Aguardo a que me hagan entrar, con la mandíbula tensa y el corazón desbocado. Años ha que temo este momento, tanto como en mi fuero interno lo deseo. Mientras espero rememoro, quince primaveras han transcurrido desde aquello, unos hechos que no he dejado de revivir ni un solo día.
*********
Menguaba ya la tarde y comenzaban a caer lánguidos copos sobre el llano, la primera nevada de la temporada. Mi cabalgadura se paró inquieta frente a los muros musgosos del convento. Percibí esa misma sensación de incertidumbre y por un instante dudé si debía adentrarme tras sus puertas. Me recibió una novicia tocada con su cofia blanca, después de conducir la yegua al establo guióme hasta mis aposentos, donde pude acomodar a duras penas los pocos bártulos que portaba. Luego me llevaron hasta un salón amplio. La superiora se hizo esperar, mientras tanto me entretuve admirando el espléndido artesonado del techo.
—No contaba con
vos hasta mañana, padre Martín.
—Cuanto antes
comencemos, antes habremos de acabar. ¿Dónde está ella?
—En su celda,
bajo llave.
—¿Es tal como
cuentan?
—¡Lleva el
diablo dentro!
—Eso ya lo veremos.
Deseo entrevistarla a primera hora.
Conversamos
durante algún tiempo, tras lo cual marché a enjugar mi cansancio sobre el
triste catre de mi cuarto.
No bien había
salido el sol estaba ya levantado. Aguardé, en una sala con vistas al claustro,
a que me la trajeran. Vestía un hábito hasta los tobillos y sobre la testa
portaba el habitual velo albo. Sus facciones eran juveniles, quince o dieciséis
años a lo sumo, apenas una niña.
—Sentaos, Agnes.
Casi dos inviernos hace que os halláis encerrada, mas los informes no advierten
mejoría.
—¿Qué habría de
mejorar, mi señor? —sonrió, como si en verdad la acusación le resultase ajena—
Las hermanas son supersticiosas, por eso me temen.
—Alguien más os
teme, creedme, de lo contrario no estaríais aquí. ¿Se os trata adecuadamente?
—No me falta
alimento y puedo leer casi cualquier libro. Solo echo en falta el aire puro
de los campos —parecía tan desvalida que sentí lástima.
—Si os dijera
que podríais salir ¿qué respondéis?
—¡Eso sería
maravilloso!
—Sabéis cual es
el precio, Agnes —dije con severidad— ¡Abandonad toda práctica impía!
Comenzó a
poseerme una tristeza infinita, tan honda que parecía romperme en jirones el
alma. Me levanté como un resorte, haciendo caer la silla.
—¡No juguéis
conmigo, niña del demonio!
—Nada os he
hecho —sollozó.
Salí de la
estancia turbado y con un temblor incontrolable en las manos. Aquella misma
tarde me reuní con la plana del convento. Mi diagnóstico fue claro y contó con un
respaldo unánime: debía practicarse un exorcismo.
La habitación
olía a incienso. Varios crucifijos estaban dispuestos en cada esquina e incluso
se había traído el brazo incorrupto de Santa María de Ontinar, que se guardaba
en la capilla. No dejaba de esparcir agua bendita sobre la moza, a la par que
recitaba cánticos y oraciones. Llevaba más de la mitad de una hora con la
práctica, pero ella permanecía con los ojos cerrados, apenas inmutable. Hasta
que de repente, los abrió y se incorporó despacio. Al principio me invadió el
desconcierto, luego el miedo y cuando dejó caer el velo mostrando su cabello rubio
y la redondez de su rostro, solo sentí deseo. Comprendí mi error. El estado de
conciencia al que me obligaba el ritual le abría una inesperada puerta de
entrada.
—¡Es el momento!
—exclamó.
—¡Dejadme
haceros mía, os lo suplico!
Acercó
su índice a mis labios y siseó, imperativa.
—Me tendréis, mi
señor, pero sabéis cuál es el precio.
—El aire puro
de los campos —susurré.
Cabalgamos una
hora por la planicie hasta detenernos junto a una edificación abandonada. A sus
pies había un caballero altivo en su cabalgadura. La niña desmontó y se aupó
sobre el corcel.
—¿Quién es,
como sabía que vendríamos?
—Le hice llegar
una nota por el capellán. Solo sois mi segunda víctima.
—¡Prometisteis
que seríais mía!
—Sed paciente. Siempre cumplo mis promesas.
Partieron al galope. Intenté seguirlos pero mi montura estaba ya agotada. Tras aquellos hechos colgué los hábitos, había manifestado ser indigno de llevarlos. Me dediqué en lo sucesivo al noble arte de hacer la guerra, tarea en la que, sin duda, demostré mucho mejor desempeño.
*********
—¡Martín de
Montalbán! vuestras hazañas se cantan por doquier.
Lleva un
vestido ajustado y su pelo, otrora ralo, le cae ahora en largos bucles dorados
sobre los hombros. Esa sonrisa cargada de misterio no ha cambiado y siento su poder
más fuerte que antes.
—Condesa —me
inclino— El paso del tiempo ha sido generoso con vos. Permitidme daros el
pésame por la reciente muerte de vuestro esposo.
—Es la vida. Cuando
un rey cae, otro se levanta.
—Decidme, mi
señora ¿para qué me habéis hecho llamar?
—Tenemos
antiguas deudas sin saldar. Os debo una promesa y, a juzgar por el éxito de
vuestro nuevo oficio, tenéis algo que agradecerme. Servidme, sire, juntos
seremos invencibles.
Se me acerca
sin mediar más palabra, desabrochando el lazo que cierra su corpiño. Un mar de
sensaciones me estremece y me dejo llevar por el placer que insufla en mi
cuerpo sin siquiera rozarlo.
—¿Queréis saber
cómo lo hago, no es cierto? —me susurra al oído— Emociones, Martín. ¡El
Altísimo me ha concedido el poder de moldear con mi mente las emociones ajenas!
No soy más que
un títere, una peonza girando al impulso de su voluntad, pero… ¡adoro serlo!
Has ido a elegir el poder más fantástico de los poderes fantásticos.
ResponderEliminarMe ha encantado tu relato. Felicidades.
Un abrazo.
Gracias Macondo, quien tuviera ese poder!.Un abrazo.
EliminarEl poder de la seducción es tremendo, si te dejas poseer, hacen de ti lo que quieran.
ResponderEliminarMe ha encantado la historia y como la desarrollas.
Un saludo.
Gracias Ángel, si además de seducir tienes el poder de controlar las emociones de los demás si que hacen lo que quieran contigo. Un saludo.
EliminarUn relato estupendo, Jorge, y una narración impecable. Me ha encantado. La ambientación, los diálogos, los personajes... Fantástico. Muchas felicidades.
ResponderEliminarGracias Marta, si te has metido en la historia me doy por satisfecho. Un saludo.
EliminarGracias, Jorge, por participar con este relato en el homenaje a Roald Dahl y su maravillosa Matilda. Un abrazo y suerte!
ResponderEliminarGracias David, un abrazo!
EliminarHola Jorge. ¡Vaya regalo nos traes en esta ocasión! Has conseguido crear el ambiente que la historia necesita con esa forma tan "antigua" de redacción, en el que los diálogos no chirrían en absoluto. Se ve que lo has trabajado a conciencia y el resultado ha sido espectacular. Mi enhorabuena.
ResponderEliminarTe deseo mucha suerte en el concurso. Un abrazo.
Hola Bruno. Me alegra que te haya gustado, siempre hay trabajo en lo que escribo, al igual que lo hay también en vuestros relatos. el resultado final ya queda a vuestra valoración. Un abrazo!
EliminarHola, Jorge. Vuesa Merced me ha cautivado con su prosa. Me descubro la cabeza ante su maestría, con reverencia.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias Carmen, se hace lo que se puede, la maestría la dejamos para los maestros. Un abrazo.
EliminarBuen relato. Guardando la intriga hasta el fonal. Suerte.
ResponderEliminarSaludos
Gracias José, me alegra saber que te ha intrigado. Un saludo.
EliminarJorge eres un muy buen narrador, estupendo. Uno de tus mayores virtudes es que documentas tus historias y creas muy bien los escenarios. Eres cuidadoso en escoger tus temas. Este cuento es una muestra de ello muy recreada la época y la atmósfera de la época. En mi humilde opinión la única falencia es la constante utilización de frase manidas, dos ejemplos: “con la mandíbula tensa y el corazón desbocado” y “le cae ahora en largos bucles dorados sobre los hombros”. Se que puedes, porque tienes el oficio, construir tus propias frases. Te felicito por tu muy buen cuento.Un abrazo
ResponderEliminarHola Alfredo. Cierto que procuro documentarme antes de escribir, también que me gusta leer sobre temas que luego utilizo para mis relatos, como supongo es norma en una comunidad de escritores. Intento, no se si con éxito, ser original en lo que escribo. Tomo nota de los consejos, que agradezco, siempre se puede y se debe mejorar. Un abrazo.
EliminarHola Jorge, tu relato está muy bien ambientado y es muy coherente. Has dotado a tu personaje de un poder nada despreciable. Agradezco que no nos hayas dejado con la duda de si le iba a cumplir la promesa o no. Muy bueno, suerte en el Tintero.
ResponderEliminarHola Ana. La promesa parece que la va a cumplir, pero el precio es alto, aunque al pobre, cautivo del poder de la mujer, no le queda más opción. Un saludo.
EliminarBastante bueno una chica que sabe usar su poder, me pregunto de donde provendria esa caracteristica tan peculiar, pues los curas creyeron que era demoniaco...pero supongo tal vez es otra cosa
ResponderEliminarHola José. En esa época, alguien capaz de penetrar con su mente en las mentes ajenas y manipular sus emociones a su antojo, debería parecer un ser poseído por el demonio. Un saludo.
EliminarHola Jorge. Es verdad lo que dice el compañero Alfredo, los escenarios sueles bordarlos y da un buen soporte a tus historias.
ResponderEliminarMe sonaba lo de Martín de Montalbán, y pensando que pudiera ser un personaje histórico, estuve mirando en la red, y resulta que se trata de una villa histórica de la provincia de Toledo (no sé si habrá otra San Martín de Montalbán por tu tierra gallega)
No ha debido resultarte fácil acoplarte el lenguaje que has utilizado para esta ocasión, pero lo cierto, es que has impregnado a todo el relato, de la atmósfera adecuada para que discurran los acontecimientos, al parecer paranormales ( u obra del demonio, diría la Santa Madre Iglesia), que las cosas de la coyunta y la carne pecaminosa son cosas del diablo.
¡Ay el amor y la pasión…! Poderosos ingredientes hasta, si ha menester, soltar los hábitos.
Un trabajo diferente y original, Jorge. Te felicito.
Un fuerte abrazo.
Hola Isabel. El nombre de Montalban lo escogí al azar así que cualquier perecido con la realidad es pura coincidencia. El lenguaje de época lo he trabajado en más ocasiones, aunque no deja de tener su dificultad. Lo que antes era el demonio, para algunos aún lo es, siempre termina siendo otra cosa, en este caso un poder paranormal. Un abrazo Isabel!
EliminarEs muy astuta. Sabe usar las debilidades del cura. Me ha encantado tu relato. Además has usado un lenguaje un poco antiguo, pero se ha entendido todo a la perfección. Una maravilla, un abrazo.
ResponderEliminarHola RR. Astuta y poseedora de un poder que le dan mucha ventaja. Me alegra que te gustase. Un abrazo.
EliminarHola Jorge. Excelente la ambientación y muy buenos diálogos los que has creado. Un saludo y suerte.
ResponderEliminarMuchas gracias Pedro, un saludo!
EliminarHola, el lenguaje y el ambiente historico han dado el contexto adecuado a una excelente historia. Has seleccionado el poder mas grande y que puede forzar a actos de lo mas sanguinarios o a las mayores pruebas de hidalguia y valor... gran relato. saludos
ResponderEliminarGracias Octavio, un poder perverso el de la niña. Un saludo.
EliminarExcelente prosa con una recreación histórica perfecta.
ResponderEliminar¡Enhorabuena!
Un saludo
Gracias Volarela, un saludo.
Eliminar¡Hola! Un relato muy chulo. La ambientación y el lenguaje me han transportado a esa época. Has utilizado un poder que poco tiene que envidiarle a la magia. Me ha gustado :)
ResponderEliminar¡Nos leemos!
Gracias Aura, me alegro que te haya hecho sentir en el medievo. Un saludo.
Eliminar¿Quién puede resistirse a los encantos personales de alguien, cuando ese alguien tiene el podre de domeñar las emociones ajenas?
ResponderEliminar¡Voto a Brios! eso es casi imposible. Te quedó una historia muy bien ambientada en la edad oscura.
Un abrazo.
Un poder difícil de resistir, de eso no cabe duda. Un abrazo Francisco.
EliminarHola, Jorge. Yo más que cuento diría que es leyenda lo que nos narras. Esta bien que se aprendió las historias de las mil y una noches. Munido peligro para aquellos que solo ven por sus deseos. Saludos y suerte 🖐🏼
ResponderEliminarHola JM, aire de leyenda puede que tenga la historia, buena observación. Un saludo.
EliminarQuién pudiera, pero nos conformaremos con lo que tenemos, jaja. Muy buen relato, Jorge, con un estilo que estremece, sobre todo la ambientación y el lenguaje tan apropiado para la época y tipo de relato. Me ha gustado cómo te has esmerado en mostrar más que decir cuál era ese poder. Al principio intuyes algo que no acabas de comprender, algo envuelto en ese misterio tan potente que no te deja quitar ojo ni atención al relato. Al final, todo queda aclarado, aunque algo ya se iba intuyendo, pero no en la dimensión en cómo termina. La mano de dios que juega con la incertidumbre; cuando va a favor se llama fe, cuando no son cosas demoníacas. Siempre la eterna dualidad que se ha extrapolado a cualquier faceta de esta vida sin oportunidad ninguna al término medio. Aplaudo tu talento a la hora de mostrar tales facetas y cómo las ridiculizas o pones en jaque con ese don tan fantástico.
ResponderEliminarMuy bueno, Jorge.
Mucha suerte y un abrazo!
Hola Pepe. Esto que comentas "mostrar más que decir cuál era ese poder" efectivamente es una de las claves del relato, no mostrar el poder desde un principio sino intentar que el lector lo vaya descubriendo hasta que se aclara justo al final. Muchas gracias por tu extenso análisis. Un abrazo!
EliminarHola, Jorge. Un relato estupendo que nos lleva a otra época. Me gustó la ambientación, el clima, la historia. Muy bueno. Un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias Mirna, me alegra que te haya gustado. un abrazo.
EliminarHola Jorge, una relato enmarcado en una historia y en el avance del tiempo que va desde adolescente a mujer viuda. El ambiente y las descripciones en el convento me han gustado y ese lenguaje particular que aparece de vez en cuando. Hecho de menos a la protagonista niña que es una de las premisas de esta convocatoria, esta Agnes anda ya crecidita, muy crecidita. Gracias. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Emerencia. Me alegra que te haya gustado. Para ver algo no hay nada mejor que buscarlo bien. Un abrazo.
EliminarJorge un relato con un lenguaje y una ambientación muy buena. Te felicito. Coincido con Emerencia que aquí la protagonista no tiene nada de niña que era la premisa del concurso,
ResponderEliminarUn abrazo
Puri
Hola Puri. Me alegra que te gustara. Un abrazo.
EliminarQue relato tan interesante, y ese Final inesperado. Felicitaciones por el gran trabajo. Abrazos virtuales desde Puerto La Cruz Anzoátegui Venezuela.
ResponderEliminarGracias Raquel, otro abrazo para ti.
EliminarHola, Jorge. El título recuerda una peli, también de una monja como protagonista, aunque la historia que cuentas nada tiene que ver. El poder que has elegido es fascinante, la seducción. Muy original y de un poder que conquista y gana. La ambientación muy lograda, creo que siempre te esmeras en hacerlo y lo haces bien, muy bien. Un relato que seguramente verá premio. Felicidades porque otra vez nos has regalado un buen relato. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Isan, tomé el título de la película, pero es cierto que el relato no tiene nada que ver. Muchas gracias por tu amable comentario. Un abrazo.
EliminarHola Jorge, un buen relato, muy bien ambientado, con una narrativa excelente, me gustó, y menudo el poder de la muchacha. Saludos, un abrazo, y suerte en el tintero¡¡
ResponderEliminarMuchas gracias Mik, me alegra que te haya gustado. Un abrazo.
EliminarHola, Jorge. Un relato excelente, original y profundo; ciertos poderes son más... ¿importantes?...que hacer caer cosas, o inflarse desmesuradamente. No hay poder más grande que el de detectar el alma del otro y seducirla. Creo que es el principio de la empatía. Por cierto, qué uso le das, depende de tu persona. Aplausos.
ResponderEliminarHola Beba, es un poder emocional, más que físico, pero con mejores resultados. Muchas gracias por comentar. Un abrazo.
EliminarUn relato asombrosamente bien contado en ese lenguaje antiguo que dominas a la perfección, se nota que te gustan los clásicos antiguos y a algunos más de la familia de El Tintero por lo que he vislumbrado en algunos comentarios. En fin, el relato está perfecto en todos los sentidos salvo por la niña que ya no lo es tanto. Aún así me quito el sombrero y hago una reverencia.
ResponderEliminarUn saludo y suerte.
Hola MJ, me gusta la época medieval y no es el primer relato que ambiento de ese modo. me alegra que te gustase. Un saludo.
EliminarUn buen relato de esos que tu los bordas y le das ganas a seguir leyendo. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias Mamen. Un abrazo.
EliminarHola,Jorge. Recuerdo que hay una película de igual título, no sé si tiene algo que ver pues no la he visto. En cualquier caso, tu relato es excelente. Tiene mucho mérito y, seguro que mucho trabajo, escribir en la forma que has empleado sin que nada desentone, adecuando el lenguaje a la época y consiguiendo trasladarnos a ese tiempo en que la religión y la iglesia tenían un poder ilimitado. En este caso, el poder lo tiene Agnes, capaz de penetrar en las emociones y sentimientos de la gente, provocando ese irrefrenable deseo en Martín. Mis más sincero aplauso por tu relato y por el regalo que supone leerte. Un abrazo y suerte en el Tintero.
ResponderEliminarHola Jose. La película inspiró el título, iba a titularlo "el poder de Agnes" pero me pareció poco original. De todas formas la película no tiene nada que ver con el relato. Por otro lado, el poder que tiene Agnes está inspirado en un libro de Asimov. Muchas gracias por tu generoso comentario. Un abrazo.
EliminarHola, Jorge. Un placer leer este relato. Qué bien has dosificado la narrativa y has utilizado el lenguaje adecuado al habla de la época en las personas cultas. No sabía por dónde iba a derivar el relato. Al fin, ¡el poder de la seducción! Sorprendente final. De los que te dejan sontiendo.
ResponderEliminar¡Feliz verano!
Gola Pilar, el poder de controlar las emociones de los demás es sin duda terrorífico. Muchas gracias por comentar. Abrazos.
EliminarFelicidades, Jorge, por tu estupendo puesto en esta convocatoria, compartido con la amiga Emerencia.
ResponderEliminarEspero volver a leernos en septiembre. Que tengas un estupendo verano, compañero. Un abrazote.
Gracias Isabel, espero también que volvamos a leer en Septiembre. Un abrazo.
EliminarFelicitaciones, Jorge! Un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias Mirna. Un abrazo.
EliminarFelidades, Jorge, por tu mención. Creo que tu relato era digno de Tintero, un magnifico relato. Un abrazo fuerte.
ResponderEliminarMuchas gracias Jose, un cuarto puesto tampoco está mal. Un abrazo.
EliminarHola Jorge, es un relato con mucha personalidad, por definirlo de alguna manera, un tema que en otras épocas fue muy usado como excusa para aprovecharse de las adolescentes, menos mal que esta se sabe cuidar sola, y vaya que tiene poder, lo lamentable es que tuvo que esperar a que llegara un hombre para poder seducirlo y salir de su prisión de dos años, pero como dice el refrán "Nunca es tarde si la dicha es buena", ja, ja.
ResponderEliminarMe gustó mucho la temática y la forma de narrarlo. Feliz verano
Hola Harolina, la espera dio sus frutos finalmente y la chica pudo escapar. Muchas gracias por comentar. Abrazos.
EliminarJorge! Felicidades por la mención, tu Agnes lo merecía!
ResponderEliminarUn abrazo!
Muchas gracias Pepe. Un abrazo.
EliminarFelicidades jorge es un buen relato. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias Mamen, abrazos.
ResponderEliminarMARAVILLOSA ENTRADA ME HAS DEJADO SIN PALBRAS
ResponderEliminarGracias Mucha.
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