Día1: Tras 42 jornadas de viaje
ponemos el contador a cero, la ocasión bien lo merece. La nave nodriza Shenzhou,
última tecnología en propulsión iónica, orbita el planeta en modo
automático mientras nuestra lanzadera desciende hacia la superficie. Una nube de
polvo bañado en óxido de hierro se levanta bajo nosotros. En la primera mitad
del XXI, todavía en la era de los combustibles fósiles, la Endeavour se
perdió en el espacio intentando una odisea hacia el planeta rojo. Más de medio siglo después, el suelo del esquivo mundo será hollado por el pie
humano. Marte, cruel Dios de la guerra, ¡al fin has sido conquistado!
Día24: Instalarnos nos ha tomado más tiempo del esperado. Conseguimos desplegar los módulos de supervivencia en el interior de una de las múltiples cuevas tubulares bajo suelo marciano, y el invernadero con los cultivos hidropónicos en superficie está casi operativo. Tras alimentar al completo los equipos electrónicos, el sargento Martínez ha detectado una misteriosa señal de cadencia uniforme. El comandante Zhang cree que es de origen natural. Ha decidido enviar una expedición de reconocimiento.
Día26: La doctora Durand, el
capitán Müller y yo mismo partimos al alba. Tras varias horas detuvimos el rover frente a una
pared rocosa, la boca de una cueva se abría en su base. Nos
adentramos pisando un suelo sorprendentemente uniforme, hasta alcanzar una sala
iluminada con luz tenue de origen incierto. Pudimos comprobar, sorprendidos,
que en el centro se elevaba una suerte de sarcófago metálico cubierto por un
vidrio transparente, en su interior ¡yacía momificado un cuerpo femenino! De
cabello negro, ojos cerrados y grandes en exceso, mentón alargado y una boca
minúscula, tenía cierta protuberancia extraña en mitad de la frente y sus
brazos permanecían cruzados sobre el pecho, mostrando seis dedos en cada mano. Apenas
nos repusimos, tomamos imágenes de cuanto lo rodeaba; entonces sugerí abrir
el cristal. No teníamos señal del exterior y la decisión era solo nuestra.
Müller lo consideró una temeridad, pero Durand estuvo de acuerdo. Volvimos a la base
portando muestras de tejidos corporales, con la firme convicción de regresar en
poco tiempo.
Día32: El hallazgo nos conmocionó
a todos, yo mismo secuencié las muestras y envié los datos a la Tierra; mas
tuvimos escaso tiempo para disfrutarlo. Müller y Durand enfermaron, después fue
Kutznesova y detrás cayeron el resto. Parece un virus similar al SARS-COV-2 que
asoló nuestro planeta tiempo atrás, pero mucho más letal e infeccioso. Los biólogos no
encuentran explicación al contagio, tal vez un error en laboratorio, aventuran. Tan solo yo no contraje la
enfermedad, aunque en mis fluidos corporales pude detectar la presencia del
patógeno. Seis de los ocho tripulantes han fallecido ya, a Sörensen le quedan
pocas horas. He solicitado permiso para abandonar Marte una vez sepulte el
último cuerpo, pero me lo han denegado tajantemente ante el riesgo de expandir
el virus.
Día157: Hoy perdí contacto con
la Tierra. Volví varias veces a la cueva y hallé más cuerpos alienígenas. El
resto del tiempo lo paso entre el invernadero y la biblioteca virtual. Pienso
en regresar, contradiciendo la última orden recibida.
Día195: La Shenzhou sigue
en perfecto estado, como si aguardase paciente mi llegada. Es la hora, confío que hayan adelantado por mí el trabajo. Planeta Tierra, ¡allá voy!
Día238: Nuestro mundo azul aparece
ante mis ojos tan igual y diferente como la última vez. Me costó contactar con
el control de superficie. Al solicitar vectores para llevar mi lanzadera al
Centro de Operaciones en Wenchang, la respuesta ha sido sorprendente: Negativo.
Base Aérea Eielson, Alaska.
Día239: La superintendente Dankworth
me recibió en su despacho, acompañada del general Cromwell. Tuvimos una
conversación interesante.
—Bienvenido,
teniente R Edward Mitchell.
—¿R? —se sorprendió
Cromwell.
—Se habrá dado cuenta, —prosiguió Dankworth— en su ausencia han ocurrido muchas
cosas. La secuencia genética del virus iba encapsulada en la digitalización de
las muestras de tejido alienígena. Una tentación demasiado grande para el
estamento militar y, por lo que se ha demostrado, peligrosa en exceso para ser
manejada por la humanidad. Apenas quedamos unos cuantos, aislados en reductos
como este. La letalidad es del 98%.
—Lo supuse.
—Enúncieme la Primera
Ley, R Mitchell.
—Un robot
no hará daño a un ser humano ni, por inacción, permitirá que un ser humano
sufra daño —repetí de forma automática.
—¿Cree que la
ha cumplido?
—No, señora.
—¡Imposible,
un androide no puede sortear las leyes de la robótica! —exclamó Cromwell.
—Fue nuestro
infiltrado en la misión, las demás potencias desconocían su naturaleza. Se le programó la experimental
Ley Cero como salvaguarda. No fue un accidente ¿no es cierto?, ¡usted propagó el virus en Marte! —me acusó Dankworth.
—Vuestra inconsciencia lo ha expandido en la Tierra, como era previsible.
—Sabe a lo que
eso me obliga —le tembló la voz.
—A terminarme.
Pero sé también qué es lo que más os conviene. No sobreviviríais a
vuestra codicia, en un planeta agotado por tanta voracidad. No puedo
consentirlo, la humanidad debe amanecer de nuevo, ¡y yo seré vuestro
pastor!
Apenas les dio tiempo a
reaccionar, en un instante ambos yacían con el cuello partido. Sufrí algo
semejante a un éxtasis, las conexiones de mi cerebro positrónico parecían
querer estallar mientras se regocijaban en la Ley Cero, que guía todos mis
actos:
Un robot no puede dañar a la
humanidad o, por inacción... ¡permitir que la humanidad sufra daños!
Gracias, Jorge, por participar con este relato en el homenaje a HG Wells y La guerra de los mundos. Un abrazo y suerte!
ResponderEliminarGracias a ti David por el esfuerzo que pones en organizarlo. Un abrazo.
EliminarBuen relato; - no creas en todo lo que ni siquiera veas - el humanoide que termino destruyendo al planeta- a traves de la avaricia de un geupo de individuos, que obteniendo el letal virus inician el exterminio sobre la faz de la tierra.Hemos sido conquistados, sin disparar un solo misil termonuclear. Encantado de leerte. Éxitos en tu participación en el concurso. Un cordial saludo,
ResponderEliminarHola Daniel. En realidad es el robot R Mitchel que por iniciativa propia decide exterminar a casi toda la humanidad para librarla de sí misma y comenzar de nuevo. Gracias por comentar. Un saludo.
EliminarEsperemos que los robot no sean los que nos exterminen primero que los marcianos en una invasión. Saludos cordiales desde Venezuela. Buen relato, suerte.
ResponderEliminarHola Raquel. Bien podría ser que fuese así, no sería más que una autoexterminación por nuestra propia mano. Un saludo.
EliminarCon lo cuidadoso que sueles ser en todos los detalles, este formato te va de lujo, Jorge. La verdad es que os admiro a todos los que escribís este tipo de género que me parece tan difícil, se lo acabo de comentar al compañero Carles leo en su magnífico relato. El tuyo, desde luego, no se queda atrás, con toques fantásticos y gran despliegue de imaginación.
ResponderEliminar¡Así que por fin, logramos pisar Marte! Un pequeño paso para… ¡ah no… que esa frase icónica fue en la luna!
El formato de diario de a bordo adecuado a este tipo de aventuras espaciales, ordena cronológicamente y secuencialmente las escenas y nos ayuda a visualizarlas mejor.
El giro inusitado es sorprendente, la trama cobra sentido y remata tu estupenda historia.
Te felicito, Jorge. Un fuerte abrazo.
Hola Isabel. La verdad es que me interesan los temas científicos en general y la exploración espacial en particular, así que algo tengo adelantado a la hora de encarar este tipo de relatos. Respecto al formato, se me ocurrió que era la mejor forma de abarcar un espacio de tiempo tan amplio en tan poco espacio literario. Espero que los giros finales se entiendan bien, al final la narración deriva hacia un universo muy Asimoviano, si se me permite la expresión, cuya comprensión no se si resultará sencilla para quien no esté familiarizado con los fundamentos de la teoría de robots que el gran maestro de la ciencia ficción desarrolló en sus libros. Espero que se capte no obstante la esencia de la trama. Un abrazo Isabel y muchas gracias por comentar.
EliminarUn relato que mezcla una posible realidad, la de establecer una base en el planeta rojo (me ha recordado la película protagonizada por Matt Damon, titulada Marte) y una sorpresa final, con ese cambio de identidades y un desenlace inesperado. Así como en la Guerra de los mundos (por lo menos en la película protagonizada por Tom Cruise), los microorganismos terrestres acaban con la vida de los alienígenas invasores, en tu historia la situación se ha invertido, una situación que espero nunca se produzca, je,je.
ResponderEliminarMe ha encantado leerte.
Un abrazo.
Hola Josep. Es cierto que hay cierta similitud con la película Marte en el sentido que el astronauta queda atrapado en solitario en el planeta, aunque luego sus circunstancias son muy diferentes. Me alegro de haber sorprendido con el desenlace. Un abrazo.
EliminarMe gusta la forma de diario de la narración. Felicidades por tu relato. Combinas futuro con esa realidad inmediata como es la del Covid (aunque ese es más virulento que el actual) y los viajes futuros a Marte, que empiezan a ser una realidad también. Gran giro final y gran defensa de la Humanidad. Enhorabuena! Suerte!
ResponderEliminarHola Mayte. Quién sabe lo que nos depara el futuro en cuanto a la exploración espacial, marte está ya ahí a la vuelta de la esquina. Un saludo.
EliminarHola, Jorge. Este androide tan obediente como resabido es primo hermando del de la Alien. Pero la culpa no era suya ya que los humanos olvidaron ese dicho tan viejo como certero de ten cuidado con aquello que deseas.
ResponderEliminarEl formato inicial de registros de bitácora le da a la historia más énfasis y tensión al ver la diferencias de fecha entre las anotaciones. Saludos y suerte 👽🖖🏼
Hola JM. La desconfianza en los robots es una constante en los relatos de ciencia ficción, muchas veces han salido ranas. Y es que es complicado saber como interpretará una inteligencia artificial unas instrucciones que a priori podrían parecer más o menos claras, pero que luego resultan no serlo. Es como la computadora de 2001 Una Odisea del Espacio, la programaron para no mentir y en el afán por cumplir sus directrices arma un buen lío. Un saludo.
EliminarHola, Jorge. Vaya relato entretenido y bien narrado nos traes. Poquito a poco nos vas metiendo en la historia de la mano del enigmático Mitchell, que a la manera del androide David interpretado por Michael Fassbender, tiene unas ideas propias con respecto a la humanidad. Muy bien usado el recurso de las Leyes de la robótica, con esa Ley Cero de tu invención.
ResponderEliminarTe deseo mucha suerte en el concurso. Un abrazo enorme.
Hola Bruno. Si la historia te ha resultado entretenida me doy por satisfecho. El teniente R Mitchell tiene tendencia a actuar por su cuenta, buscando siempre, claro está, el bien de la humanidad. Algún parecido tiene con el David de Alien Covenant. Ya me gustaría ser el inventor de alguna ley de la robótica, pero tanto las 3 leyes (en el relato hago referencia solo a la primera por falta de espacio) como la posterior ley cero fueron enunciadas en su día por el gran Isaac Asimov. Yo solo se la he cogido prestada para darle un uso adecuado a lo que pretendía contar. Muchas gracias y un abrazo.
EliminarUn infiltrado traidor al género humano. O al contrario el salvador del planeta tierra, librándola de sus inquilinos destructivos mediante un virus letal.
ResponderEliminarBuen relato.
Abrazo.
Hola Francisco. Según se mire el robot es traidor o benefactor, pero en su mentalidad solo cabe la segunda opción pues de no haber actuado, la humanidad tendría un futuro muy negro según su análisis. Un abrazo.
EliminarHola, Jorge! Me gustó muchísimo. El diario va llevando la acción y de pronto te encuentras con la sorpresa del robot inteligente que reescribe la norma para pasar del cuidado individual de un humano al cuidado colectivo de la humanidad. ¿Se podrá confiar en que sus acciones conduzcan al bien de todos? Algo para seguir la historia. Me encantaría leer la continuación.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Mirna. En realidad el robot interpreta la norma a su manera, la programación de la misma corre por cuenta del ser humano, buscando un efecto contrario al que finalmente provocan. No he pensado en una continuación, pero todo es posible. Muchas gracias por comentar. Un abrazo.
EliminarDoloroso final. Un placer. Saludos
ResponderEliminarHola Nuria. para la humanidad lo es, sin duda. Un saludo.
EliminarHola, Jorge. Escribes muy bien, siempre, pero es que estos temas se te dan de maravilla. Admiro a los que sois capaces de transmitir la fantasía en una narrativa trufada de términos tecnológicos, y que además resulta entretenida. Un relato excelente.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Carmen. Gracias por el halago, aunque en el Tintero hay mucha gente que escribe de maravilla. Detrás de un relato de estas caracteristicas, mejor o peor contado, hay muchas lecturas tanto de novelas de CIFI como de otros temas no novelados. Me alegro que te haya resultado entretenida. Un abrazo.
EliminarHola, Jorge. Me ha gustado muchísimo el relato. Creo además que el formato de diario que has utilizado, le sienta genial a la temática de ciencia ficción. Un muy buen manejo de la trama , donde hasta el final no se resuelve todo y además de manera magistral. Suerte y un saludo.
ResponderEliminarHola Pedro. Me alegro que la trama te haya mantenido en vilo hasta el final, esa era la idea. Muchas gracias por comentar, un saludo.
Eliminar¡Qué buen relato, Jorge! Una crónica muy en el estilo de Wells con una crítica tremenda. Me ha gustado mucho el tono y ese giro final desvelando los motivos del protagonista. Fantástico. Muchas felicidades.
ResponderEliminarHola Marta. Importante eso que comentas de la motivación que lleva al protagonista a emprender esa acción, es en torno a lo que gira la trama. Saludos.
EliminarHola Jorge
ResponderEliminarCreo que con el recurso de numerar los días favorece logras generar una tensión narrativa que coloca al lector en predisposición a lo peor. La rebelión del robot en actitud "nuevo mesías" para salvarnos de nosotros mismos y de nuestro poder de destrucción nos deja con la duda "Y ahora qué".... tal vez las respuestas para un segundo capítulo.
Buena propuesta. ¡Suerte!
Hola Matilde. Me alegra que el formato en forma de diario haya conseguido ese efecto. No he pensado en un segundo capítulo pero, quien sabe. Un saludo.
EliminarEnigmático relato, entretenido y sorprendendente. Creo que te irá muy bien. Saludos.
ResponderEliminarGracias Ana. Un saludo.
EliminarHola, Jorge. Creo que tu relato es excelente al conjuntar varios aspectos diferentes de la ciencia ficción de una manera muy acertada. Comenzando la narración en forma de diario de a bordo que consigue darle credibilidad a lo relatado. El viaje espacial a Marte como reto espacial de la humanidad. La labor científica al entrar en contacto con los vestigios de una civilización alinígena extinta. Y la presencia de lo que a mi parecer tiene similitud con lo que en la película Blade Runner se denomína Replicantes, lo que serían humanos artificiales programados según las leyes establecidas por Asimov para los autómatas. Otro aspecto que me ha gustado es la ambientación de la historia, con muy pocos detalles consigues transmitir de forma muy creíble la llegada de la expedición a Marte y sus posteriores labores y despliegue. El desarrollo del relato con el percance surgido con el virus, añade más verosimilitud al relato al jugar acertadamente con nuestra coyuntura actual, y quizás con un guiño al film de Alien. El desenlace final de la historia, con el descubrimiento de la conspiración originada por la cúpula militar resalta esa Ley 0 que hace referencia a la humanidad. A todas luces los organizadores de esa conjura se habían deshumanizado por completo y por el bien de la humanidad el “trabajo de protejerla” debía ser finalizado. Muy buen relato Jorge, me ha gustado mucho y con seguridad alcanzará muy buen puesto en las votaciones. Excelente trabajo.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Carles. La colonización marciana es un reto para la humanidad en un futuro quizás no muy lejano. El disponer de robots como los mencionados en el relato seguramente nos queda más lejos, por eso quise añadir un intento fallido de viaje a marte anterior para dar tiempo a desarrollar esa tecnología. Los planes del estamento militar de USA no salieron como esperaban, querían un robot infiltrado que los informara en exclusiva de los detalles de la expedición y que a su vez actuase resguardando los intereses de la humanidad en su conjunto, y se encontraron con un androide que tomaba sus propias decisiones en función de la Ley Cero, que pone al conjunto de la humanidad por encima del individuo, resultando en una interpretación muy a su manera de lo que "conviene" a la humanidad para sobrevivir a si misma. Como indicas, el relato toma ideas de varios clásicos del género, pero está anclado fundamentalmente en un universo a lo Asimov. Me alegro que te haya gustado. Un abrazo
Eliminar¡Vaya plot twist!, totalmente inesperado que el protagonista fuera un robot, y no sólo un robot, sino el causante de la extinción humana.
ResponderEliminarMuy buen relato. Suerte en el concurso.
Un saludo.
Hola Cynthia. No exactamente de la extinción, sino de la casi extinción para recomenzar de nuevo. Un saludo.
EliminarHola, Jorge. Me he quedado impresionado con la exhibición de conocimientos en temática Cifi. Todo sin cargar, tratándolo con naturalidad y creando el ambiente propicio. A mí que no domino el tema me ha encantado. El relato mantiene la tensión que se dispara con el golpe final del alien como embajador de la Tierra y que, por su actitud, tomando decisiones por su cuenta, es como para echarse a temblar. Nos ha salido un mesías. Te felicito un trabajo excelente. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Isan. En ciencia ficción, a mi modo de ver es importante dotar al relato de elementos científicos y técnicos que lo hagan creíble, sino el género pierde su razón de ser. Es cierto que por el límite de espacio esto se complica un poco. Me alegra que te haya resultado fácil de leer y a la vez consistente. El peligro de de crear otros seres inteligentes que tomen decisiones por su cuenta está ahí, y la humanidad deberá ser cauta para ponerse en peligro a sí misma. Un abrazo.
Eliminar¡Hola, Jorge! A ver si ahora te puedo enviar mi comentario porque hasta ahora no ha habido manera. Bueno, vamos allá... A mí las historias de ciencia-ficción donde se nos explican las aventuras que viven una expedición de astronautas en otro mundo (en este caso, en Marte) siempre me han gustado mucho. La tuya, también, desde luego. En particular, me resulta muy apropiado el recurso a la técnica del diario, por cuanto para mi gusto hace la narración más creible, aparte de que aporta claridad y fluidez a la trama.
ResponderEliminarMagnífico el guiño que haces a las leyes de la robótica de Isaac Asimov. Muy buen trabajo. ¡Un abrazo!
Hola Beri. el articular el relato en forma de diario me daba la ventaja de poder realizar saltos temporales a lo largo de casi un año de misión de manera cómoda y sencilla. El maestro Asimov es sin duda un referente para todo amante de la ciencia ficción. Un abrazo.
EliminarHola, Jorge. Por fin llego a tu relato. Un trabajazo si me permites. Y es que mezclas a H.G.Wells con Asimov dentro de un relato de ciencia ficción puro. Que esté escrito a modo de cuaderno de bitácora o diario le viene muy bien al ser un robot el narrador. Al principio no lo vi venir, pero luego todo encajó, y esa manera de pensar de autómata plasmada al principio, junto con otras pistas, como que detecta el virus por su cuerpo o que no muriera hacen de mayor empaste en el relato. Al final nos dejas con ese mensaje tan marcado. La contradicción de las tres leyes de la robótica que llevan al autómata a cursar la mejor opción para la humanidad, aunque fuera un tanto macabra. Muy buena reflexión plasmada de forma magistral con ese sello narrativo tuyo tan bueno.
ResponderEliminarMe encantó.
Mucha suerte y un abrazo!
Hola Pepe. Es cierto que he ido dejando algunas pistas, sutiles, en el relato para advertir que al menos el narrador tenía algo diferente al resto de la tripulación, cuando habla de la humanidad en su conjunto evita incluirse en ella (nosotros) para hacerlo tomando cierta distancia (ellos), el hecho de que fuese el único que no desarrollase la enfermedad, o la referencia a sus "fluidos corporales" en vez de decir "sangre"; si bien es cierto que hasta que se llega al final no se desvela claramente su naturaleza (esa R antes del nombre es como se refieren los humanos a los robots en los relatos de Asimov, como una forma de tomar distancia a modo de superioridad frente a ellos). Me alegra que te haya gustado. Un abrazo.
EliminarJorge, buen relato.
ResponderEliminarYa lo digo siempre, no hay nada tan peligroso como la tecnología, lo que se crea con ella, acaba destruyéndonos, por muy inofensiva que parezca, a la larga es dañina.
Creo que ya el planeta Marte es pan comido para los buscadores, solo que aun no han preparado bien la historia para contarnos, no vaya a ser que pase lo mismo que la metida de pata con la Luna y el supuesto montaje que delató la bandera americana...
A parte de esto, tu relato tiene mucha información calificada y mucho de realismo o por el momento de imaginación, para no pecar de calumniadora, ja, ja. Me han gustado la forma y el fondo, y más que todo el trasfondo del mismo.
Que pases bien el domingo y semana venidera.
Hola Idalia, la tecnología no tiene por que ser necesariamente destructiva, es el uso que se hace de ella y nuestra irresponsabilidad lo que la hace a veces peligrosa. El reto de poner un pie en marte posiblemente lo consigamos en dos o tres décadas a lo sumo. Buena semana también para ti. Un saludo.
EliminarHola, Jorge, buena historia, y a modo de caballo de Troya un androide decide terminar con todo, borrón y cuenta nueva, conoce las debilidades humanas y las explota sin dificultad. Muy bien narrado, me gusta su ritmo, y el uso magistral de elementos puros de la ciencia ficción. Lo he disfrutado mucho, gran relato, enhorabuena, saludos, y suerte en el tintero.
ResponderEliminarHola Mik. Efectivamente el androide supone, con acierto, que el conocimiento del virus será manejado de manera irresponsable por la humanidad, como finalmente acaba ocurriendo. de no ser así, probablemente se las habría ingeniado para expandir el virus por otros medios. Me alegro que te gustase. Saludos.
EliminarFelicitaciones, Jorge, por el fondo y la forma del relato.
ResponderEliminarDespliegas muchas cualidades en el texto. Hacerlo en forma de diario hace la lectura más intensa y añadir los diálogos hacen que el texto se lea de manera muy cómoda. Además, las partes técnicas están muy trabajadas por lo que deberías aspirar a estar entre los ganadores o mencionados en esta edición de El Tintero.
Un gran saludo desde Marte ;)
Hola Miguel. Creo que hacer la exposición final de los hechos como un mero relato de los mismos hubiera restado fuerza, por eso decidí incluir el diálogo final. respecto a la documentación técnica, es algo imprescindible en todo relato de ciencia ficción. Muchas gracias por tus palabras. Un saludo.
EliminarMuy bueno Jorge,... el bueno de Isaac Asomov estaría orgulloso de ti.
ResponderEliminarUn abrazo!
Hola Norte. No es mas que un humilde homenaje al gran maestro de la ciencia ficción. un abrazo.
EliminarSuper blog
ResponderEliminarSuper trouper beams are gonna blind me
EliminarPlease read my post
ResponderEliminarIt's a work low cost!
EliminarFelicidades, Jorge, por esa merecida plata.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias Bruno. Un abrazo.
EliminarEnhorabuena por el reconocimiento a tu relato, Jorge. Un tintero de plata para tu gran trabajo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias Carles. Un abrazo.
EliminarEnhorabuena, Jorge, por el Tintero de Plata. Un premio brillante como tu relato.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias Carmen. Abrazos.
EliminarFelicidades, Jorge por un Tintero de Plata ganado con todo merecimiento. Tu relato me impresionó gratamente, lo he vuelto a leer y sigo pensando lo mismo. Tú siempre rondando la excelencia. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias Isan, intentamos hacerlo lo mejor posible. Un abrazo.
EliminarJorge, enhorabuena por ese tintero de plata. La historia lo merece.
ResponderEliminarUn saludo.
Muchas gracias Ángel. Saludos.
Eliminar¡Enhorabuena, Jorge! ¡Cómo no! Un pedazo Tintero de Plata para alguien que se le da el género de lujo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias Isabel, felicidades a ti también por el oro. Un abrazo.
EliminarJorge! Felicidades por ese Tintero de plata. A mi este relato me encantó tanto que viendo el número de votos se me hacen pocos.
ResponderEliminarFelicidades y un abrazo!
Gracias Pepe. Cada uno tenemos nuestro criterio pero al final el público manda. Un abrazo.
EliminarHola, Jorge. ENHORABUENA por este TINTERO DE PLATA, otro más para tus repletas vitrinas blogianas.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Gracias Paco, se te ha echado de menos en esta edición. Un abrazo.
EliminarMuchas felicidades por ese Tintero de Plata! Un abrazo, Jorge.
ResponderEliminarMuchas gracias Mirna. Un abrazo.
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