Decían que era hija del embajador. Todas las
mañanas aquella silueta contorneada en arabescos aparecía en clase. Su melena
pelirroja abrasaba el aire, lanzando un vahído que encendía mis mejillas. Siempre
llevaba algo a juego: un abrigo encarnado, las medias escarlata aflorando bajo su
falda, un jersey granate que le encorsetaba el busto o una camiseta de Mickey Mouse.
Y yo solo imaginaba, pobre de mí, si Ninette había decidido vestir a juego
también aquello que no podía verse.
Se le dibujaban constelaciones en las orillas de la boca las pocas veces que conseguía hablarle. En realidad, Ninette siempre sonreía. Así transcurrió el curso, enganchado al olor traicionero de su perfume. Y tras el verano, Ninette no volvió.
Me hice mayor,
estudié una ingeniería y el destino me llevó a París. Allí la encontré un día
de lluvia, diez años más y los labios tiznados de intenso carmesí. Tomamos un Burdeos
en Montmartre, luego un Rosellón y después…
Sus pechos
eran dos lunas en cuarto creciente. Le quité el vestido con avidez y acrecenté el
deseo recorriendo el alabeo de sus caderas. Y averigüé que su lencería blanca no le hacía juego con el cabello. Me miró con picardía y posó
un mechón sobre mi boca.
—Non,
chérie, le rouge est en dessous.
Y en verdad, lo rojo estaba debajo y el cielo… en las mil constelaciones de
su sonrisa.
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Se ve que Ninette es el bonito nombre de los sueños supuestamente inalcanzables que se terminan cumpliendo. Lo mismo le pasó a un señor de Murcia.
ResponderEliminarMe ha encantado tu delicado relato, Jorge.
Un abrazo.
Hola Chema, quería un nombre Francés reconocible y que además fuese sugerente, así que nada mejor que Ninette, que a los que tenemos unos años nos trae a la mente a Victoria Vera, Juanjo Menéndez y al señor de Murcia. Un abrazo.
Eliminar¡ Amén de poético, es erótico, construído con muchíiiiiiisiiiima categoría y oficio y recordando al Gran don Miguel! Para colmo, mencionas a París, ciudad que afortunadamente conozco bien, y tengo que declararlo matrícula de Honor (¡ de Honor de ....La Sorbona!💎🤗)
ResponderEliminarHola Juan. Yo todavía no tengo el gusto de conocer París, pero todo llegará. Siendo rojo el color escogido, el erotismo se le supone. Un abrazo!
EliminarHola Jorge, ¡¡guau!! Sin palabras, me ha encantado y el final más romántico imposible. Al final sí fue alcanzable, ¿verdad? Un gran relato para el color rojo. Muy bueno, te felicito por él.
ResponderEliminarUn abrazo. :)
Hola Merche. No hay nada inalcanzable si se pone empeño y la suerte también pone de su parte. Me alegro que te gustase y gracias por organizar el reto. Un abrazo!
EliminarUn relato muy romántico. Algunos deseos se cumplen...Saludos
ResponderEliminarlady_p
Hola Lady_p, menos mal que algunos se cumplen. Un abrazo!
EliminarBonito relato que pasea por toda la gama de rojos! Je, je! Y es que el rojo es un color de enamoramiento y pasión! Que sorpresa se llevó el protagonista con su ropa interior blanca! Ja, ja! Un abrazote!
ResponderEliminarHola Marifelita. Creo que la sorpresa le duró poco, teniendo como tuvo que concentrarse de inmediato en otros menesteres. Un abrazo!
EliminarMuy buena participación, el relato resulta agradable y sugerente. Muy bien narrado ese encuentro y cumpliendo con la premisa, nos encontramos con ese color rojo omnipresente en todo, hasta lo que hay debajo de la ropa. Saludos.
ResponderEliminarHola Ana. Para llegar al rojo alrededor del que gira el micro hubo que pasar antes por los otros rojos. Un abrazo!
EliminarHola Jorge, tu sutileza nos lleva a un alto erotismo poético. Es un espléndido y conmovedor manejo del color. Un abrazo
ResponderEliminarHola Juana. Lo erótico ha de ser sutil, al menos en literatura, para no caer en lo chabacano. Un abrazo!
EliminarHola Jorge, que manera de cerrar un texto, por todo lo alto.
ResponderEliminar...efectivamente, lo rojo estaba debajo y el cielo… en las mil constelaciones de su sonrisa...
Deslumbra.
Me ha encantado. Hemos coincidido en el color.
Un abrazo.
Hola Nuria. Quería un punto romántico a sumar al erótico de todo el micro. SI, hemos coincidido en el color. Un abrazo!
EliminarHola Jorge un relato muy rojo, pasión, fuerza, picardía y otros tantos adjetivos. Muy bueno. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Ainhoa, es lo que tiene el rojo, que por si solo sugiere y ahorra trabajo al autor. Un abrazo!
EliminarQué bonito relato y qué bonita relación por parte del narrador que supo traspasar el tiempo y el espacio. Y qué insinuante, "le rouge est en desous".
ResponderEliminarUn beso.
Hola Rosa. La insinuación es la sal de la literatura muchas veces, luego cada cual que imagine lo que más guste. Un abrazo!
Eliminar¡Hola, Jorge! Un micro sensual, donde el rojo toma protagonismo, de forma literal. Donde el deseo acumulado desde la infancia quiso el azar servirlo años después. Creo que todos nos hemos identificado con esa escena inicial. Esa compañera de clase que se nos presenta tan inalcanzable, que ni somos capaces de darle el buenos días por miedo a que la realidad nos desmonte la fantasía. Esa muchacha que al llegar al aula logra que la atmósfera cambie, que nuestros ojos sean incapaces de pasar unos segundos sin verla, sin imaginarla, sin fantasear. La vida, al final, se apiadó de él y, desde luego, imagino que las chispas que vendrían después del micro alcanzarían un nivel volcánico. Un abrazo!
ResponderEliminarHola David, efectivamente todos hemos tenido amores imposibles con los que hemos dejado volar la imaginación de forma mas o menos pecaminosa, y menos mal porque eso nos asegura estar vivos. Respecto a lo que vino después... es una historia que cada lector deberá escribir a su manera. Un abrazo!
EliminarBuen color y buena evocación a la parisina Ninette que anida en todas las Ninettes del mundo. Me hiciste recordar a Victoria Vera y eso no tiene precio. Agradable relato que nos conduce por el laberinto de la vida a través del hilo rojo que une a los corazones románticos. Erotismo con final feliz. Gracias.
ResponderEliminarHola Fernando, la enigmática Ninette forma parte de la memoria colectiva de una generación, y que así sea por mucho tiempo. Un abrazo!
Eliminar¡Hola!
ResponderEliminarMaravillosa escena, qué bien contada, tu pequeña gran historia tiene un final maravillosamente para el protagonista y su sueño inalcanzable.
Un saludo
Hola Yessy, quiero pensar que el final fue feliz para ambos, dejémosles disfrutarlo en la intimidad. Un abrazo!
EliminarPrecioso relato Jorge, me ha encantado! Un Abrazo
ResponderEliminarHola Lulita, me alegro que te gustase. Un abrazo!
Eliminar¡Ay! ¡Qué bonito ese final y esa sonrisa llena de constelaciones! Un micro precioso, Jorge. Elegante, sensorial y muy evocador también desde el mismo nombre de la protagonista. Genial.
ResponderEliminarHola Marta. Me alegra que te haya gustado, especialmente la sonrisa. Un abrazo!
EliminarHola Jorge, muy bonito tu micro, romántico, apasionado, sin dudas el rojo es pasión visto desde todos los ángulos, saludos.
ResponderEliminarPATRICIA F.
Hola Patricia. Efectivamente, el rojo es el color de la pasión. Me alegra que te gustase. Un abrazo!
EliminarHola, Jorge, un micro muy sugerente y además apasionado, propio de esa edad de las hormonas florecientes y los amores platónicos, bueno al menos antes era asi, ja, ja.
ResponderEliminarMe gustó la narrativa, pausada pero internamente efusiva, tal cual ese color rojo tan llamativo e intenso.
Buen inicio de año y felices días venideros. Un abrazo.
Hola Harolina. Todos hemos tenido amores platónicos, ojalá conservemos siempre la capacidad de enamorarnos. Un abrazo.
EliminarHola Jorge.
ResponderEliminarUn micro poético, apasionado, de un sutil erotismo, con Paris de fondo y la sonrisa de Ninette como cebo de la pasión juvenil que recién despierta a la vida, a los infinitos tonos de rojo. Quimera de juventud, fantasía al fin cumplida.
¡Me encantó! Un abrazo.
Marlen.
Hola Marlene. Que tendrá París, que nos enamora! un abrazo.
Eliminar¡Hola Jorge! Un sugerente micro que nos va descubriendo con sutileza las pasiones de la juventud. Fascinante la frase que pone el punto y final al relato.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola Rocío. me alegro que te haya fascinado la frase final. Un abrazo!
EliminarHola Jorge, que sensual y bonito micro relato. Ninet apareció al final para ver así cumplidos esos sueños . La frase final lo dice todo uff que bonito.
ResponderEliminarUn abrazo
Puri
Hola Puri. A veces hay que dejar espacio para lo sensual, que sin duda forma parte de nuestras vidas. Un abrazo!
EliminarBueno, Bueno, Jorge, te atreves con ese género tan complicado y sales muy airoso y con las pulsaciones a mil por hora. Muy buena esa cabellera roja que se mueve al son de tus letras y que va llevándonos por un relato de amores platónicos insosegables.
ResponderEliminarFelicidades.
Un abrazo
Hola Pepe. Hay que atreverse con todo, el resultado ya es otro cantar jaja. me alegro que te gustase. Un abrazo!
EliminarPues a mi, en lugar ee al señor de Murcia, de cuyo argumento no me acuerdo mucho, me ha recordado más bien a la primera mitad de la última de woody Allen. El rojo siempre nos alboroza, y si es en la adolescencia, en primavera...ufff voy a apagar la calefacción.
ResponderEliminarAbrazooo
Hola Gabiliante. Si, ya va siendo hora de apagar la calefacción que está un tiempo de primavera jaja. Un abrazo!
EliminarHola Jorge,
ResponderEliminarMientras lo leía, a mí también me ha pasado como a Chema: enseguida me ha venido a la mente la historia de Ninette y un señor de Murcia. Es curioso lo que llegamos a almacenar en la memoria con los años.
Me ha encantado el relato y la poesía que desprenden muchas de las palabras que has escogido para componerlo.
Un fuerte abrazo.
Hola Estrella, es curioso como Ninette ha quedado almacenado en la memoria colectiva de toda una generacion. Me alegro que te haya gustado. Un abrazo.
EliminarHola, Jorge.
ResponderEliminarPensé en la misma Ninette del señor de Murcia.
El pelo rojo es sugerente, y si es rizado, más. Yo era pelirroja (ahora rubia pk camuflan mejor las canas) y puedo decir que el color no hace a la persona 😅
Hola Noelia. Cierto, el color no hace a la persona, aunque nuestra imagen es inevitable que diga mucho de nosotros. Un abrazo.
EliminarRomántico y sensual a la vez, como las gamas de rojos que describes. Me ha encantado, un abrazo, Jorge!
ResponderEliminarHola Lola, la sensualidad no está reñida con el romanticismo, como bien apuntas. Un abrazo.
EliminarHola, Jorge, un relato poético, sensual, con metáforas tan hermosas que hace sea más ameno de leer, aún más, se me hizo corto. Imagino las escenas y pienso en la época adolescente... Rojo pasión unido a la belleza natural, y ese blanco inesperado pero acogedor.
ResponderEliminarUn final brillante.
Un abrazo :)
Hola Mila. Las epocas pasadas siempre se recuerdan con nostalgia y en la adolescencia los sentimientos son mas intensos. Un abrazo.
EliminarHola, Jorge.
ResponderEliminarUn relato erótico escrito con una grandísima elegancia y belleza.
Creo que todos amamos a alguna Ninette en nuestra adolescencia, pero no todos tuvimos la suerte de volver a encontrar al objeto de nuestros deseos de adultos. Menos, teniendo que viajar hasta París. 😉😊 Creo que hubo una pelirroja pecosa por aquellos tiempos que a mí ... 🙄
Enhorabuena, me gustó mucho tu relato.
Un Abrazo
Hola Jose Antonio. Cierto, todos tuvimos nuestra Ninette. No se que tienen las pelirrojas... un abrazo.
Eliminar¡Una preciosidad! De un erotismo muy poético y delicado.
ResponderEliminarUn saludo cordial :)
Muchas gracias Maite. Un abrazo!
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