jueves, 15 de diciembre de 2022

El sol de Ariadna

   Siento vértigo cuando echo la vista atrás, todo era más sencillo cuando niño. Después llegaron los sustitutos, idénticos a nosotros pero modificados genéticamente para liberar a la humanidad de la ingrata condena del trabajo. Resistentes, obedientes… esclavos. Sólo las profesiones especializadas quedaron a cargo de humanos, la chusma recibe una renta que les permite sobrevivir y complacer con cierta holgura sus caprichos. Mas pronto comprendimos que el exceso de ocio puede ser tan pernicioso como su falta. La producción industrial se disparó y con ella la contaminación y las enfermedades; hace años que apenas nacen niños y solo los más adinerados alcanzan a costearse tratamientos de fertilidad. Entre la masa desocupada aumentaron el consumo de drogas y la delincuencia. Este es mi mundo, en el cual me encargaron un trabajo que, jamás imaginé, tendría que realizar. ¡Un sustituto había cometido un asesinato!