Pensilvania, Estados Unidos. Julio de 1945.
El Dodge
Deluxe negro circulaba por la carretera entre los prados verdes de la campiña.
En el asiento trasero, un hombre delgado se revolvía nervioso. Al acercarse a
una curva pronunciada, se dirigió al chófer.
—Es ahí, Sam.
Tras doblar el recodo, rebasaron a otro Deluxe idéntico estacionado en el arcén y tomaron una desviación hacia la derecha. El segundo coche se incorporó a la calzada y circuló despacio, hasta que el conductor vio aparecer en el retrovisor al Chrysler Airflow que discretamente seguía al primero. Con una media sonrisa, el piloto aceleró la marcha, dispuesto a dar un largo paseo por las carreteras del condado.