En pocos días la casa del general Cooper se transformó en un centro de operaciones. El alto mando había considerado la posibilidad de trasladarlo a un hospital militar, pero por deferencia a su rango se decidió que pese al mayor coste se trataría de trastocar su rutina lo menos posible. Entonces no lo sabíamos, pero aquel fue el primero de muchos errores.
Los equipos electrónicos se instalaron en una habitación amplia en el ala sur de la mansión, a donde se llevó su cama y cuanto fuese necesario para que estuviese cómodo. Junto con toda la parafernalia se alojó también un operario encargado de las cuestiones técnicas. Dos médicos se turnaban para permanecer en todo instante junto al general vigilando sus constantes vitales, ambos eran expertos en sus campos respectivos y llegado el momento serían cruciales para la monitorización del proceso. Todos los integrantes del equipo ostentaban rango militar y habían tenido algún tipo de contacto con Cooper previo al Proyecto.
Engrosaban además el operativo más de diez escoltas que vigilaban estratégicamente el perímetro, no dejando acercarse a nadie sin autorización. El brigadier George Brown fue asignado para supervisar la operación, convirtiéndose en los ojos del alto mando y en el militar de mayor graduación al cargo. Llegó un par de días después e instaló su despacho en la planta baja, no lejos de la habitación donde descansaba Cooper.
Yo mismo como responsable último del proyecto Aurora debería haberme desplazado en las mismas fechas, mas debido a unos asuntos urgentes y no temiendo todavía un desenlace inminente me demoré algunos días. Hasta que recibí una llamada informándome que el estado del general había empeorado. Tuve que tomar un vuelo a toda prisa y personarme en la mansión sin mayor demora.
Lo que relataré a continuación es la relación de los hechos tal como se sucedieron a partir de mi llegada. Pero en primer lugar debo poner en antecedentes a quien esto lee acerca de la naturaleza del Proyecto, no sin antes advertir que sobrepasado este punto, el conocimiento de lo sucedido podría poner en riesgo su propia integridad física de no tomarse las debidas precauciones. Quede pues mi conciencia libre de carga sobre las consecuencias derivadas de la decisión que al respecto se considere.
La frontera entre la vida y la muerte no deja de ser una línea difusa, mas lo que se esconde al traspasarla es un misterio para el ser humano. Con frecuencia se asocian estos temas con el esoterismo y las ciencias ocultas, pero el ejército siempre se ha tomado muy en serio la investigación de cualquier materia que pudiera ofrecer una ventaja militar sobre el enemigo. Y asomarse del otro lado de la muerte es sin duda una de ellas.
Desde hace tiempo se conocen las perturbaciones que fenómenos atribuidos a los espíritus producen sobre los campos electromagnéticos. Los investigadores civiles han dado en llamar psicofonías a aquellas voces supuestamente procedentes del más allá que pueden ser captadas con un magnetófono. Experimentos militares que no viene al caso nombrar han determinado que estos sucesos tienen un alto grado de probabilidad de ser provocados por entidades que algún día estuvieron encarnadas. Fruto de estas investigaciones se desarrolló Hades, un artilugio electrónico capaz de recoger dichas perturbaciones y transformarlas en tiempo real en sonidos audibles. Sin embargo la ambición de los jerarcas militares iba más allá de captar una simple psicofonía. El punto de mira siempre estuvo puesto en aquello que lo produce.
Dado que estos entes son capaces de interactuar con un entorno material deben tener a su vez un componente físico y puesto que pueden interferir un campo electromagnético han de ser por reciprocidad sensibles a los mismos. La teoría desarrollada por el Profesor Newman a partir del legado de Nicola Tesla establecía las ecuaciones necesarias para actuar sobre una entidad física que pudiese interferir un campo EMF. El estamento militar creía que era posible desarrollar un aparato capaz de confinar en un espacio cerrado lo que comúnmente conocemos como alma o espíritu. El problema era saber en qué lugar y momento se encontraría dicha entidad, algo imposible de detectar con precisión. Imposible salvo en un caso particular. El instante de la muerte. La creación de Aurora tenía este objetivo.
La máquina pretendía generar un campo electromagnético que atrapase el alma mediante un efecto de succión magnética, algo complicado de imaginar pero que se demostró posible. Una de las ventajas de la teoría Newman era que establecía que a pesar del confinamiento, si el ente disponía de suficiente energía podría interactuar con su entorno de forma que Hades captase la conversación originada por el mismo. Sólo hacía falta una cobaya para comprobar la efectividad del experimento. Y Cooper era nuestro voluntario.
Claro que la colaboración del general se regía por ciertas condiciones. En primer lugar se destinaría una suma considerable de dinero a sus herederos. Por supuesto el nombre de Cooper quedaría asociado para siempre al primer ser humano que diera prueba fehaciente de un más allá, colmando así su ego, aunque la trascendencia del experimento fuera del ámbito militar podría demorarse durante décadas. Y Cooper también quería saber, ser capaz de acaparar al unísono ambas realidades, la vida y la muerte en un mismo instante. Sólo había una condición pactada e inviolable por las dos partes. Los trabajos durarían tres días, pasados los cuales Cooper tenía la decisión de seguir adelante durante algún tiempo más o solicitar su liberación inmediata para partir. Llegados a este punto se preguntarán que utilidad puede tener todo esto en el campo militar.
Es común obtener información mediante interrogatorios que no se rigen precisamente por las leyes internacionales. En estos casos hay una barrera que limita la efectividad del método, el convencimiento del interrogado de que tarde o temprano su sufrimiento ha de terminar con la liberadora muerte, una realidad material imposible de soslayar. Sin embargo Aurora ofrecía la posibilidad de que el confinamiento fuese eterno, la auténtica encarnación del infierno capaz de derribar las defensas del más recio de los cautivos. Pero había todavía una ventaja mucho más suculenta. Sería impensable imaginar el secuestro de un alto dirigente político o militar de cualquier país y mucho menos su posterior tortura. Aurora hacía esto innecesario.
Bastaba con matarlo, haciéndolo pasar por un accidente o un acto terrorista y apoderándose al momento de su alma. A rey muerto, rey puesto, dice el refrán, pero nadie podría imaginar que en realidad el trofeo se encontraría en poder del enemigo, que tendría las manos libres para obtener cuanta información desease sin que nadie moviese un dedo por impedirlo. La locura de la lógica militar llega a extremos esperpénticos, lo sé, pero no esperen que este mismo razonamiento surja desde dentro del estamento.
Esta es pues la historia del primer encuentro directo de la humanidad con el más allá. Y les aseguro que imaginen lo que imaginen, la realidad del experimento no tuvo nada que ver con lo que ahora mismo estén pensando.
¡Y me quedo devorándome los dedos, Jorge! Me he leído las dos partes que has publicado y me has atrapado por completo. Este segundo capítulo demuestra tu dominio de la ciencia ficción y del hábil manejo de la verosimilitud alternando referencias reales con las de pura ficción. Destaco sobre manera el tremendo continuará con el que cierras este capítulo que es de órdago. ¿Qué nos espera? ¿Cómo será ese Más Allá? ¿Hasta dónde llegará la inconsciencia del hombre? ¡No te retrases! Un abrazo
ResponderEliminarComo bien dejas caer David, la verosimilitud tanto en los hechos como en el desarrollo técnico es uno de los pilares fundamentales de cualquier cuento de ciencia ficción, si la historia no es creíble o cojea en su coherencia técnica se puede dar al traste con un buen relato. Mezclar realidad con ficción le da mayor credibilidad por lo general a la trama. Respecto al cierre del capítulo, suele ser buena táctica para acrecentar el suspense dejar siempre una incógnita abierta al final, aunque que te voy a contar que tú no sepas. Me alegra saber que la historia te ha atrapado pues siendo todo un experto en la creación de relatos de ciencia ficción no era tarea sencilla. Espero poder mantener el nivel de atención en próximas entregas. Gracias por leerme David y por tu generoso comentario. Un abrazo.
EliminarYo que, a diferencia de David, no entiende de ciencia ficción, me he quedado sin palabras ante tan elaborado planteamiento. Da un poco de miedo que lo pueda leer quien no debe y lo copie porque desde es de lo más verosímil. Qué complejidad y a la vez qué bien se lee. Yo también me he quedado muy intrigada y deseando seguir leyendo. Un beso muy grande y felicidades, Jorge
ResponderEliminarSeguramente lo que se me ocurra a mi ya lo habrán pensado los sesudos militares, siempre empeñados en buscar la manera más efectiva de destruir al prójimo, a saber lo que tienen escondido que desconocemos. Espero que como dices la trama resulte verosímil pues como le comentaba a David es uno de los pilares de un relato de este género, escribir sobre ciencia ficción siempre exige un trabajo previo de documentación. Esta vez no has sido la primera en comentar Ana, pero como siempre estás ahí al pie del cañón, algo que es de agradecer. Un beso.
EliminarDe nuevo nos dejas con la miel en los labios, Jorge, aunque al menos ahora tenemos más información sobre lo que traman los militares y en qué consiste su experimento con Cooper como conejillo de indias.
ResponderEliminarMe parece un argumento muy interesante, y eso que la ciencia ficción no es mi género favorito. Confío plenamente en tu imaginación y buen hacer como escritor para sorprendernos. ¡Ya estoy impaciente de leer la próxima entrega!
Un abrazo de miércoles, Jorge.
Pues siempre está bien que confíen en uno Julia, aunque eso implica también la responsabilidad de no defraudar. Espero poder sorprenderos. Un abrazo.
EliminarNo sé en qué acabará este experimento, pero solo de pensar en las posibilidades que se le ha ocurrido al estamento militar ya se me ponen los pelos de punta. Espero por el bien de todos que esto sea solo un relato de ficción.
ResponderEliminarA ver cómo sigue, esperaré.
Un abrazo, Jorge.
PD. Tú no eres militar, ¿verdad? (Por favor, dime que no para quedarme tranquila).
La verdad Paloma es que se me olvidó poner aquello de "basado en hechos reales" ;) Que yo sepa esto es ficción, pero vete a saber lo que tienen escondido estos señores que nosotros no sepamos. Y no, no soy militar, creo que eso sería incompatible con mi forma de ver las cosas, pero eso daría para un largo debate. Abrazos.
EliminarTe he preguntado si eras militar porque el lenguaje empleado en el relato y la forma de describir las escenas me han parecido muy creíbles. Aunque ya me imaginaba que no lo eras por otros comentarios que viertes y en donde se adivina que tu talante no cuadra con la forma de pensar de esos señores. De lo contrario serías un militar "muy raro" (y con un consejo de guerra encima).
EliminarDe todas formas, agradezco que me lo aclares (por si acaso).
Besos.
En realidad soy Ingeniero y trabajo en el campo de las telecomunicaciones, así que no tengo que ver con el estamento militar y por ahora me libro del consejo de guerra. Si que es cierto que el tener formación y profesión técnicas ayuda en este tipo de relatos donde la parte técnica y científica tiene bastante peso y ha de ser creíble. Un beso.
EliminarVaya de nuevo consigues dejarnos con la intriga, se empieza a ver lo que están tramando y no pinta demasiado bien. Desde luego utilizas un lenguaje que lo hace creíble, a mi me has dejado con la boca abierta, qué dominio, creas un mundo con su lenguaje y haces que el lector se adentre sin dudar en él y eso es muy complicado.
ResponderEliminarBesos
Es un equilibrio difícil, hay que resultar creíble como dices pero no exagerado ni aburrir a los lectores con demasiados tecnicismos. Si os ha resultado creíble me doy por satisfecho, espero no haberos aburrido con tantas explicaciones. Besos Conxita.
Eliminar¡Tremendo! Lo que más me llama la atención es lo verosímil que parecen los datos técnicos, con el plus de la emoción de la novedosa aventurera, y la intriga que tan bien manejas. Es muy difícil hacer CIFI, admiro a quienes tienen la facultad imaginativa de enfrentarse a este género. No me extraña que el compañero David Rubio, tan aficionado a la ciencia ficción se haya quedado con la boca abierta.
ResponderEliminarNos vemos en el III
Un abrazo fuerte amigo Jorge.
Como apuntaba David en un comentario anterior, mezclar la realidad con la ficción ayuda a producir esa impresión de credibilidad, siempre que lo que se inventa guarde cierta coherencia claro. La dificultad de la ciencia ficción reside precisamente en que los mundos y realidades que inventas parezcan creíbles y a la vez tener el valor de salirte de lo clásico. Gracias por comentar Isabel. Abrazos!
EliminarMadre mía Jorge, si te hubieran conocido los guionistas de "Cazafantasmas" ya estaríais escribiendo la III.
ResponderEliminarBromas aparte, no me sorprende para nada lo bien que desarrollas la trama. Y eso porque te leo a menudo, ja ja. Si en el primero hablaba del acierto de implicar al lector, aquí estoy un poco arrepentido, sobre todo después de leer el párrafo ese de "advertencia"
Otra cosa: me ha hecho gracia esto, "Por supuesto el nombre de Cooper quedaría asociado para siempre al primer ser humano que diera prueba fehaciente de un más allá, colmando así su ego"... Que poco sabían entonces que a lo que quedaría asociado es a un "incidente"
El planteamiento de Aurora... Espeluznante, compañero. ¿Te entrenas viendo películas de sado?... Por cierto, tengo un relatillo en el horno que trata un tema algo relacionado, el de prolongar la vida. Ya lo leerás. Antes he hecho caso de tu sugerencia y voy a colgar uno dividido en dos. Y bueno, perdona la mención en tu blog, pero quería contártelo.
Y lo último, el final. Pues lo que te han dicho, magnífico, como ha de ser. Hasta te has preocupado de justificar esa posible visión esperpéntica del proyecto Aurora, por parte del militar, poniéndolo de nuestro lado en esa pequeña autocrítica.
Genial chico. Teniendo en cuenta de lo que es capaz tu imaginación, estoy deseando leer la continuación
Un fuerte abrazo, "teleco"
Pues ten cuidado con lo que lees Isidoro, que cuando el coronel ha advertido será por algo... a mí que me registren que yo no lo he puesto. Espero que el planteamiento de Aurora no haya quedado irreal, aunque tratándose de un experimento militar se puede esperar cualquier cosa.
EliminarEstaré encantado de leer tu relato en cuanto lo cuelgues, seguro que estará interesante tratándose de un cuento tuyo. El planteamiento me recuerda a uno que empecé a escribir sobre la criogénesis, que al final cayó en el olvido.
Y por cierto, no soy teleco de formación, yo soy Ingeniero Industrial, pero la vida laboral me ha llevado por el camino de las telecomunicaciones. Un abrazo.
Bueno, bueno, Jorge, la ficción militar entra en derroteros de la ciencia, mal asunto, para nosotros claro, porque cuando los militares meten mano en la ciencia nunca se sabe lo que nos espera... nada bueno, como auguras en tu intrigante final, ojalá me equivoque, pero ríos de sangre correrán en los próximos episodios... porque algo de acción meterás, ¿no? A la expectativa total, nos dejas, y haces bien, que de eso se trata con los relatos por entregas.
ResponderEliminarUn pequeño comentario si me permites respecto al estilo del narrador, me encanta el tono que utilizas, típico también de la burocracia y los relacionamentos entre mandos a nivel militar, aunque en los primeros párrafos hay varias palabras repetidas que le restan fuerza a ese léxico cuidadosamente escogido. No obstante, no desmerece en absoluto la trama, querido amigo. Chapeau!
Emocionanda espero la tercera. Bicos :)
hay que ver que tremendistas sois, todos predecís ríos de sangre, muertes a mansalva, inocentes descuartizados con las vísceras al aire (bueno esto último es de mi cosecha)... que mal concepto tenéis de los militares. Y eso que viene de alguien por cuyas venas corre sangre militar. Bueno, veremos que ocurre.
EliminarUna cosilla Eva, tu has leído este relato hace días, no? jeje es por el comentario de las palabras repetidas, efectivamente suelo dejar en reposo lo escrito algún tiempo, pero este lo subí deprisa y tenía varios errores de los que mencionas... que corregí hace algunos días ya. Ahora mismo no veo repeticiones por ningún lado. En cualquier caso si las hubiere te agradecería las señalases para corregirlas :) biquiños, galega!
Jajaja, qué bueno, Jorge, ya sabes qué es lo que queremos... ¡estamos deseándolo, mata a alguien ya! Que además es la excusa perfecta para saber si el chisme ese funciona, o es como el tino de la estampita, jajaja. Eres un encanto, me río tanto contigo...
EliminarEn cuanto a las repeticiones no le des demasiada importancia, no te lo diría si fueran acentos o cosas así –erratas típicas de cuando se nos escapa la tecla–, lo he leído esta misma tarde y no me gusta corregir a nadie, de hecho espero que no te lo tomes como una corrección en absoluto, es una apreciación personal porque es una lástima que aparezcan en el mismo párrafo “asuntos urgentes” y “urgencia”, o “ Pero antes” y “no sin antes”, cuando te has esmerado tanto en que el resto del léxico sea y así es, irreprochable. ¡Bicos!
uf pues tienes toda la razón, y no será porque no lo haya revisado pero siempre se pasa alguna de esas. Mira que me da rabia. Voy corriendo a corregirlo, gracias por avisar Eva.
EliminarPaso directamente al próximo capítulo. Allí te dejaré mi comentario.
ResponderEliminarPues en el próximo nos vemos :)
EliminarBueno, la verdad es que yo en este caso, estoy haciendo la lectura hacia atrás, demostrándote con ello la independencia de tus capítulos a pesar del nexo que los une. Leí primero la tercera parte, ahora la segunda y, dentro de un rato, leeré la primera. Debo decir que entendí (presuponiendo por el contexto) la naturaleza del experimento en su tercera parte sin haber leído entonces la explicación que acabo de leer en esta, lo cual no le resta ni un ápice de emoción.
ResponderEliminarTu dominio de la técnica es impresionante y el hecho de que hayas introducido el ejército en la historia le da verosimilitud, no en vano los mayores avances se han hecho a través de las guerras. Nada agudiza tanto el ingenio como el mal, tristemente.
Me ha encantado el proyecto "Aurora", la máquina magnética atrapa-almas "Hades" y lo bien que lo explicas. Voy a por la primera parte (para llevar la contraria, inaugurando una nueva forma de leer ;) )
Hasta ahora.
No se como resultarán de comprensibles los capítulos leyéndolos al revés, pero sí procuro que al principio de cada uno de ellos se vuelva un poco sobre el anterior y eso ayuda a la lectura inversa que estás haciendo jaja. También es cierto que para nuestra desgracia muchos de los grandes avances científicos se han producido en época de guerras. Gracias por comentar Manoli. Abrazos.
EliminarLa tensión y la intriga se mantienen a muy alto nivel. El tema resulta apasionante y sugestivo. Precisamente he estado releyendo estos días el libro "Los otros" que trata de experiencias con el "más allá", no sé si te suena. Sea como sea, los capítulos se devoran. Voy a por el Tercer plato.
ResponderEliminarPues no he leído "los otros" Paco, no se si es el mismo de la película de Amenábar, que sí he visto. Nos vemos en el tercero pues.
EliminarHola Jorge voy atrasadas con tus relatos, me he leído el capítulo I y II; solo, y solo te digo que mi intriga sobre lo que irá aconteciendo en esa casa y con el general, va en aumento ¿el más allá? bueno ya te iré contando. Un abrazo
ResponderEliminarGracias Eme por tu lectura, me alegra que te resulte intrigante, esa es la idea. Nos leemos. Un abrazo.
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