domingo, 22 de septiembre de 2024

Irrealidad

       Hace varios días que no me doy una vuelta por el cementerio. He decidido hacerlo esta mañana. Los tonos azulados del Facebook me saludan.

Apenas la savia nueva riega ya la red social. Solo quedamos algunos incombustibles, apurando nuestros últimos años en esta realidad finita. Tengo un mensaje privado de él. Voy a su perfil y veo que ha publicado las fotos de nuestro último viaje a Santorini. Todo muy normal, si no fuera porque… ¡hace dos años que Eduardo ha fallecido!

Todavía noto el corazón martilleándome las sienes cuando logro poner algo de cordura en mis pensamientos. Alguien ha hackeado su perfil, ¡tiene que ser eso! Más aliviada y fantaseando con la denuncia que pondré en comisaría, me dispongo a leer el chat.

Cariño, ¡no sabes cuanto te he echado de menos! Nos vemos pronto, Cinderella.

Sólo él me llamaba Cinderella. Siento como si el alma se me escapase. A decir verdad, esta mañana me he levantado con una extraña y etérea sensación de irrealidad. Escucho unos golpes fuertes en la puerta. 

Me incorporo al tiempo que alguien descorre el cerrojo. Se me hiela la sangre.

El vecino entra a toda prisa, seguido de un policía y dos hombres de blanco. Trato de impedirles el paso, pero me avasallan como si para ellos yo no importase.

Ha llegado el momento — no puede ser, esa voz…

Me vuelvo entre aterrada y esperanzada. Una luz cegadora invade la habitación. Y allí estoy yo, tendida sobre la mesa. ¡Junto al ordenador encendido!


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2 comentarios:

  1. Hola, Jorge, uuuffff y tanto que se sentía algo etérea. Muy bueno, Jorge. Además has hilvanado una historia ante las redes sociales pero sin juzgarlas, solo metiéndolas en la historia. Perfecto.
    Mil gracias por participar.
    Un abrazo. 🤗

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  2. ¿Hasta post mortem vamos a seguir usándolas? ¡Qué miedo me has dado, Jorge! Encantada con tu historia en el reencuentro del nuevo año. Un abrazo

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