Su mente volaba dos mil años atrás imaginando el momento que según le habían contado sucediera tan cerca, más allá del río Jordán.
El haz de luz diluyó la noche, un estruendo retumbó entre las colinas... y las paredes se salpicaron de rojo. Una bomba fabricada en un país muy lejano apagó los pensamientos de Ayla para siempre.
El haz de luz diluyó la noche, un estruendo retumbó entre las colinas... y las paredes se salpicaron de rojo. Una bomba fabricada en un país muy lejano apagó los pensamientos de Ayla para siempre.
Al menos murió con una sonrisa.
NOTA: Relato escrito para el concurso de Microrelatos Navideños "La cara oculta II" (El lado B de la Navidad) del Círculo de Escritores