Isla La Española, 1659
El capitán
Álvaro Mendoza aguardaba en la atardecida a orillas del Ozama. Desangrada por el
éxodo hacia el continente y asolada por ataques corsarios, Santo Domingo era
una sombra de la plaza que antaño fuera. El gobernador Zúñiga le encomendara esa
mañana transportar un valioso cargamento hasta Cartagena de Indias, al otro
extremo del Caribe. Allí, decía, estaría más seguro. Ante las reticencias de
Mendoza, la respuesta había sido doblemente negativa. ¿Por qué no una
carraca? ¡Proveedme al menos de una escolta adecuada! Ambas cuestiones fueron
argumentadas de igual modo: Una pequeña galera solitaria no llamaría la
atención. La demanda para consignar una tripulación más nutrida fue también
desatendida.
Constituía la Indomable una rareza en esas latitudes, galera de tres mástiles y sendas filas de remos a los costados, artillada por imperativo solo en proa. Entre la oscuridad, Mendoza observó una figura encapuchada siendo conducida por sus marinos hasta el buque. Instintivamente, se santiguó.
El primer día transcurrió
sin contratiempos. Al segundo, Mendoza repartió maldiciones entre todos los
antepasados de Zúñiga. Una fragata había sido avistada intentando darles caza. Desde
la cofa, el vigía confirmó que enarbolaba la bandera pirata.
—Bien podían
izar esos granujas el estandarte de la perversa Albión, ¡Así no condenarían sus
almas también por mentirosos!
—¡Nos darán
alcance en unas horas!
—Más
importante será el dónde, contramaestre. Todo a estribor, ¡rumbo al mar del
Olvido!
—Capitán, no debemos…
—¡Necesito
mantener la ventaja hasta el atardecer!
—Podríamos
hacerlo sumando los remeros, pero son escasos y sus fuerzas limitadas.
—Estableceremos
turnos rotativos —ordenó— incluyendo a la dotación y la marinería.
Mendoza se
retiró a los camarotes. Allí encontró a quien buscaba, lamentando su sino impuesto contra su voluntad, sobre el acolchado
velloso de un arcón.
—No he
preguntado vuestro nombre.
Al descubrirse asomó el rostro atezado de una hermosa joven que rondaría los dieciocho. El cabello negro le caía en bucles hasta las caderas.
—Me han instruido con severidad a no revelarlo.
—Señora, en
pocas horas un barco pirata nos dará alcance y alguien poderoso os quiere en él.
Desconozco si viva, o muerta.
—¡Algún espía
me ha visto embarcar!
—Aunque así fuera,
no habría tiempo de dar aviso. Además, se han cuidado bien de organizar la
expedición con la mayor desidia. No dudéis, es traición.
—Mencía, mi señor. Mencía de Sandoval —bajó la mirada, como escondiendo algo.
—¡Sois hija del gobernador de Jamaica! —reconoció a la niña convertida en mujer.
—Lo era, como sabréis la isla fue tomada por los ingleses cuatro años atrás. Mi padre
anhela reconquistarla.
Mendoza
comenzaba a atar cabos. Sandoval y Zúñiga eran compadres en los negocios, todos
más turbios que una ciénaga emponzoñada. Ambos serían capaces de vender a sus mismas
madres, mas ¿sacrificaría Sandoval a su propia hija? La Corona había desistido
de recobrar Jamaica, pero el secuestro de la joven desde la isla sería un casus belli
casi obligado para recuperarla.
—Decidme, Mencía
¿Tenéis por cordial la relación con vuestro padre?
No necesitó más respuesta que las lágrimas silentes de la muchacha.
Era una
porción de agua al sureste de La Española, conocida por la ausencia de vientos.
Muchos barcos habían tenido un agónico final en el mar del Olvido. Entraron con
brisa de costado, para desesperación de Mendoza. Desde popa podían distinguir
las muecas desdentadas de los piratas. El propio capitán tomó los remos,
bogando con bravura. Tras una persecución angustiosa al fin el viento amainó,
hasta que cayendo la tarde sobrevino calma chicha. Ambas naves quedaron
varadas sobre el océano con el velamen lánguido. Temiendo que la brisa
recuperase el resuello, Mendoza ordenó maniobrar a ciaboga.
—¡Los hombres
están exhaustos!
—¡Por todos
los naufragios, un último esfuerzo!
Los galeotes de
babor comenzaron a remar hacia atrás, mientras en estribor lo hicieron hacia
adelante, virando la galera sobre sí misma hasta enfilarla con la inerme
fragata. En unos minutos toda la artillería del castillo de proa de la Indomable
apuntaba hacia la misma proa del barco pirata, mientras los numerosos cañones a costados
de la fragata resultaban inútiles ante la imposibilidad de maniobrar a vela. A
la orden de abrir fuego, los proyectiles batieron el velero atravesándolo
longitudinalmente, terminando por irse a pique en lo que, aseguran los viejos
marinos, canta una sirena.
La mañana calmó
el mar y los ánimos. Dos personas conversaban junto al trinquete mirando al vasto
océano.
—Cualquier
destino será mejor que el que me aguardaba, Álvaro.
—Vuestro padre
os ha traicionado y por mi cabeza no daría un real. Navegaré al sur, hasta Río
de la Plata. ¿Estáis segura de querer acompañarme?
El cabello
surcado de tirabuzones arropaba a la muchacha. Parecía una perla
nacarada de inocencia. Mas, tras aquellos ojos verdes, se escondían secretos
inconfesables.
Desde niña vivía
perdidamente enamorada de Mendoza. ¿Cómo decirle que había
influenciado a su padre para consignar una embarcación discreta, convenciéndolo
de que era seguro y apelando a un conveniente ahorro en costes, con el objetivo
de condicionar a Mendoza a suponer la traición de los gobernadores? En Cartagena la esperaba un
matrimonio con el indeseable hijo de Zúñiga, antes se habría arrojado al mar si
las legendarias habilidades del capitán hubiesen sido insuficientes. ¡Jamás
podría revelarle que disponía de contactos propios, por medio de los
cuales había filtrado a los piratas la expedición!
Tentadora, se
situó delante del capitán Álvaro Mendoza. De los labios le resbaló una sonrisa
y, sin recato, lo besó.
Cuánto te ha cabido en 900 palabras. Magnífica aportación al reto.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Chema. Pues son 900 exactas jaja. Supongo que la variedad de escenarios produce esa sensación. Un abrazo.
Eliminar¡Hola! Muchas gracias por participar en el Concurso de Relatos 45 ed. en El Tintero de Oro. ¡Suerte!
ResponderEliminarGracias M.A., gracias a ti por el trabajo. Un abrazo.
EliminarUna romántica historia de piratas que se las traen en medio de la conquista de América, y por supuesto los intereses cruzados que dejan fuera cualquier sentimiento paternal o filial; y una polizonte que también se las trae. Hay que ver las armas secretas que nos veíamos obligadas a desarrollar en defensa propia. El lenguaje es perfectamente apropiado para la época y la historia y nos mete en ella inmediatamente. Me encantó. Un gran abrazo.
ResponderEliminarHola Juana. Los personajes muestran pocos escrúpulos a la hora de actuar, todos ellos, y han liado una buena. Me alegra que te haya gustado. Un abrazo.
EliminarYo mismo me he amartelado con Mencía, anhelo sus besos, qué se le va a hacer. Manejos de tal guisa eran frecuentes amparados por redes de traiciones para lograr réditos materiales; o como el caso que nos ocupa de tu fértil imaginación inmateriales espirituales (que son los que yo prefiero, soy un romántico aventurero incurable) tienes precisión cinematográfica en tu aportación, y resulta delicioso comprobarlo. ¡Bravo Comandatore Jorge!
ResponderEliminarHola Juan. ¿estas seguro? Si es que los personajes sobre el papel quedan muy bien pintados, luego trasladados al mundo real sería otro cantar. En todo caso también me cae bien Mencía, tendremos que librar un duelo a espadas... para que al final termine yéndose con el capitán Mendoza jaja. Me alegro que te gustase. Un abrazo!
EliminarMe ha encantado tu relato, por acá dejando mi análisis sobre "La perla de Jamaica" combina aventura y crítica social, destacando la astucia femenina en un mundo dominado por hombres corruptos. Mencía, lejos de ser una víctima, emerge como la verdadera capitana de su destino, usando su inteligencia para navegar un sistema hostil. La historia cuestiona la lealtad, el poder y el precio de la libertad en un imperio en decadencia. Abrazos desde Venezuela
ResponderEliminarHola Raquel. Bien mirado Mencía es víctima y verdugo a un mismo tiempo, es usada como moneda de cambio en los tratos entre los gobernadores, pero no duda en poner en peligro al capitán Mendoza y su tripulación con tal de salirse con la suya y estar junto al hombre del que se ha encaprichado. Realmente el único que es fiel a si mismo en toda esta historia es Mendoza, que actúa con honor y es víctima del engaño de los gobernadores que no le cuentan los pormenores de la mision y de Mencía. la realidad no suele ser plana y maniquea, se teje de dobleces e interpretaciones multiples. Por eso en mis relatos suelo huir de victimismos o personajes excesivamente maniqueos, todos somos buenos y malos a un tiempo, depende de la perspectiva. Ciertamente el imperio en esa época ya estaba en declive, lo que vino despues tras su troceamiento y la sumisión de la américa latina al mundo anglo daría para hablar largo y tendido. Gracias por aportar tu punto de vista. Un abrazo.
EliminarGenial, Jorge. Un final imprevisto para un relato de aventuras muy visual. Perfecta la ambientación de escenas y el tono de los diálogos. Me ha encantado.
ResponderEliminarHola Marta. Si te digo la verdad, en la versión inicial todo terminaba con la pobre Mencía rescatada por Mendoza de la conspiración de su padre y el gobernador de la Española, sin más. Pero era un final tópico y sin gracia y no me gustan ese tipo de finales, así que lo cambié para hacer de la inocente Mencía la verdadera mente maquiavélica de la historia. Me alegro que te haya gustado. Un abrazo.
EliminarBuen relato. Te voto. Suerte en el concurso. Abrazotes. Santidepaul.
ResponderEliminarGracias Santi. Un abrazo.
EliminarOoooh! Toda una conspiración...pero de un estilo distinto al que nos haces sospechar inicialmente! Ja ja! Nos has engañado estupendamente! Un abrazote y mucha suerte en el concurso!
ResponderEliminarHola Marifelita, tiendo a huir de los finales previsibles, alguna pequeña pista he ido dejando a lo largo del relato que podía hacer dudar que las cosas eran como parecían. Un abrazo.
EliminarHola Jorge, que aventura y qué final más inesperado... Te aplaudo
ResponderEliminarHola Nuria, me alegra haberte sorprendido. Un abrazo.
EliminarSuerte en el concurso, un abrazo
ResponderEliminarIgualmente!
EliminarLos negocios turbios entre gobernadores y otros cargos del entorno caribeño en general y de Cartagena de Indias en particular mantuvieron la zona en una actividad aventurera de tratos que implicaban a navegantes de la más diversa calaña como es el caso del capitán Mendoza, convertido en héroe de la historia donde la bella y jovencísima Mencía figura como perversa generadora de intrigas. Me ha parecido una narración perfectamente trazada, de principio a fin, como en el storyboard de una película pero solo con palabras.
ResponderEliminarTe felicito por tu aportación.
Saludos cordiales.
Hola Marcos. Antes y ahora siempre ha habido quien teje conspiraciones en la sombra, da igual cual sea la moneda de cambio. Gracias por comentar y bienvenido al blog. Un abrazo.
EliminarEl comentario anterior que sale como anónimo es de MARCOS PLANET, que también participo en el reto con:
ResponderEliminarhttps://marcosplanet.blog/el-embellecimiento-infinito/
Saludos
lo he leído y comentado también :)
EliminarEstupendo relato histórico. Me llama la atención los nombres y apellidos de los protagonistas, son todos muy propios de la nobleza española. Mucha suerte! Saludos!
ResponderEliminarHola Lady P. Pues los apellidos los saqué de un listado de la wikipedia de los gobernadores de Santo Domingo jaja. Todo cuenta a la hora de ambientar un relato, los pequeños detalles suman al todo. Un abrazo.
EliminarHola Jorge
ResponderEliminarCualquier culebrón actual no le llega a la suela de los zapatos de esta bella historia romántica donde la doncella hace gala de bravura y coraje, amén de inteligencia. Y el caballero español cae rendido en sus brazos, víctima tanto de los trapicheos de los gobernadores como de la no tan inocente Mencía.
Por una vez, no hemos leído el típico relato de piratas. Tu giro en la trama me encanta. ¡Muy bueno!
Un abrazo.
Marlen
Hola Marlen. Aqui cada uno utiliza sus armas, y el que no se queda atrás. Al final y por desgracia pierden los mas honrados y leales.. o no, quien sabe. me alegro que te gustase el giro final, he intentado, espero que con éxito, que no suene a final sacado de la manga, sembrando algunos pequeños indicios a lo largo del relato. Un abrazo.
EliminarHola Jorge, un gusto leer tu propuesta. Has sabido presentarnos un relato bien documentado en las artes marineras, con su pizca de intriga y aventura. El personaje de Mencia resulta de lo más interesante y en verdad que dan ganas de saber qué pasó después con Mendoza y ella al otro lado del mundo. ¿Qué pasará el día que él descubra la manipulación de parte de ella? Estaría buena una segunda parte... enhorabuena y mucha suerte.
ResponderEliminarHola Ana, siempre trato de documentarme lo más que puedo, espero no haberme dejado nada atrás. Yo no se si Mendoza se enterará de todo, pero ya puede engatusarlo bien por si llegase el día jaja. De momento ha conseguido librarse de su matrimonio impuesto, a cambio de renunciar a una vida de comodidades y embarcarse a la aventura junto con su amor platónico. Lo que les espere en tierras de la actual Argentina, o Uruguayas, será otra historia. Un abrazo.
EliminarMagnífico!!
ResponderEliminarTres giros de guión ( al menos 2 y medio), que son más bien volantazos. Semejantes al cambio de sentido del barco de Mendoza.. 180°.
Muy bueno también la documentación que comentas sobre los nombres propios de los protagonistas. El aire de misterio de Mencía al prncipio.
Tintero seguro.
Felicidades por el relato.
Abrazoo
PD. No me había fijado nunca, pero leyendo los comentarios y respuestas, me ha dado cuenta dexque aquí la gente duerme poco.
Hola Gabiliante. Cuando me planteo esos giros, siempre me pregunto si estarán justificados en la trama o suenan a sacados de la manga. En tan poco espacio es difícil dejar pistas para que los giros finales queden consistentes con lo narrado anteriormente, pero lo intento jaja. Respecto a la documentación, casi en todo lo que escribo, salvo que lo tenga todo muy claro, me documento mucho siempre, no es una labor pesada (bueno, a veces si) porque me suele gustar aprender sobre los temas que escribo. Te veo muy optimista, siempre es complicado conseguir un Tintero.
EliminarPD: las horas de los comentarios no son la española, no se me ocurre comentar nada a las cuatro y media de la mañana ;)
¡Menudo personaje has creado! Y como es ya impronta tuya nos revelas la sorpresa inesperada al final. El amor, al igual que la necesidad, aviva el ingenio, jaja. Mira que si la suerte del tiempo no les acompaña…, la que se habría armado. Deliciosamente encantadora tu historia.
ResponderEliminarMe encanta toda la parte marina, muestras un dominio total del tema y es muy ingenioso el que hayas tenido en cuenta la ineptitud total de la poderosa fragata sin el viento con respecto a la pequeña galera, ese detalle me ha encantado. ¡Bravo por tu trabajo!
Un abrazo :)
Hola Maite. Siempre me pregunto si los giros quedarán forzados o no, intento dejar algunas pistas en lo que permite el espacio. Para el tema marinero me he documentado bastante, aunque algo ya sabía. Lo de la batalla entre la fragata y la galera tiene su historia detrás, en un principio pensaba escribir sobre la Invencible Inglesa, la contrarmada con la que los ingleses atacaron tras el desastre de la armada invencible y que, comandada por Drake, fue a su vez un desastre. Tenía pensado escribir sobre el fallido asalto a La Coruña (con María Pita como heroina) o al desfalco que hicieron los ingleses al atacar Vigo y del cual salieron también por patas, o del frustrado ataque a Lisboa, entonces bajo dominio español. Resulta que leyendo sobre el ataque de Lisboa me topé con la persecución que las galeras españolas hicieron de la flota de Drake una vez que salieron huyendo tras el fracaso. Una galera no puede vencer por potencia artillera a otro navío a vela, pero en ausencia de viento tiene ventaja porque conserva su maniobrabilidad a remos. Este "truco" era habitual y lo emplearon los españoles contra los ingleses en la citada persecución, y cuando lo vi me pareció perfecto para la trama, pero llevándola ya al caribe. Resulta que en América las galeras no eran tan comunes como en Europa, pero si que se fabricaron algunas (a parte de las mas numerosas galeazas, barcos a remos pero ya artilladas en los costados), asi que de ahí partió la idea. Como ves, tampoco es del todo original jaja.
EliminarMuchas gracias por comentar. Un abrazo.
¡Interesantísimo! Gracias, ya se notaba como pez en el agua... :)
Eliminargracias :)
EliminarNo recuerdo si Cartagena ya tenia las murallas, y dato curioso, Jamaica.... supongo si fue española alguna vez....
ResponderEliminarCartagena es un buen destino, muchos piratas perdieron alli la vida contra esas murallas.... se construyeron para eso: repeler a los ingleses.
Hola Jose. No se de que fecha son las murallas, pero a mediados del siglo XVIII seguramente ya estaban construidas, debe ser una gozada visitarlas, no se si es tu caso pero si fuese asi te envidio ;) Respecto a Jamaica, fue española hasta 1655, tal como Mencía dice en el relato cuatro años antes de la fecha en la que se sitúa la acción. Un abrazo.
EliminarHola, Jorge. Muy buen relato de piratas, con un aire a esas aventuras clásicas que tanto me gustan. Además de los giros, que están muy bien engarzados en la trama, destacaría el abundante vocabulario marinero que contribuye a transportarnos a cada escena que nos cuentas. Y, bueno, el final... Todo un acierto, porque además de inesperado añade ese toque romántico inherente a las historias de piratas. Me quito el sombrero. Abrazo y suerte.
ResponderEliminarHola Enrique. Si que ha quedado una historia de piratas al mas puro estilo, con un toque personal. Me alegro que te gustase. Un abrazo.
EliminarHola, Jorge, ¡vaya, vaya, vaya! La muchacha me ha sorprendido para bien y, además, ha hecho bien en fraguar toda esa estratagema. Genial historia, de piratas, pero diferente. Te felicito.
ResponderEliminarUn abrazo. :)
Hola Merche. la muchacha es de armas tomar, menudo peligro tiene. Un abrazo.
EliminarJa, ja, ja, algunos desean por aquí los besos de Mencía, y yo, como madre de una chica de su edad sólo podía pensar, en que vaya muchacha de armas tomar. Seguramente aprendió muy bien de su propio padre.
ResponderEliminarHola Noelia. Se ve que Mencía tuvo una buena escuela, es cierto. Un abrazo.
EliminarHola, Jorge. Un muy buen relato de piratas. Aunque, para pirata, la joven Mencía. ¡Vaya forma de abordar al pobre capitán y robarle el entendimiento! Te ha quedado genial el vocabulario arcaico usado. Seguro que consigue una buena posición.
ResponderEliminarUn abrazo enorme.
Hola Bruno. No es el primer relato de época que escribo asi que estoy algo familiarizado con el vocabulario. Un abrazo.
EliminarHola Jorge nos dejas una historia de piratas en toda regla, con un lenguaje muy propio de la situación y unos personajes como Mendoza y la joven con ese pelo surcado de tirabuzones que pierde el decoro jejej y besa al capitán.
ResponderEliminarFantástico relato . Un abrazo
Puri
Hola Puri. Nos ha salido un poco atrevida Mencía, pero se ve que está acostumbrada a buscarse ella sola las castañas. Un abrazo.
EliminarJorge! Cuánta palabrería, compañero, es una gozada leer tus textos, se aprende en todos los sentidos. En este nos das una clase de marinería con historia, geografía de la época y con todo no te dejas la trama de lado. Porque hay una historia propia muy bien hilada, soportada por unos personajes con una tridimensionalidad excepcional, sobre todo en la de ella. Esos mechones salen de la pantalla. Y con ello, el giro final, ese pequeño cambio de punto de vista del narrador. No me suele gustar que este vaya pivotando gracias a su omniscencia, pero en este caso lo veo con un recurso muy acertado (y muy bien utilizado), pues es la única manera que, en 900 palabras, podamos entender las pretensiones de un personaje excepcional que con este pequeño giro introspectivo aún gana mayor fuerza.
ResponderEliminarGenial aporte, compañero.
Mucha suerte y un abrazo!
Hola Pepe. Que le vamos a hacer, la historia y la geografía me gustan desde pequeño, aun ahora cuando veo un mapa puedo quedarme varios minutos mirándolo y averiguando todo lo que esconde, asi que la temática de piratas viene como anillo al dedo. Das en el clavo acertadamente con lo que comentas acerca de los giros finales de la mano de un narrador onminiscente, se corre el peligro de sacarse un final de la manga que no esté suficientemente soportado por toda la narración y eso puede dar al traste con un relato; siempre se debe mantener la coherencia entre el final y todo lo anterior. El problema es que en un relato de 900 palabras y si quieres armar una trama más o menos compleja, el espacio no da para tanto. He intentado ir dejando pequeñas pista a lo largo de todo el texto para que el lector se haga una idea de que las cosas no son como parecen en un principio, que necesariamente ha de haber alguna sorpresa, pero me queda la duda acerca de este asunto. Me hubiera gustado introducir alguna referencia a la boda amañada de Mencía, pero no hubo espacio sin que parte de la trama se resintiera, así que opté por colarlo así de sopetón en el final. Las otras dos sorpresas, el engaño de la propia Mencía a su padre y a Mendoza y el aviso a los piratas, se pueden llegar a sospechar (pienso) con alguna cosilla que he dejado caer a lo largo de la narración. Es lo que hay con el límite de las 900, quiero pensar que ha quedado coherente y suficientemente justificado, vosotros lo valoraréis como lectores y me llevaré el premio o el tirón de orejas correspondiente, jeje. En la versión inicial todo era mucho más simple, los "malos" eran únicamente los gobernadores que habían urdido toda la trama para forzar la intervención en Jamaica, y Mencía una pobre chica desvalida cuyo destino era manejado por terceros, pero una vez escrito me pareció un final simple y previsible y Mencía un personaje sin empaque, así que decidí cambiarlo y buscar un final más inesperado y dotar de mayor personalidad al personaje femenino.
EliminarMuchas gracias por tu atenta lectura y comentario, se agradece. Un abrazo!
Hola Jorge menudo relato :) sin duda hay muchos tipos de piratas. Bien contado. suerte un abrazo.
ResponderEliminarHola Ainhoa, tantos como queramos imaginar. Un abrazo.
EliminarMaravilloso relato, Jorge, que bien merecería una continuación, pues novecientas palabras se quedan muy cortas para el potencial que tiene su trama.
ResponderEliminarMucha suerte en el concurso.
Un fuerte abrazo.
Hola Estrella. A decir verdad, a ki las 900 palabras se me quedan cortas siempre jaja, pero es verdad que obligan a prescindir de lo innecesario y en ese sentido es también un aprendizaje. Un abrazo.
EliminarUna gran historia, sin duda. Tiene de todo: intrigas, batalla naval, una historia romántica, desde luego piratas y sobre todo ese sabor de los textos bien escritos. ¿Tiene quizás algo de reivindicativo? Esa tripulación relevando a los galeotes no encaja mucho con la imagen que de nuestros antepasados dieran los Hearst y Pulitzer... pero esa es otra historia. Me fijo mejor en esa maniobra que ya describes en otro comentario: ciaboga. Un giro más en esta trama, con ese añadido de la solución desesperada, o del recurso astuto, pero que termina de definir a un personaje, el capitán, y lo transforma radicalmente, otorgándole la relevancia que le reserva el final de esta gran historia.
ResponderEliminarMe ha encantado, Jorge, y espero que te dé muchas satisfacciones.
Un gran abrazo.
Hola Isra. Pues lo de la tripulación colaborando en las tareas a remo, dotación para la guerra y marinería para el manejo del barco, no tenía más objeto para el capitán Mendoza que buscar una solución a un problema que de otro modo hubiera sido irresoluble, y para el autor simplemente ponerlo de manifiesto. A veces los lectores veis más allá incluso que el propio autor, lo que indica una lectura atenta, lo cual se agradece. Deduzco por tus comentario que eres aficionado a la historia, y deduzco también (a riesgo de equivocarme) que la referencia a Hearst y Pulitzer, reconocidos "periodistas" del amarillismo anglosajón en la guerra hispano-estadounidense, denota una sana tirria a las manipulaciones, mentiras y excesos de la esfera anglo, cosa que también se desprende de tu relato de piratas. Yo he dejado mi más modesta aportación a la causa con esa frase inicial de Mendoza acusando directamente a los piratas de que bien podrían navegar bajo el pabellón de la Union Jack. Y debo decir que si mi suposición es cierta, compartimos idéntico parecer en lo referente al papel anglosajón en los devenires del mundo, algo que por otra parte no es de extrañar en quienes aman y conocen la Historia.
EliminarRespecto as la maniobra, era habitual en las galeras dar caza a barcos más artillados situándose a popa en condiciones de falta de viento, inicialmente planteé la maniobra como un largo viraje alrededor de la fragata y lejos del alcance de sus cañones, pero finalmente me pareció más limpio y rápido hacer un viraje sobre su eje y encarar directamente la proa del enemigo, aprovechando que la posibilidad de maniobrar a remos hace que este tipo de embarcación pueda virar prácticamente sin moverse del sitio.
Muchas gracias por tu comentario, un abrazo!
Creo que "sana tirria" da la medida justa, y que compartimos ese parecer sin duda. Pero ese es tema para mejor ocasión, estamos a lo que estamos: estos veinte doblones dicen que se trata de una gran historia, muy bien ambientada, con una trama elaborada y con una experiencia de lectura muy satisfactoria. Un gran abrazo.
EliminarDejémoslo asi, que claro ha quedado jaja. Un abrazo.
EliminarGenial relato, Jorge y muy sorprendente porque no es una historia de piratas al uso.
ResponderEliminarMuchas suerte y un abrazo.
Gracias Mercedes, me alegra haberte sorprendido un poco. Un abrazo.
EliminarHola, Jorge! Maravilloso relato en el que toda la astucia pirata cae rendida a los pies de la joven que pergenió su liberación de un matrimonio obligado. Menuda estrategia la de ella!
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Mirna. Si, es peligrosa la chica, a saber lo que hará de mayor. Un abrazo.
EliminarHola, Jorge, una historia que acaba bien merece ser enmarcada como rara avis. Muy bien documentada como siempre que quieres situarnos en algún lugar y momento concreto. Eso es una habilidad añadida que se agradece a la hora de imaginarnos la escena mientras la leemos.
ResponderEliminarSaludos y suerte.
Hola Vanjav, es importante desde luego la ambientación, sobre todo en relatos históricos y con un tema tan específico como es el marinero. Un abrazo.
EliminarDas interesantes respuestas que son un gusto leer y aprender, ya se nota que te apasiona la historia... Únele la literatura... y... ¡tachan, tachan!! Ya puedes ir a ver lo que tienes esperándote, jaja... :)¡¡¡Merecidísimo!!!
ResponderEliminarUn fuerte abrazo y que lo disfrutes! :)
Gracias Maite, soy un bicho raro, lo se jajaja. Felicidades a ti también por tu cuarto puesto, rozando el pódium. Un abrazo!
EliminarJorge!!! Felicidades por ese tinterazo de oro! Este relato tenia unas dimensiones inmensas y ha sido recompensado, arrr! Un fuerte abrazo!
ResponderEliminarGracias Pepe, siempre se agradece vuestra generosidad a la hora de valorar lo que escribo. Un abrazo!
EliminarMuchas felicidades por ese merecido Tintero de Oro. En verdad escribiste un gran relato. Te mando abrazos desde México.
ResponderEliminarMuchas gracias Ana, y felicidades a ti por el bronce. Un abrazo!
EliminarEnhorabuena, Jorge. Un gran relato, un gran final y… ¡un gran tintero! Que lo disfrutes. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias Enrique, y felicidades por tu plata. Un Abrazo!
Eliminar¡A TUS ÓRDENES MI COMANDATTORE! : Eres un campeón de oro y con absoluta y merecida patente. 💎💎💎 Recibe Mi Admiración y mi deseo de que sigas en tu línea. Gracias SEMPER por tu saber estar y tus visitas a mi bitácora.¡Y larga vida a Tu Tintero de Oro y a Mi Júbilo por compartir tu alegría!🤗
ResponderEliminarGracias Juan. Igualmente es un placer recibir tus efusivos comentarios. Esta es vuestra casa. un abrazo!
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