El campamento élfico era una oda a lo peor de la guerra. Ya nadie
recordaba cómo había comenzado, pero continuaba acrecentando sin mesura la
inquina entre hombres y elfos. Junto a fogatas y quejumbrosos cuerpos heridos me
conducían, prisionero y humillado, a un destino que en aquel momento estaba
lejos de imaginar. Entré en una tienda decorada con mayor opulencia de la que
cabría esperar y, para mi sorpresa, cortaron las ataduras dejándome solo.
Eleariel, reina de los elfos, no podía ser otra
quien apareció tras la cortina. Su belleza era legendaria pero la leyenda empequeñecía
ante la realidad. De rostro alargado, sus pupilas de un violeta amatista
semejaban refulgir a la luz de las antorchas; mostraba una expresión triste,
como si soportase el peso de todas las almas que se había llevado la maldita
guerra. Se cubría con sedas que abrazaban su contorno, apenas suficientes para
esconder la sensualidad que rezumaban sus formas. Aparentaba unos veinticinco,
aunque ¿qué hombre es capaz de adivinar la verdadera edad de un elfo?
—Podría escapar —dije mostrando mis manos libres— o mejor aún, mataros
y terminar con esta guerra.
—Sabéis que no daríais ni dos pasos fuera. Y mi vida no sería pago
suficiente para aplacar tanto odio. Contened vuestra vanidad, y hablemos.
—Os concedo las dos primeras. No tengo adónde ir, os escucho.
Me ofreció una copa de vino y se permitió una sonrisa.
—Dicen que sois bravo, pero aun así receláis como el que más de toda
esta locura.
—Poco importa lo que piense, ni cuanto haga ni cuanto hagáis vos cambiará
el discurrir de la contienda.
—Demasiado dolor innecesario. Los humanos adelantáis vuestro final pero
nosotros, inmortales salvo por violencia física, lo perdemos todo.
—Una insensatez, es cierto. Mas tengo clara cuál es la fidelidad a la
que se debe mi espada.
—Quizá haya una esperanza. La cuestión es si deseáis abrazarla tanto
como lo deseo yo.
—Admiro vuestra fe, reina Eleariel, aunque no la envidie.
—Un híbrido, sangre de ambas razas. Sólo eso puede unir a hombres y
elfos.
—¿Habéis perdido el juicio? Nunca tal cosa se ha dado.
—Por eso mismo desconocéis el potencial que encierra. Los astros son ahora
propicios, el oráculo ha hablado. Y os digo que no suele equivocarse.
La elfa avanzó hacia mí hasta situarse a un palmo. Me fue imposible
apartar la vista de la exuberancia de sus pechos, turgentes bajo la seda semitransparente
sujeta tan solo por un lazo.
—No os equivoquéis, señor de Treves. Os ofrezco un manjar amargo. El
sacrificio que os exigirá la criatura que concebiremos excede cuanto podáis
imaginar. Elegid, sabiendo que vuestra decisión no tiene vuelta atrás. ¿Estáis
dispuesto a unir nuestros destinos por la esperanza de un futuro mejor?
Dudé unos segundos eternos. Mi instinto de soldado clamaba por la
sangre de los enemigos, mi pecho de caballero ungido por el final de tantos
horrores. Y la tentación que se encarnaba ante mis ojos tan solo me incitaba a
aplacar la lujuria. Al fin, desabroché el nudo que sujetaba las prendas y su
desnudez golpeó todos mis sentidos. No se puede describir a un ciego el correr
del agua; nadie podrá imaginar el placer de amar a la reina elfa. Eleariel me
devolvió la vista aquella noche. Hice míos sus labios, sus senos se amoldaron a
mis manos, le cubrí el vientre de besos y me embriagué del dulzón néctar de su intimidad.
Nuestros cuerpos se estremecieron con una misma cadencia acompasada hasta bien entrada
la madrugada. Ella no dejó nada sin entregar y yo no tuve reparos en tomarlo.
El amanecer nos sorprendió con su cabeza apoyada contra mi pecho y mis dedos
enredándose en los rizos de su pelo. Pero Eleariel tenía razón. El precio a
pagar por aquella noche sería demasiado alto.
La multitud cubría el valle hasta donde se perdía la vista. A un lado
los hombres, del otro, los elfos. Había costado mucho esfuerzo reunirlos allí.
Encaramada sobre una colina, Anelisse esperaba su momento. El torso desnudo
lucía cubierto de cicatrices para no olvidar la amargura del largo camino. Sus
rasgos aniñados guardaban un carácter curtido en desengaños. Abrió los ojos,
uno verde oliva, el otro de un violeta amatista, y contempló la muchedumbre.
—¡Hijos de una misma tierra, hoy comienza una nueva era en la que
mortales e inmortales aunaremos nuestros esfuerzos en pos de un destino común!
El griterío se volvió ensordecedor, la prueba de que la unión era
posible estaba allí, hecha carne. Proclamaban su nombre casi rozando el paroxismo.
—¡No, traidora! —alguien profirió un alarido.
Una lanza voló desde algún lugar y atravesó el hombro de la mestiza.
Aquello desató el caos. Ambas razas recuperaron viejos odios en cuestión de
segundos. Dos días duró la batalla, mientras Anelisse se desgañitaba implorando
cordura. Al tercer día, un pequeño grupo harapiento y ensangrentado ascendió la
colina, hombres y elfos, mujeres, niños y ancianos.
—Guíanos, pues tú eres la Elegida y nosotros lo hemos perdido todo.
—¿Qué queréis de mí, no veis que he fracasado? ¡Marchaos! —dijo ella entre
lágrimas.
Le dieron de beber y limpiaron sus heridas. Caía una lluvia fina, como
si aquella tierra ahora sin dueño quisiera llorar junto a Anelisse. Luego,
caminaron todos juntos hacia el poniente, dejando atrás un pasado que ya no
podía ofrecerles nada.
Hola, Jorge. Nos has dejado en esta ocasión un relato tan bello como triste, por esa esperanza que no acaba de cuajar al final debido a la eterna sinrazón... y sensual, con unas descripciones tan elegantes que se bastan para recrear las escenas en nuestra mente a todo color, y algo más. ¡Bravo una vez más por tu magnífico trabajo, enhorabuena!
ResponderEliminarTe deseo mucha suerte en El Tintero.
Un fuerte abrazo, compañero.
Hola Patxi, esa eterna sinrazón a la que aludes es el motor del relato, el mensaje que he querido reflejar al final. El odio que termina por destruirlo todo aun cuando los primeros perjudicados son quienes lo practican. No preguntaré por lo del "algo más", supongo que queda dentro del ámbito particular de cada uno. Un abrazo y gracias por comentar.
EliminarHola Jorge. En esta ocasión nos traes un relato que nos lleva de viaje a la Tierra Media. Anelisse bien podría ser el fruto de la unión de Aragorn con Arwen, si la diferencia entre hombres y elfos narrada por Tolkien hubiera sido más encarnizada.
ResponderEliminarTrabajas la fantasía con soltura y maestría, siendo el resultado un muy buen candidato para llevarse el Oro de esta convocatoria.
Un abrazo enorme.
Hola Bruno, los dos protagonistas de la primera parte bien podrían ser los personajes de Tolkien que mencionas, con algunos retoques. Me alegra que te haya gustado, gracias por comentar. Un abrazo.
EliminarComo lector se agradece el esmero y el buen hacer de un relato redondo. Este lo ses.
ResponderEliminarGracias
Gracias Barry, me alegro que esa sea la impresión que te deja. Un saludo.
EliminarUn relato precioso, Jorge. Triste y desengañado pero muy mágico. Me ha encantado. Felicidades y mucha suerte en el Tintero.
ResponderEliminarGracias Marta, me alegra que te haya gustado.
EliminarRelatos tan magníficos como este prestigian El Tintero y lo ponen cada día más caro.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias Macondo. Abrazos.
EliminarHola, Jorge! Tolkien no lo hubiese hecho mejor. ¡Qué pedazo de relato, conpañero! Me dejas sin palabras...(aplausos) Enhorabuena y gracias. Un abrazo!
ResponderEliminarGracias Beri, Tolkien era maestro en estas cosas, sin duda lo hubiera hecho mucho mejor. Un abrazo!
EliminarHola, Jorge. Está claro que no hay género literario que se te resista. En este caso nos presentas un admirable relato mitológico en la mejor tradicción de los clásicos del género. Magistral te ha quedado esa escena entre la elfo y el mortal, sin duda, unos párrafos de alta calidad literaria. En pocas líneas has creado una compleja trama que daría para una buena película. Fantástico resulta el personaje de Anelisse, como el principio de una nueva raza realmente singular. El párrafo final supone un brillante desenlace para un formidable relato que apunta muy alto. Mucha Suerte en El Tintero. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Paco. Me gusta cultivar todos los géneros, es cierto, aunque creo que nunca había escrito nada que pudiera encajarse dentro del género fantástico. Muchas gracias por tu amable comentario. Un abrazo.
EliminarHola, Jorge. Un relato lleno de fantasía, sentimientos, sensualidad. Muy digno continuador de la saga de Tolkien y por ello se agradece.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias Mirna por tu visita y comentario. Me alegra que te haya gustado. Un abrazo.
EliminarHola Jorge, buenos días.
ResponderEliminarUno de los primeros libros fantásticos que leí, aparte de los cuentos infantiles y el de Las mil y una noches, fue el de Tolkien, “El señor de los anillos”, donde por primera vez supe de los elfos.
Los diálogos con esos arcaicos tiempos de los verbos, adecuados.
Finalmente, la esperanza en Anelisse, la mixtura de seres tan dispares
Un cuento que cumple la primera premisa del reto, una historia de fantasía.
Un fuerte abrazo, Jorge.
Hola Isabel. A mi el Señor de los Anillos me dejó una sensación extraña, es un libro que va como a saltos, hay partes muy extensas donde no ocurre prácticamente nada y de repente se pasa a la acción y aparecen un montón de personajes de golpe. También es verdad que era un adolescente cuando lo leí, quizás hoy las sensaciones hubieran sido otras. Los diálogos tratan, no se si con mayor o menor éxito, de imitar cierto estilo medieval. Gracias por comentar. Un abrazo, Isabel.
EliminarNo te había leído este respuesta Jorge. Coincidimos. Yo tuve la misma impresión, así que esos personajes que de golpe, como bien dices, surgieron de la nada, o de la casi nada, habrían necesitado algún capítulo más de transición.
EliminarEstamos de acuerdo Isabel, creo que el autor debiera haber ido introduciendo los personajes con más cadencia, y a lo mejor limitar un poco la cantidad de ellos. Un abrazo.
EliminarJorge, ¡qué gran relato! Además, es de los pocos que ha virado hacia otro tipo de fantasía, añadiendo variedad al concurso. Como te decía, gran relato. Narrado de una manera inmaculada, cada frase fluye con un minucioso cuidado sin que nada entorpezca su avance.
ResponderEliminarLas descripciones son geniales, en pocas palabras plasmas lo que quieres transmitir en todos los sentidos, de hecho, he sentido la lujuria de Elariel junto respeto y miedo.
Me ha parecido una historia redonda, donde en ningún momento se sabe qué puede pasar. Al principio parece que todo se arreglará, pero con una sola frase das un giro que da todo al traste y nos deja con un regusto de desesperanza que bien podría ser metáfora real.
En resumen, qué me gustó mucho. Un gran relato que como siempre, apunta bien alto.
Un abrazo.
Hola Pepe. Pues si, no tenía muy claro por donde tirar y confieso que el surrealismo no se me da bien, así que opté por un relato de fantasía más en la línea de la épica fantástica. No quería un final obvio que se pudiera adivinar desde mucho antes. Además, he querido reflejar el daño, muchas veces irreparable, que produce el odio en las sociedades. Muchas gracias por tu amable comentario, Pepe. Un abrazo!
EliminarDemostrando tu imaginación y buen quehacer narrativo, nos muestras el mundo mitológico de estas fantásticas criaturas, de las cuales se han escrito infinidad de leyendas, creando la tuya propia y de este modo nos introduces en una historia de fantasía épica, con espléndidas descripciones y una metódica narrativa que lo acompaña.
ResponderEliminarComo otros compañeros ya han subrayado, también coincido en la bella recreación de la escena tan sensual y elegante entre la reina de los elfos y el humano.
Sorprendentemente, trazas un brillante giro final capaz de dar al traste con la esperanza de una hipotética unión entre hombres y elfos.
Una vez más es un gran placer leer tu relato y confío que obtengas un buen puesto en la final.
Un abrazo, Jorge.
Hola Estrella, me alegra que te haya llamado la atención la escena sensual, es una las partes álgidas del relato. Respecto al final, como le comentaba a Pepe he preferido irme hacia un final no predecible y que sirviera de crítica al odio entre semejantes. Gracias por comentar, un abrazo!
EliminarHola, Jorge. Valoro la elegancia de tu lenguaje y la belleza de tus descripciones físicas y anímicas. Suerte para vos.
ResponderEliminarGracias por comentar Beba. Suerte a ti también.
EliminarHola, Jorge.
ResponderEliminarLo primero que destacaría es el narrador el primera persona que aveces se camufla de omnisciente y, como no, los diálogos estupendos. Un intento de unión imposible entre mortales e inmortales que lo único que llevó fue destrucción.
Me ha gustado especialmente la descripción de la noche de lujuria.
Felicidades.
Un saludo.
Hola Isan, el relato tiene una primera parte relatada en primera persona y una segunda narrada por un narrador omnisciente, en ningún momento se mezclan, como corresponde. Me alegra que te haya gustado la escena más sensual. Muchas gracias por comentar. Un abrazo.
EliminarHola Jorge
ResponderEliminarUna historia fantástica con tu toque personal. Elfos y humanos que intentan convivir y un final triste que deja alguna esperanza.
Lo he disfrutado mucho, enhorabuena y abrazos.
El final es parte clave de cualquier relato y cuanto menos previsible mejor. Me alegra que te haya gustado. Gracias por comentar. Un abrazo.
EliminarHola, Jorge, me ha sorprendido tu relato, en una onda diferente a los que vengo leyendo, pero también me ha encantado. La historia te atrapa de principio a fin. La calidad literaria del lenguaje, las descripciones y la relación entre los dos protagonistas, de cine. Conforme va creciendo en credibilidad y fuerza interna, el lector sabe que sí, que la paz es posible. Al final la realidad se impone como si le cayera un jarrón de agua fría.
ResponderEliminar¡Felicidades y suerte en el Tintero!
Hola Pilar. Espero haber conseguido esa originalidad de la que hablas, y espero haberte sorprendido también con el final. Muchas gracias por comentar. Un abrazo.
EliminarJorge como todos los géneros que escribes son de muy buena calidad y este cuento de elfos y humanos es precioso. Siempre picas muy alto amigo. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias Mamen, me alegra que te haya gustado. Un abrazo.
EliminarAlgo así como la historia de la humanidad. En todas las mitologías se emzclan mortales e inmortales aunque no siempre con tanta belleza como en este relato. Lamentablemente el final es más o menos el mismo. ¿Aprenderá la humanidad alguna vez? Mil felicidades Jorge por un relato estupendo. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Juana. Efectivamente estamos acostumbrados a ver este final en el mundo real más de lo que nos gustaría. Gracias por comentar. Un abrazo.
EliminarSaludos Jorge:
ResponderEliminarMe gustó tu historia. Tu narrativa es sencilla, directa. Los diálogos son muy difíciles, pocos escritores consumados logran precisión. En los diálogos de la primera parte contada en primera persona, si lees un guion al azar identificas al personaje por él divaga y ella va sobre su objetivo, ese es un logro porque nos dice sobre su personalidad, si comparas dos seguidos no ves diferencia en la forma expresiva y esa es una de las partes que más se niegan. Hay un cambio de voz narrativa, la primera parte en primera persona y la segunda omnisciente, entiendo que tratas de dividir diferentes tiempos hay otras herramientas para eso, tu recurso podría interpretarse como un fallo. Utilizas el verbo discurrir en lugar transcurrir en la frase: “discurrir de la contienda”, discurrir es extenderse en el espacio. Un abrazo.
Hola Alfredo, bienvenido a este espacio. Me parece interesante el recurso de leer los diálogos al azar o seguidos para identificar a los personajes, me lo apunto para futuras ocasiones. Posiblemente no haya diferencias sustanciales en el modo de hablar de ambos personajes (sí en el objetivo que persiguen como indicas), aunque en un diálogo corto entre dos personajes de clase social alta y que se encuentran por primera vez pienso que difícilmente se apreciarían. En cualquier caso, como digo, es un apunte interesante a tener en cuenta. Respecto al verbo discurrir, es posible que el significado literal de transcurrir sea más apropiado, aunque discurrir significa también el fluir del agua por un cauce y en el contexto de la conversación, los personajes y la época probablemente este símil o sentido figurado le venga mejor a la frase. en todo caso le daré una vuelta.
EliminarLo que si que no veo es la objeción al recurso, si es un recurso no puede ser un error y si se trata de un error entonces no es un recurso. Ha sido utilizado en más de una ocasión en numerosas obras de literatura, por poner sólo un ejemplo Agatha Christie recurre a él en su obra "El misterio de la guía de ferrocarriles".
Agradecido en todo caso por tu comentario y me alegro que te haya gustado el relato. Un abrazo.
Otra cosa: el último párrafo me ha gustado la lluvia pertinaz no tanto como solidaria sino como redentora que todo lo limpia.
ResponderEliminarDe lluvia sabemos un poco por mi tierra :)
EliminarHola Jorge, fantasía, mitología, elfos y humanos.Veo imágenes del señor de los anillos, la peli, que me encanta. Un minusioso trabajo compañero, gracias. Un abrazo
ResponderEliminarGracias Emerencia, me alegra que te gustase. Un abrazo.
EliminarQue bueno te quedó Jorge, fantástico, hay un derroche de protagonistas y frases sublimes que envuelven a toda la trama y hacen que el lector disfrute leyendo.
ResponderEliminarFelicidades te quedo redondo.
Un abrazo
Puri
Muchas gracias Puri, me alegra que te gustase. Un abrazo.
EliminarBuen relato fantástico y de leyenda. Saludos cordiales desde Venezuela. Suerte en el Tintero de Oro.
ResponderEliminarGracias por comentar Raquel, un abrazo.
EliminarHola, Jorge
ResponderEliminarEs un relato que me ha conseguido transportar al mundo de fantasía medieval. Muy hábilmente trazada. Los personajes están muy bien definidos que enriquece y llena de color la narración. Sinceramente a mí me ha encantado.
Un saludo
Me alegra que te haya gustado Yessy. gracias por comentar. Saludos.
EliminarLa guerra y toda la tragedia que acarrea. Si no es posible la reconciliación entre una misma raza, cuán difícil se me antoja entre dos diferentes. Ni en un mundo imaginario como el tuyo se ha de dar la paz y la reconciliación, cuando intereses espúreos emponzoñan todo acuerdo y todo acuerdo.
ResponderEliminarTriste triste, esta vez, pero bello como Eleariel
Un abrazo.
Por desgracia, paz y reconciliación son palabras que se ven poco en nuestro mundo real. Gracias por comentar Francisco. Un abrazo.
EliminarHola, Jorge. Con el rigor y el buen hacer que te caracterizan, nos trasladas a un mundo mitológico donde humanos y elfos intentan sellar una paz concibiendo a Anelisse, la mestiza. Siempre que haya humanos, será algo utópico. Imposible alcanzar el bien común, indistintamente de si eres negro, blanco o elfo. Creo que el poder, no la raza es lo que imposiblita que se consiga ese mundo idílico. Escribes bien cualquier registro, tienes un don, amigo. Un abrazo y suerte en el Tintero
ResponderEliminarMe gustaría creer que esa utopía pudiera alcanzarse algún día, aunque soy igual de escéptico que tu, Jose. Ya me gustaría escribir bien cualquier registro. Un abrazo y gracias por comentar.
EliminarNos transportas a un mundo
ResponderEliminardiferente Jorge,y me agrado
mucho leerte y visitarte por
primera vez.
Besitos dulces
Siby
Hola Siby, bienvenida al blog. Muchas gracias por tu visita. Saludos.
EliminarUn mundo sin pandemia que bueno
ResponderEliminarGracias Mucha!
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