirá. Un abrazo.
EliminarHola, Jorge. Al leerte casi me transportas a las películas de Sisi, que no sé ni como puede de crío llegar a verlas, ni de lejos eran como El prisionero de Zenda. Pero bueno, el giro que le das a la historia, es el que me anima y solo espero que la chica abdique. Que se metan los tres siglos de tradición por su estreñido...
ResponderEliminarSaludos y suerte.
Hola Vanjav. Veo que no somos ninguno de los dos amigos de monarquías y demás historias, pero hay que reconocer que juego dan un rato a la hora de dejar volar la imaginación. Pero bueno, puestos a que abdique y ocupe su puesto otro u otra, casi prefiero a la reina emparejada con otra chica jaja. Saludos.
Eliminar¡Impactante final, para ser un relato que empezaba hablando de tradición! ¡Ojalá que un día vivir el amor libremente cada uno a su manera, venciera a las tradiciones más encorsetadas! Un abrazo!
ResponderEliminarHola Marifelita. Hay tradiciones bonitas y otras no tanto, cada uno que juzgue esta como mejor crea. Gracias por comentar. Un abrazo.
EliminarUna historia llena de detalles y descripciones preciosas. Me encanta que la princesa, como ser humano que es, pruebe un poco de libertad antes de que su vida tenga que ajustarse aún más a las normas. Suerte en el concurso.
ResponderEliminarHola Ana. Esta princesa se nos ha ido de las manos jaja. Gracias por comentar. Saludos.
EliminarEl cruce de miradas es impresionante... Una bella historia narrada con emociones compartidas de inicio a fin. Me gustó mucho Jorge. Un placer leerte. Abrazos y suerte
ResponderEliminarHola Nuria. Espero que hayas podido visualizar ese cruce de miradas, me alegra que te gustase. Un abrazo.
EliminarAmbientación, un muy sutil -y real- trasfondo del aura de los internados, y un final que lleva a pensar. Muy bueno, felicidades. Y suerte.
ResponderEliminarHola Guille, me alegra que te haya gustado. saludos.
EliminarUna jaula que anula, pero entre sus barrotes, la luna brilla, precioso
ResponderEliminarUn abrazo, Jorge
Hola Mujer de Negro, que la luna nunca deje de brillar. Un abrazo.
EliminarQue bien has contado, Jorge, la cárcel de oro de Alejandra-Leonor. Seguramente así es como imaginamos que se siente, privilegiada por la genética encerrada que e a su vez su jaula de oro y deber. No sé si será consciente de, como bien dices, la carga pesada en los hombros de una adolescente.
ResponderEliminarRepito, bien contado, con sensibilidad y poesía, y finalmente un beso de ilusión.
Hemos coincidido ambos en parte de la temática y también en no explicitarlo demasiado. El colegio al que hice mención en mi relato es el mismo internado que el de la actual pricesa borbónica y el primer beso que despertó la piel y ansias de las dos niñas.
Me ha gustado, Jorge, y siendo antimonárquico, (intuyo que lo eres, yo también, categoricamente), has respetado a una niña sin cargar las tintas, todo lo contrario.
Te felicito. Un fuerte abrazo.
Hola Isabel. A nadie se le pueden escapar los paralelismos de esta historia con los de nuestra princesita florero Doña Leonor. No se que sentirá la niña, pero supongo que serán sensaciones ambivalentes.
EliminarVi que nuestros relatos tenían varios puntos en común, pero no quise comentar nada para no adelantar pistas a los demás compañeros. Efectivamente aunque no se dice, el internado Galés se supone. Creo que con la banda de sinvergüenzas que hemos tenido en el trono en estos tres siglos, y también por convicciones, ser antimonárquico es una cuestión de autoestima y supervivencia, pero eso no quita que detrás de la figura de la heredera no hay más que una niña a la que le ha tocado lo que le ha tocado. Eso si, casi pongo la mano en el fuego en que cuando crezca un poco meterá la mano en la caja, eso viene con el apellido. Un abrazo, Isabel.
Magnífico relato, Jorge.
ResponderEliminarExquisitamente narrado y con un giro final de lo más sorprendente... o no. Porque la princesa, como chica de su tiempo, también tiene derecho a replantearse libremente su orientación sexual, dejándose llevar por su instinto, experimentando nuevas sensaciones.
Mucha suerte en el concurso.
Un abrazo.
Hola ¿Juana? La verdad es que siempre pienso que mis finales se adivinan antes de lo que toca y este relato no es una excepción. Me he esforzado por ocultarlo hasta el final tratando de despistar un poco (siempre sin mentir al lector, regla de oro al escribir), me alegra comprobar que al menos en algunos casos lo he conseguido. Por supuesto que cualquiera, sea princesa o no, tiene derecho a plantearse su sexualidad como mejor le venga en gana. Un abrazo.
EliminarHola Jorge, es un excelente relato, me ha gustado mucho.
ResponderEliminarUna historia de amor muy actual que escapa a los prejuicios, por lo menos fuera de los ojos de sus guardianes pudieron descubrir el amor, que les permitan llevarlo a cabo es otra historia.
Saludos, PATRICIA F.
Hola Patricia. Este es de los tabúes que todavía le faltan por derribar a las monarquías, claro que una institución que base buena parte de su supuesta legitimidad en los lazos de sangre lo tiene difícil para traspasar este barrera. Saludos.
EliminarJorge, cómo me ha gustado la narración de ese mundo lleno de 'tradiciones reales' que cortan toda posibilidad de historia de amor, salvo las ocultas, secretas, por interés, etc. Y como contrapunto, qué bonito el beso entre ellas dos. Un delicia de texto, geniales descripciones y detalles. Enhorabuena. Saludos.
ResponderEliminarHola Mayte. He tratado de que el beso sea corto pero contundente, me alegra que te haya gustado. Saludos.
EliminarFinal sorprendente, nada previsible. Las amigas siempre intiman más que los amigos, aun sin llegar a la intimidad. Así que todo entraba en la normalidad. Desde luego que arrojo no le faltó, para lanzarse teniendo a los "niños" pululando cerca.
ResponderEliminarComo se deduce (o lo he deducido yo por mi cuenta) que la acción se desarrolla en la actualidad o cerca, tampoco me parece tanto el drama. Unos cuantos han abdicado ya por amor (no me preguntes cuales, el inglés, porque es reciente). Chicas no sé igual es más difícil.
El final es de apoteosis con lo de la luna.
Suerte y abrazo fuerte
Hola Gabiliante. Pues me sorprende que el final sea sorprendente, porque a mi me parecía que se veía venir, me alegra comprobar que mis esfuerzos por ocultarlo hayan dado su fruto. El último rey Inglés que abdicó fue Eduardo VIII allá por los años 30 del siglo pasado, precisamente por querer casarse con la plebeya Wallis Simpson, aunque se dice que lo abdicaron más bien por sus simpatías hacia el régimen nazi que no hacían mucha gracia a Churchill ni al establishment británico. Aquí en España tenemos los casos de Alfonso de Borbón que se casó también con una plebeya, y su hermano Jaime que lo hicieron renunciar por ser sordo, ambos también en los años 30. En cualquier caso la abdicación siempre es una cuestión traumática para la monarquía, y más en estos tiempos en los que son menos aceptadas que antaño. Por otro lado, el escándalo de una princesa lesbiana, aún hoy en día, no habría quien se lo quitase, no olvidemos que estas instituciones se apoyan fundamentalmente en elementos tradicionalistas y católicos de la sociedad. Un abrazo.
EliminarHola Jorge , una historia del linajes , herederos , princesas , y tronos muy bonita historia , pero yo creo que si algún día gobierna Leonor , lo tendrá un poco crudo.
ResponderEliminarTe deseo mucha suerte en el reto.
Besos de flor.
Hola Flor. en mi opinión las monarquías son cosa del pasado y cada vez más las sociedades deberían tender a abolirlas, asi que espero que Leonor tenga oportunidad de poder ganarse la vida con su trabajo, que preparación no le falta, en vez de ejercer de figura decorativa. Un abrazo.
EliminarLos designios marcados por el destino impuesto no suele coincidir con el que deseamos ardientemente.
ResponderEliminarUna buena narración que me ha recordado a cierta princesa en un internado escoces...
Un abrazo.
Hola Francisco, internado Galés, pero internado en todo caso jaja. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia... o no. Un abrazo.
EliminarUna vez más, tu forma de contar me encandila, Jorge. En ocasiones, a la niña elegida se le ve una sonrisa triste y resignada. Una jaula de oro nunca es un buen lugar para vivir, pero intentarán retenerla a toda costa. Ay, si tu cuento se hiciese realidad... sería un gran final. Tan bueno como el de tu excelente relato.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Carmen. Muchas gracias por tus cumplidos. A ver si cae esa breva y vemos algún cambio significativo en la monarquía. Un abrazo.
Eliminar
ResponderEliminarPepe16 de octubre de 2022, 14:49
Hola, Jorge. Tus relatos son, a parte de una muestra de cómo ha de narrarse y contar una historia, una clase de historia tan viva como tus letras. Como te he dicho, no soy de lecturas históricas, o por lo menos no las que parecen una clase de instituto. Pero tú lo haces genial. La historia académica está ahí, pero queda a un segundo plano y en función de la otra historia, la auténtica trama del relato. El principio es genial. Nos introduces en la historia de lleno con tres frasecillas. El resto es un atracón de sensaciones. Vas cocinando un relato, la ambiéntación es de matricula, que parece que irá por unos derroteros de la tradición y la denuncia que con ello conlleva, pero no, con suma maestría das un giro que para nada vi venir. Y, para rematar, que se me olvidó en el anterior comentario, el final de los finales que enlaza nada más que con el título. Desde mi punto de vista, un trabajo tan enorme como sublime.
Felicidades!
Un abrazo!
Hola Pepe. No se trata de un relato histórico, más allá de los tres siglos de historia de la dinastía o los nombres de las casas reales que aparecen, pero supongo que cierta ambientación, por pequeña que sea, surte su efecto. Es importante ocultar el giro final, pero dejando pistas para que no sea un final sacado de la manga, si no se ha visto venir me doy por satisfecho. Muchas gracias por tus amables palabras, Pepe. Un abrazo.
EliminarHola Jorge. Un relato magnífico, con una ternura y una delicadeza digna de una princesa. Tres siglos de tradición son mucho, quizás sean más, pero todo ese peso sobre los hombros de una joven es demasiado. Cierto es que, las personas de la realeza a veces han encontrado la forma de eludir ciertas normas. Eso es lo que se cuenta de algunos, por lo menos. Pero no debe haber ocurrido en todas las culturas.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Mirna. La realeza ha eludido muchos tabúes, pero otros están por derribar y no tengo claro que caigan algún día, tal vez caigan las monarquías antes, o con ellos. Me alegra que te haya gustado. Un abrazo.
EliminarHola, Jorge. Qué bueno y delicado. Un punto de vista muy original: el mercado de novios-novias para figurar en la cúspide del reino, manden o no. El resultado no ha sido el que la historia y la estirpe les tenía asignados, pero la tradición y los intereses son muy profundos, así que habría que ver cómo acaman. Repito mi admiración por un relato magnífico. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Isan, parece que la princesita no quiere el novio que por tradición le corresponde. Me alegra que te haya gustado. Un abrazo.
EliminarHola, Jorge.
ResponderEliminarOtro relato tan bien armado como siempre nos tienes acostumbrados. Y una historia que, antes o después, se dará. De hecho, creo que ya ha habido una princesa ¿holandesa? que ha presentado a su novia a los medios. Aunque no es la heredera, creo. Lo he investigado y sí es la heredera, pero no tiene novia, aunque se especuló con la posibilidad. Y si debería o no, dado el caso, renunciar al trono.
Así que tú te has adelantado a la actualidad.
Una vida aparentemente 'regalada' que en el fondo no mola tanto. Lo de los detalles históricos, que comentaron algunos, también me chocó. Tanto que volví a leer el relato para ver qué me había perdido. Creo que tendemos a encasillar a los que nos rodean. Y tú eres el histórico, por lo visto.
Suerte con el concurso y un saludo, paisano.
Pues si, se ve que yo soy el histórico y ya me tienen asi encasillado. Gracias por comentar, un abrazo.
EliminarHola, Jorge. Tres siglos desde luego que es mucho peso para la obre Alejandra, condenada y educada a una vida que no desea. Por unos instantes consigue ser quien realmente es y se pierde en los labios de Olga. Mañana será otro día, como dijo Scarlett.
ResponderEliminarUn relato precioso, tierno y triste pues nadie quiere ver sufrir a la princesa.
Te deseo lo mejor. Un abrazo enorme.
Hola Bruno. En la adolescencia solemos ser poco previsores con el mañana, y aunque a la princesa la han educado para pensar en el futuro, no deja de tener las mismas inquietudes que cualquier chica. Un abrazo.
EliminarHola Jorge, una historia de amor entre dos niñas que viven en su mundo inocentes sin importarles la transcendencia de sus hechos.
ResponderEliminarLa cuentas muy bien, da gusto leerla
Un abrazo y suerte en el concurso
Puri
Hola Puri. Así es, tal como lo describes. Un abrazo.
EliminarUna historia donde la realidad no se escapa de esa jaula de oro. En efecto, el destino no es lo que a veces nos imaginamos. Abrazos virtuales estimado Jorge. Saludos desde Venezuela.
ResponderEliminarHola Raquel. El destino es impredecible casi siempre. Un abrazo.
EliminarNo puedo imaginarme, Jorge, lo duro que tiene que ser, para una adolescente, luchar contra la tradición cuando estás en la cúspide de la pirámide y perteneces al grupo que ha escrito las reglas del juego durante los últimos tres siglos. Por eso creo que recreas muy bien durante todo el relato los por menores de un internado, el ambiente también destaca por su detallismo, y el final sobresale al contrastar todo lo anterior con el desenlace. Ese primer beso. Buen relato de amor.
ResponderEliminarMe ha gustado el relato. Suerte en el Tintero. Un abrazo.
Hola Carles. La princesa tiene y tendrá una vida fácil en lo material, en lo emocional ya es otra cosa y deberá encontrar su camino, aunque sus emociones no estén en concordancia con lo que se espera de ella. Un abrazo.
EliminarMe encanta el título y como nos vas metiendo en la piel de la protagonista, la sutileza de las descripciones y el desenlace, bello e inesperado. Un placer leerte, Jorge. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Lola. Me alegra que te haya gustado tanto como indicas. Un abrazo.
EliminarLa historia está muy bien construida y muy bien contada, Jorge. Haces que el lector empatice con las chicas en todo momento. Gran trabajo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Pedro. Uno de los objetivos de este cuento era conseguir esa empatía. Un abrazo.
EliminarHermosa historia de amor, de esas de novela en la que la riqueza, la tradición y el abolengo otorgan el clima perfecto para que dos corazones luchen por juntarse... hermosa de verdad.. ¡saludos y suerte!
ResponderEliminarHola Octavio. las niñas lo tienen todo en contra para vivir una historia de amor, veremos que les depara el futuro. Saludos.
Eliminar.¡Precioso! ¿Qué más decir? Alguna de sus bellas frases... La última, por ejemplo: "A Alejandra solo le importa que en el rostro ovalado que tiene ante sí puede ver, como en sus sueños, el reflejo de la luna en su sonrisa".
ResponderEliminarHola Beba, me alegra que así te haya parecido. Saludos.
EliminarHola, Jorge. Exquisito relato con el que has aportado en el Tintero. Las descripciones son muy bellas, cargadas de una poesía que combina muy bien con el contexto de la historia. Si bien el relato nos deja un final abierto, algo me dice que ese amor nunca podrá concretarse, hay demasiado peso y obligaciones sobre los hombros de la princesa.
ResponderEliminarBuen relato.
Suerte en el concurso.
Hola Cynthia, es un amor complicado si, me alegra que te gustase. Un abrazo.
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