El viaje a
Madrid en globo aerostático fue duro, pero había que ahorrar huella de carbono
en aras de objetivos más elevados. De regreso y sin margen para descansar, el alcalde había
organizado una reunión en su domicilio particular; problemas
acuciantes amenazaban el evento más esperado del año.
—Alcalde, la
puerta del salón no abre —se quejó Carmela, la vicealcaldesa.
El batiente cedió ante un suave empujón del regidor.