Tres muertes de cinco integrantes de un equipo es razón más que suficiente para que se cancele un proyecto y Aurora no fue una excepción. El Alto Mando militar determinó que su continuidad suponía manejar fuerzas cuyo poder escapaba, en el estadio en que se encontraba la ciencia en ese momento, de los límites que el ser humano podía comprender y manejar con garantías.
Los dos supervivientes fuimos enclaustrados durante meses y sometidos a toda clase de interrogatorios y pruebas psicológicas. Una vez establecida la secuencia de los hechos, contra ninguno de nosotros se halló indicio alguno de criminalidad. Se me ofreció un destino apacible en un despacho, pero al poco tiempo solicité el paso a la reserva. Por aquellas fechas comenzaron a manifestarse también mis problemas psicológicos. La doctora Emma Adams tuvo aún menos suerte. A raíz de aquello se le diagnosticaron serias perturbaciones emocionales que no tardaron en derivar en un cuadro esquizofrénico y se hizo necesario su internamiento en un centro psiquiátrico.
La jerarquía militar designó una comisión encargada de esclarecer los sucesos que aquella madrugada se produjeron en la mansión del general Cooper y los resultados fueron estremecedores. Los investigadores descubrieron que el edificio había sido levantado por un comerciante irlandés de nombre Arthur Ryan a mediados del XIX. Cuando el hombre enviudó se encerró en la casa apenas dejándose ver. Casi al mismo tiempo empezaron a suceder misteriosas desapariciones de muchachas jóvenes en la zona. Tardaron años en descubrir que él era el asesino, cuando los alguaciles fueron a prenderlo se suicidó tirándose desde la azotea.
Aunque el informe posterior no pudo precisarlo con certeza, se estableció como hipótesis que una segunda presencia hubiera quedado atrapada en el contenedor magnético de Aurora, con una alta probabilidad de que ésta correspondiese a Ryan. A pesar de que la máquina no volvió a utilizarse, los militares realizaron varias sesiones psicofónicas con su contraparte Hades en la mansión, unas sesiones que arrojaron un resultado aterrador. Cooper seguía estando allí.
Las grabaciones fueron considerablemente menos nítidas que en el experimento Aurora, debido a la tajante prohibición de usar cualquier elemento que aportase una fuente externa de energía. Sin embargo se verificó que de alguna manera el general había quedado atrapado en un limbo sin posibilidad de progresar más allá de la frontera de la muerte. Se puso en marcha un proyecto para tratar de liberarlo, pero tras dos años de gastos crecientes y escasos avances alguien en un despacho militar decidió meterlo en un cajón y congelar los fondos. El destino último del espíritu de Cooper se desconoce.
Este es pues el final del actualmente conocido como el Incidente Cooper, o al menos lo es hasta donde yo tengo información. A quien haya tenido el valor y la presencia de ánimo de llegar hasta aquí le pido que intente contemplar la realidad desde una mente abierta. A quien no crea en la veracidad de lo contado, tan sólo puedo decirle que no le culpo por ello.
Dejaré el escrito en este punto y al pie estamparé mi firma para que no haya dudas de su autoría. Se guardará en la caja fuerte de mi banco, con órdenes precisas de cómo actuar en el momento de mi muerte. Y sin embargo tengo la sensación de que el último capítulo de esta historia todavía está por escribirse.
Hace dos días mis contactos en el Alto Mando me han informado que a la doctora Emma Adams se le ha dado el alta en la institución psiquiátrica en la que permanecía internada. De un tiempo a esta parte una duda me consume y albergo el convencimiento de que ambos tenemos una conversación pendiente desde hace ocho años. Y sé también que de un modo u otro pronto nos encontraremos.
A los terribles sucesos acaecidos durante el Incidente Cooper les falta todavía el colofón final, una sospecha que se ha ido clarificando en mi mente con el paso de los años y que en breve trataré de confirmar, aunque no puedan ya quedar por escrito.
A los terribles sucesos acaecidos durante el Incidente Cooper les falta todavía el colofón final, una sospecha que se ha ido clarificando en mi mente con el paso de los años y que en breve trataré de confirmar, aunque no puedan ya quedar por escrito.
Muy bueno el final, Jorge. Dejas una puerta abierta a la imaginación. Quién sabe lo que puede hacer este espíritu perturbado si encuentra una fuente de energía donde alimentarse o qué pasará si alguien desaprensivo del ejército decide activar el Aurora. La historia da para mucho; para plantearse el eterno dilema de los límites de la ciencia. Un beso muy grande y felicidades
ResponderEliminarPues el final aún no ha llegado Ana, parece mentira, que poco me conocéis después de tanto tiempo jajaja. Yo esperaba dejar con esa última frase un hilito de suspense hasta el próximo capítulo pero me ha salido al revés. Bueno, acabo de publicarlo así ya me dirás que tal. Besos.
EliminarGuardado para el finde.
ResponderEliminarYa te diré Jorge.
Besos.
Pues ahora te he puesto más deberes Isabel. Besos.
EliminarFinal muy correcto y en el momento adecuado. Por lo tanto, estructura perfecta en mi opinión. Además, ese último capítulo en forma de epílogo te permite recorrer de forma rápida acontecimientos muy separados en el tiempo. A mi también me gusta usar el recurso. Repasé y encontré la referencia a la relación entre Emma y el coronel. Sutil, sí, pero en su justa medida, tampoco era necesario evidenciar más. Son ese tipo de enlaces que gusta encontrar en los relatos de intriga. Tengo que reconocer que me despistó la referencia que haces a la guerra en el capítulo anterior. Pensé que el ente venía de ser algún antiguo camarada enloquecido por esa guerra y convertido en asesino, ja ja, o algo así. Ahora comprendo que hablabas de la propia experiencia del coronel únicamente. La verdad, no se me ocurrió pensar que el ente estuviese relacionado con la casa, en lugar de con el entorno de los protagonistas, ja ja. Ah, y sobre todo, aterrador ese final de Cooper. Quizá más impactante incluso que ese final abierto. Por lo menos para mí.
ResponderEliminarUn gusto leerte Jorge. Lo he disfrutado.
Un fuerte abrazo paisano
Pues gracias Isidoro por tomarte la molestia de buscar esa referencia, es todo un detalle. Veo que cosas que para mí eran evidentes a vosotros os han despistado, supongo que en la medida en que no imagináis por donde va la historia es bueno, aunque espero no haber despistado tanto como para que se pierda el hilo. Y sí, la reflexión del coronel es un pequeño aporte antimilitarista que me he permito encajar en este capítulo, espero que me permitáis la licencia. El que el ente estuviese relacionado con la casa era lo más evidente supongo, y quizás por ello lo menos esperado, sobre todo cuando se trata de una trama compleja. Y sí, aterrador el final de Cooper.
EliminarBueno no se si os despistado con el final que no es final o ha sido una cadena donde todos habéis supuesto el axioma del primer comentario, pero lo cierto es que de final nada, así que nos vemos en el próximo, compañero. Un abrazo.
¡Pues yo quiero ese otro capítulo ya! Jajaja, exigencias de mi curiosidad insaciable aparte, Jorge, me encantaría que lo escribieras, a modo de epílogo o de segunda parte de la serie, en plan, Rescatando a Cooper, o algo así, porque está claro que hay tema pendiente... tanto entre Emma y Jimmy, como entre este y el general. Me ha gustado el final, pero todavía más que sea abierto y no cierre la posibilidad de que continúes con la historia.
ResponderEliminar¡Bicos, amigo!
Deseo concedido Eva! me está entrando complejo de Genio de la Lámpara mágica. Los finales abiertos pueden ser buenos en ocasiones, pero entre tu y yo, tan tan abiertos como este hubieran sido (estoy seguro que han sido) decepcionantes. Así que espero redimirme en el siguiente y ahora sí capítulo final. Besos.
Eliminar¿Se ha acabado? Jo, pues yo me he quedado con ganas de saber más de Arthur, me ha sabido a poco el papel que tiene en esta historia. Por otra parte esa historia pendiente entre Emma y Jimmy queda colgada, aunque si soy sincera a mí los amoríos como que no, pero los asesinos en serie como Arthur... ¡ay, dios mío! me lo tengo que hacer mirar.
ResponderEliminarEstupendo relato, Jorge, enhorabuena.
P.D. Sin necesidad de Auroras, si hubiera que meter en un psiquiátrico a todos los militares con problemas emocionales no habría espacio suficiente para construir tanto manicomio.
Normal que te haya sabido a poco Paloma, yo en tú lugar diría exactamente lo mismo, y te agradezco esa sinceridad. Haber abierto la trama del beso justo en el capítulo anterior para dejarla colgando en este hubiera sido para darme de palos (literarios). Así que no se ha acabado, afortunadamente para mi de otro modo maltrecho prestigio como contador de historias. La verdad es que nunca dejaré de sorprenderme de como tendemos a asumir ciertos hechos como ciertos a pesar de tener lo evidente delante, le hago escribir al coronel la palabra final y provoca una unánime sensación de final de la historia, a pesar de a renglón seguido dice que ese no es el último capítulo y deja pendiente ese encuentro final, jaja.
EliminarY estoy totalmente de acuerdo con tu última frase.
Besos.
Estoy con los compañeros que el capítulo te deja con la sensación de querer más explicaciones pero como he llegado tarde a este capítulo ya sé que hay otro que voy a leer enseguida.
ResponderEliminarBesos
Es que este no es un capítulo de final de historia, de ser así en mi opinión hubiera resultado muy decepcionante. Creo que eres la primera que lee el capítulo sabiendo que hay otro jaja, así que me interesa mucho tu impresión. Besos Conxita.
EliminarEstá claro que "el incidente" tuvo consecuencias negativas para todos los integrantes del equipo. Los que no encontraron la muerte, arrastraron secuelas posteriores en sus vidas.
ResponderEliminarMe produce escalofríos pensar que hubiera algo de verdad en tu historia, Jorge, y que alguien pudiera quedarse atrapado en ese limbo que no te permite morir pero tampoco volver a la vida. Angustia en estado puro...
Muy buena continuación; el final te deja pensando que aún falta la guinda del pastel, así que voy a la siguiente parte :)
¡Besos!
Es que en realidad esta historia está basada en hechos reales... bueno, no, pero a que asusta pensarlo? Todo lo que tiene que ver con la muerte nos produce angustia así que es ideal para este tipo de tramas. Besos.
EliminarMe gusta como te mueves entre la realidad y lo fantástico, y esto es válido para los VII capítulos del relato.. En este cap. VI de cierta transición, rebajas la tensión y focalizas las consecuencias laborales y sobre todo emocionales del protagonista, sus secuelas psíquicas ¡No es para menos!
ResponderEliminarSurge una nueva perspectiva inquietante con el asesino. “Aurora” fue el alimento del alma hambrienta de muertes del irlandés.
Y aunque tiene, o podría tener, un final abierto, veo que has escrito n último capítulo. Voy a por él
Una cosa importante cuando se hace ciencia ficción es mezclar hechos reales con hechos imaginados, lograr que se confundan hasta que la línea entre unos y otros sea difusa es una de las claves del género.
EliminarNo soy yo de finales muy abiertos así que la serie pedía un capítulo final, a pesar del despiste unánime que ha generado este. Nos vemos en el siguiente.
Pobre general Cooper, ahí perdido en tierra de nadie. Visto el historial de Ryan parece que han convocado al menos indicado, han despertado a la Bestia.
ResponderEliminarHan tenido mala suerte la verdad, pero ya lo dice la ley de Murphy, si algo puede salir mal, saldrá mal. Estos militares hubieran hecho bien en tomársela más en serio.
EliminarEste capítulo me ha desconcertado, porque me ha dado la impresión que el protagonista quiere contar la historia muy rápido, hay demasiadas cosas que hubiera sido interesante de saber, por fin, ya sabemos quién es Arthur, y lo que ha pasado pero el otro militar atrapado en el limbo...y la pobre esquizofrénica y que tiene cosas pendientes con nuestro prota... Me he quedado un poco helada con esta parte, a ver la siguiente...
ResponderEliminarEn general esa es la impresión que me han comentado con este capítulo, vamos a ver el final :)
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