Entre las brumas de Gallaecia
Blog de Relatos de Jorge Valín Barreiro
miércoles, 29 de marzo de 2023
Lúa y las estrellas
miércoles, 8 de marzo de 2023
El abrigo rojo
martes, 7 de marzo de 2023
La playa
La Playa
El sol se
despereza rasgando el alba, asoma sobre las aguas de un mar todavía adormecido.
Sabe lo que está a punto de acontecer y ha reservado un asiento privilegiado.
Despunta el primer lucero que decora la mañana, ella llega a la hora acostumbrada, liberándose el cuerpo de las ropas que lo enjaulan. El cielo se ruboriza de encarnado, la mar suspira en cada envite por regalarle sus caricias, la brisa se empeña en erizarle la piel mientras la roza. Avanza por la playa vestida solo de un pudor aletargado y sumerge sus formas alabeadas en el abrazo infinito del mar. Neptuno brama por arrebatarla, mas Eolo también la reclama, justo equilibrio el que la mantiene a flote. Emerge del océano tiritando, diminutas gotas saladas fracasan en un intento por vencer las inmutables leyes de la física, aquellas que lo consiguen fenecen entre los brazos de una vulgar toalla.
jueves, 9 de febrero de 2023
Star Guars: La nenaza fantasma
El viaje a
Madrid en globo aerostático fue duro, pero había que ahorrar huella de carbono
en aras de objetivos más elevados. De regreso y sin margen para descansar, el alcalde había
organizado una reunión en su domicilio particular; problemas
acuciantes amenazaban el evento más esperado del año.
—Alcalde, la
puerta del salón no abre —se quejó Carmela, la vicealcaldesa.
El batiente cedió ante un suave empujón del regidor.
martes, 17 de enero de 2023
La procesión de las ánimas
Han pasado más de veinte primaveras. Hace treinta días expiró mi padre y tuve que enterrarlo en el cementerio de la pequeña aldea perdida en el interior de la remota sierra de Ancares donde me crié. Ahora, Virginia me ha hecho regresar. Quien fue mi primer amor, fallecida en la flor de su juventud en un desafortunado accidente. Cayó por un pozo sin señalizar; dicen que su muerte fue lenta y agónica. Un nuevo sepelio.
miércoles, 11 de enero de 2023
La última Navidad
A veces sueño que consigo atrapar el tiempo, congelarlo en un instante e impedir que siga mofándose mientras escapa con una sonrisa burlona, dibujando un ayer inexistente, un presente efímero y un futuro inalcanzable. ¿Qué es el tiempo sino recuerdos pasados y anhelos futuros, bits de información que rellenan espacios vacíos entre las oscuras sinapsis de nuestro cerebro? Mas ese sueño irrealizable me tortura. Porque la quimérica posibilidad de materializarlo me obliga a admitir que estas serán las últimas, que no volveré a vivir un tiempo igual. Que ya no habrá jamás otras Navidades.
jueves, 15 de diciembre de 2022
El sol de Ariadna
lunes, 21 de noviembre de 2022
Gran hermano
El contrario es tu enemigo, el miedo tu alimento, el individualismo lo que da sentido a la existencia. Cree, trabaja, consume. Lucha por los ideales que te muestro como un señuelo, esos no son los importantes. Puedes permitirte algún capricho, sueña con llegar a lo más alto, pero no te hagas ilusiones. No cabemos todos aquí arriba. No me importa tu miseria, tu existencia solo vale el beneficio que pueda reportarme. Regálame tu vida si así lo requiero, la guerra no es más que otro medio para enriquecerme, la muerte y el sufrimiento son tan solo un daño colateral.
jueves, 13 de octubre de 2022
La muerte bella (desenlace)
La Muerte Bella (desenlace):
Una sombra envuelta en una capa cruza el bosque. El viento que sopla sobre las copas parece advertir con un murmullo incansable que algo está a punto de ocurrir, al tiempo que esparce sombras juguetonas por la espesura; el ulular de una lechuza azuza el miedo y alerta los sentidos. Amalia camina con paso rápido, igual que si el tiempo le mordiese el alma. En sus manos sujeta un cesto en el que porta los remedios que Evaristo, el viejo curandero, le ha dado. Lo recuerda nervioso y agitado, como si el anciano supiera algo que ella desconoce. Algo importante. Enfrascada en sus cavilaciones no se da cuenta que alguien más llega por el sendero, hasta que ya es demasiado tarde. El sonido de una rama que se rompe la saca del ensimismamiento, justo a tiempo para contemplar bajo la escasa claridad que se filtra entre el follaje la inquietante figura de Isidro Fuensanta. El pirado luce una media sonrisa en los labios, un atisbo de lucidez parece haberle iluminado el entendimiento.
sábado, 8 de octubre de 2022
La luna en su sonrisa
lunes, 12 de septiembre de 2022
La muerte bella
Isidro Fuensanta,
el pirado, camina por el bosquecillo; la ropa sucia y andrajosa, un
macuto y una hoz a su espalda. Los pájaros callan al escuchar el crujir de la
hojarasca bajo sus pies. Abandona el robledal, internándose en una extensa
plantación de eucaliptos. Donde antes había vida, ahora impera un silencio solo
roto por el tétrico crujir de los largos troncos mecidos por el viento, como un
lamento del más allá. Si no conociera el lugar, el carácter supersticioso del
pueblerino lo habría inducido a dar marcha atrás. Entre las primeras sombras de
la noche una figura se deja entrever en el sendero, cubierta con una capa. Se
adivinan unas formas juveniles de mujer, Isidro se relame los labios.
—¿Quién eres,
niña?
La presencia levanta
la cabeza, bajo su capucha asoman unos mechones rubios.
—La muerte, me
llaman.
—Tú no eres
fea, como Ella —titubea.
—Entonces ven
conmigo —muestra un papel en su mano— ¡Estás en mi lista, Isidro Fuensanta!
El pirado se arroja al suelo y suplica aterrado por su vida. La muerte, entre carcajadas, le grita que corra, si alcanza la linde del eucaliptal antes que ella, podrá vivir.
martes, 14 de junio de 2022
Lady Leana
Maldita sea la infausta hora en que se me ocurrió asomarme a ese limbo prohibido a los mortales.
Mi profesión me permitió hacerme con una pequeña fortuna y relacionarme con la alta sociedad. Los barones de Tremaine buscaban casar a su hija, que acababa de cumplir los dieciséis, y un médico de creciente prestigio constituía un buen candidato. Lady Leana era una joven encantadora, de larga melena rubia y vivaces ojos tan azules como el cielo de una mañana primaveral. Pareciera que le costase esfuerzo no exhibir una permanente sonrisa, que le punteaba dos simpáticos hoyuelos en ambas mejillas. Destilaba la inocencia y ensoñación propias de su edad, mas era inteligente y de conversación mordaz, ¡jamás conocí a nadie con tanta pasión por la vida! No fue difícil engatusarla, los dieciocho años que le llevaba nunca fueron impedimento. Podría ser, estoy convencido, la esposa perfecta, pero, ¿acaso no debe un hombre ser consecuente hasta el extremo con sus deseos?