Continuando con la serie "Microrrelatos que nunca han ganado un premio", os traigo uno que escribí para un concurso de una web de seguros, con las siguientes condiciones:
Tema: relacionado con los
seguros.
Palabras obligatorias: nube,
voces y acierto.
Máximo 200 palabras.
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Al principio dudaba si contratar aquel seguro. Ahora sé que fue un acierto.
He recorrido los cinco continentes. En África conocí a Khalidou, jamás vi una piel tan negra. Era el hechicero de una tribu perdida en la espesura. Le salvé la vida en cierta ocasión y juró por sus antepasados que me concedería un deseo. Había llegado el momento de obligarle a cumplir su promesa.
Cuando estampé mi firma en el papel con membrete de la Compañía me temblaban las manos. Mi agente sonreía, ¿quién iba a contratar una póliza con una indemnización millonaria en caso de que no lloviese en todo un año? Khalidou hizo bien su trabajo, no volvió a aparecer una nube.
Dentro de doce meses vuelve a buscarme, me dijo. Pero la desgracia quiso que muriese poco después en su recóndita selva.
No recuerdo cuanto tiempo ha pasado. Mis pisadas levantan el polvo de la tierra. Quedamos pocos, apenas escucho ya voces que me hagan compañía.
Pero no me importa, tengo más dinero del que puedo contar.
Ya no crecen árboles, he empezado a quemar billetes para calentarme.
Hace días que me pregunto si estos papelitos de colores serán también comestibles.
He recorrido los cinco continentes. En África conocí a Khalidou, jamás vi una piel tan negra. Era el hechicero de una tribu perdida en la espesura. Le salvé la vida en cierta ocasión y juró por sus antepasados que me concedería un deseo. Había llegado el momento de obligarle a cumplir su promesa.
Cuando estampé mi firma en el papel con membrete de la Compañía me temblaban las manos. Mi agente sonreía, ¿quién iba a contratar una póliza con una indemnización millonaria en caso de que no lloviese en todo un año? Khalidou hizo bien su trabajo, no volvió a aparecer una nube.
Dentro de doce meses vuelve a buscarme, me dijo. Pero la desgracia quiso que muriese poco después en su recóndita selva.
No recuerdo cuanto tiempo ha pasado. Mis pisadas levantan el polvo de la tierra. Quedamos pocos, apenas escucho ya voces que me hagan compañía.
Pero no me importa, tengo más dinero del que puedo contar.
Ya no crecen árboles, he empezado a quemar billetes para calentarme.
Hace días que me pregunto si estos papelitos de colores serán también comestibles.
Jorge, es realmente encantador leer este micro tan original. Todo es creatividad, a medida que corre la vista por el texto nos trasladas a Africa con ese hechicero de nombre tan raro, a ese sitio perdido en la espesura. Nos deslumbras con sugerentes palabras, selva, polvo, voces, árboles. Y no llevas a ese final que se lleva todos los aplausos, con los papelitos comestibles. Sinceramente, un micro brillante. Gracias por compartirlo. Un gran saludo.
ResponderEliminarAriel
Pues te diré Ariel que estuve buscando nombres africanos para el hechicero, con el fin de que sonara creíble. Al final me quedé con ese, que raro suena un rato, como dices.
EliminarLos micros es lo que tienen, hay que condensar mucho y no es raro pasar por varios escenarios deprisa y corriendo. Gracias por tu visita. Un saludo.
¿Hasta dónde llega la codicia? Esa es la pregunta que me ha venido a la cabeza cuando he leído la última frase de tu micro. ¿Cómo es posible que en menos de 200 palabras consigas tantos matices? Los viajes alrededor del mundo, la deuda de vida, la codicia, ya digo, sus consecuentes. Te felicito, Jorge. No sé en qué estarían pensando los jueces del concurso pues este micro merece un diez
ResponderEliminarPues echando un vistazo al panorama mundial, podríamos decir que la codicia es como el universo, sino infinita sí tan grande como para no poder ser abarcada en su totalidad. Como le decía a Ariel, en un micro hay que condensar taanto que a veces se pasa por encima de muchos temas. Gracias por tu visita y comentario Ana. Un abrazo.
EliminarPues es un concurso interesante oye, me recuerda a uno mensual que organizaban en la página de la abogacía español (de hecho a mi blog he ido subiendo algunos no premiados también). Los comentarios anteriores han sacado bien la esencia del texto: la codicia.
ResponderEliminarEl protagonista tenía un auténtico chollo con el hechiero, pero a la larga le salió caro, y no precisamente por el dinero. ¡Buen texto Jorge, un saludo!
Siendo tú abogado, José Carlos, nadie mejor para sacarle punta a estos temas. Gracias por pasarte y por el comentario. Un saludo.
EliminarSupiste utilizar muy bien las tres palabras para el concurso y en tan breve texto lograste que la tensión creciera hasta la angustia.
ResponderEliminar¡Muy bueno!
Saludos, Jorge.
Gracias Mirella, bienvenida al blog. Un saludo.
EliminarVa a ser cierto que el dinero no da la felicidad (y que el agua sí). Supongo que todo es cuestión de equilibrio; algunas cosas no se pueden comprar con dinero y otras no se consiguen si no se tiene pasta.
ResponderEliminarGenial micro, Jorge. Le has dado una vertiente irónica a esa póliza de seguros muy original. Si yo tuviera que escribir sobre compañías de seguros lo único que se me ocurriría serían reniegos.
Un saludo.
Además de las premisas obligadas de un buen corto (brevedad, decir mucho con pocas palabras, esbozar más que detallar, sorpresa final…) y de cumplir con los requisitos propuestos..., es sorprendente el enfoque que le has dado, imaginativo, mágico (hechicero africano incluido) y hasta casi alquímico (transmutación de la materia) con el plus de contener una denuncia forestal subliminal y otra más clara sobre la avaricia. Vamos, un corto completito y contundente, el que da los premios de los cortos debe ser “cortito” de criterio, porque es un gran trabajo compañero.
EliminarUn gran abrazo Jorge, me estoy aficionando a tus grandes cortos.
Cierto Kirke, aunque el dinero ayuda, no todo se puede comprar con él, algo que no hemos aprendido todavía en nuestra sociedad. Gracias por pasarte.
EliminarPues me alegra que te aficiones a mis cortos Isabel. Efectivamente el trasfondo del mismo es una crítica social a la importancia que tiene el dinero en nuestra sociedad, por encima de otros valores. Gracias por pasarte. Un abrazo.
EliminarQué bueno, Jorge. Lástima que no ganaras, pues el micro lo merece.
ResponderEliminarDicen que no se debe desear algo con mucha fuerza, no vaya a ser que se cumpla el deseo, y nuestro protagonista recibió todo el dinero que quería... Con trágicas consecuencias.
Un abrazo.
lo malo Bruno es que a veces no se desea lo que se debe desear. Gracias por tu visita y comentario. Un abrazo.
EliminarGenial Jorge, me parece un micro estupendo, de verdad. Algunas veces, un micro es como un pedazo de historia, como si extrajeras un párrafo al azar de un relato mayor que tú tienes que completar. Otras veces es una historia completa condensada en pocas palabras. Este último es tu caso. Has recortado las frases, quitando palabras prescindibles, seguramente debido al límite de palabras, pero con ello y tu impecable estilo, consigues crear ese efecto tan bueno de que es el puro pensamiento del narrador el que habla, pues no construye frases, deja fluir las palabras.
ResponderEliminarNo te he dicho nada del tema, pero es lo mejor. El giro que das cuando, después de cumplido su deseo, el hechicero se muere y se desata la tragedia es espectacular. Tienes mucha razón, hay que tener cuidado con lo que se desea, ja, ja. Y ese final apocalíptico, enlazando con esos relatos de mundo inhóspito, abandonado, muerto, me ha dejado impresionado. He disfrutado con él, compañero. Te lo aseguro.
Un fuerte abrazo
A ver si me voy poniendo al día
Como puedes ver en mis comentarios, siempre tengo muchas dudas respecto a estos micros pues me es difícil calibrar la sensación que transmiten al lector. Todo depende de la fuerza con la que logras transmitir una idea y de la habilidad para cambiar la perspectiva en el párrafo final. De momento están recibiendo buenas críticas, aunque también es verdad que es lo que se estila por el mundo bloguero. Gracias por tus siempre extensos y certeros comentarios Isidoro. Un abrazo.
EliminarEstupendo micro, Jorge, a mí me encantan porque es difícil condensar una historia en un número tan reducido de palabras. Al parecer se te da bien. Divertido y original, lo tiene todo. Un abrazo.
ResponderEliminarLa verdad es que es un micro "raro" jaja, pero es cierto, dar con la clave en este tipo de creaciones no es fácil, y no siempre estoy seguro de haberlo conseguido. Abrazos Eva.
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