—Sólo será un
pinchazo de nada, Amadeo.
—No, todavía
no.
—Verá como se siente mejor, no se haga de rogar.
A la joven Eva se le
encoje el alma. Siente remordimientos por tener que engañar así al pobre hombre. Siempre es tan duro como la primera vez. El anciano se aferra con su mano
espasmódica al brazo de la enfermera; su piel sedosa le evoca recuerdos casi
olvidados, de cuando era un zagal que bailaba el agua por las mozas más
hermosas del pueblo. Se esfuerza porque el hilo de voz que consigue arrancar de
su garganta suene inteligible.
—Tiempo, niña.
Aún queda tiempo.
—Se llama
Olga, igual que su abuela.
La mirada
ojerosa de María se deshace en lágrimas. También la de Amadeo, que acaricia a
su nieta sabiendo que será lo último que ceda a la posteridad. Por un momento,
el implacable tiempo susurra su tic-tac más despacio. Al fin Amadeo
enfoca los ojos cansados en la trémula Eva, que contempla la escena discretamente.
Su cabeza encanecida aventura un ligero cabeceo, un tácito ahora sí.
—Vamos a sedarlo ya.
Puedes leer el resto de relatos de este reto del Tintero de Oro, aquí
Ay, Jorge. Qué tremendo ese contraste y qué bien contado. Un final duro pero cargado de dulzura que deja una sensación de aceptación y serenidad por parte del anciano muy bien lograda. Un gran micro.
ResponderEliminarHola Marta. Es duro, cierto, como es dura la vida. Al menos en este caso Amadeo pudo llegar a conocer a su nieta. Un abrazo.
Eliminar¡Que duro tu relato, pero que real! Pura vida! Me ha encantado! Un abrazote Jorge!
ResponderEliminarHola Marifelita. Cierto, asi es la vida, llena de alegrías y tristezas. Un abrazo.
EliminarQué preciosidad de micro, rebosante de ternura. Me ha encantado. Felicidades, Jorge.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias Chema, ternura y tristeza a partes iguales. Un abrazo.
EliminarHola Jorge, me arrancaste unas lágrimas con tu emotivo relato porque mi abuelo se llamaba Amadeo. Qué recuerdos!!! Precioso. Un abrazo grande
ResponderEliminarHola Nuria. Que casualidad, el nombre no es muy común. Espero que además de lágrimas te haya traido buenos recuerdos. Un abrazo.
EliminarUff, hola Jorge, me ha emocionado mucho tu relato, una vida viene y otra que se va, pero resiste para irse con la paz de haber conocido a su nieta. Aún recuerdo cuando falleció mi abuela y dos días después yo confirmaba mi embarazo, ha sido muy emotivo.
ResponderEliminarUn beso Jorge!!
Hola Dakota, asi son las cosas, vida y muerte se entrelazan muchas veces. Un abrazo.
EliminarUn gran homenaje al hilo de la vida, y toda la ternura para relatarlo. Me haconmovido su tono. Quizá sea una de las mejores maneras de partir, viendo esa continuidad de la vida . Un abrazo
ResponderEliminarHola Juana. Pues si, quizás sea esa una bonita forma de morir. Un abrazo.
EliminarPrecioso y durísimo relato que retrata la vida de manera magnífica. Unos se van y otros van viniendo a sustituirlos, si es que las personas se pueden sustituir.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Rosa. Unos van y dejamos solo el recuerdo de quienes nos hayan conocido en vida. Un abrazo.
EliminarHola Jorge, ¡qué bien escribes! Un relato muy bien contado, que transmite muchas emociones alrededor de la vejez. Me encantó el contraste que haces del inicio de la vida y el final de ella. Te luciste. Saludos.
ResponderEliminarHola Ana. Gracias por el cumplido. Intento siempre mostrar la escena, y no contarla de manera explícita, creo que esa es una de las claves. Un abrazo.
EliminarBien contado Jorge. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias Ainhoa, otro para ti.
EliminarQue triste y que real situación, ese abuelo que ve como su vida se acaba y la de ese nieto que viene al mundo .
ResponderEliminarUn contraste entre la pena y la alegría .
Un abrazo Jorge
Puri
Así es Puri, alegría y tristeza se mezclan en este relato, y a veces en la vida real. Un abrazo.
EliminarUna vida que se acaba, otra que comienza. Bello y tierno relato, pues la ley de vida es eso, un principio y un fin. Abrazos virtuales desde Venezuela.
ResponderEliminarHola Raquel, ley de vida contra la que no podemos mas que resignarnos. Un abrazo.
EliminarUf, qué duro. Pero al menos ha conocido a su nieta que es algo que no todo el mundo puede hacer.
ResponderEliminarUn abrazo.
Cierto Mercedes, al menos le quedó el consuelo de conocer a su nieta. Un abrazo.
EliminarVaya, me hubiera gustado que Amadeo se salvara con su nieta al final. Bueno, al menos descansa. Abrazotes
ResponderEliminarHola Santiago. Por desgracia esas cosas no se pueden elegir. Un abrazo.
EliminarDuro relato.
ResponderEliminarGracias por comentar, Noelia.
EliminarAdemás era mucho peor de lo que Eva sospechaba, porque no estaba siendo engañado; era plenamente consciente de lo que venía.
ResponderEliminarAbeazooo
Asi es Gabiliante, el anciano sabía perfectamente de que iba la cosa. Un abrazo.
EliminarDuro y hermoso relato en el que el ciclo de la vida, y su inevitabilidad, nos da fuerte como un mazo... Me ha encantado. ¡Saludos!
ResponderEliminarHola Octavio, un ciclo contra el que nada podemos hacer. Un abrazo.
EliminarHola Jorge
ResponderEliminar¡Los cruces de caminos! Esos en los que puedes desesperarte esperando, o puedes llegar en el instante justo para dejar un beso en la frente de tu nieta. ¡Bellísimo relato! lleno de emoción, de ternura, de amor por los que llegan y por los que se van.
Un abrazo fuerte
Marlen
Hola Marlén, a veces la vida nos da esos pequeños respiros, que no evitan que llegue lo inevitable. Un abrazo.
EliminarUn nacimiento, la llegada de un nuevo ser, feliz acontecimiento, se compensa, triste y desgraciadamente, con una marcha, como si en este mudo no cupieran los dos. Y es que esta vida está llena de sabores dulces y amargos, y tenemos que convivir con ambos.
ResponderEliminarBuen micro.
Un abrazo.
Así es Josep, unos viene y otros se van. un abrazo.
EliminarBuen micro Jorge. pero al final pudo conocer a su nieta. Un abrazo.
ResponderEliminarSi Mamen, al final pudo hacerlo. un abrazo.
EliminarQué maravilla de micro, Jorge, por la manera de narrar pero más por la manera de expresar los sentimientos de los personajes hasta que parece que salen para formar parte del lector. Muy duro el final, una justicia muy cruel.
ResponderEliminarUn abrazo!
Hola Pepe, son vivencias que al final a todos nos tocan. un abrazo.
EliminarUnos vienen y otros se van. Y cuando nos toque, no volveremos más.
ResponderEliminarPura narrativa cuajada de emoción.
Un abrazo.
Hola francisco, a algun sitio iremos, a saber cual. Un abrazo.
EliminarSalu2. Muy bien narrado. Me encanto la temporización del momento del nacimiento y el de la partida.
ResponderEliminarHola Valen, me alegro que te haya gustado, abrazos.
EliminarHola, Jorge, muy bien logrado el micro, hermoso y tan cargado de bellos sentimientos entremezclados, tal cual la vida misma. Una vida que inicia y otra que se va a reposar un tiempo para prepararse a un nuevo regreso. Me gustó mucho, gratos días.
ResponderEliminarHola Harolina, son las paradojas de la vida, principio y fin como dice el título. Un abrazo.
EliminarHola Jorge, me ha encantado ese tremendo contraste, muy bonita esa historia, triste y alegre, como la vida. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Lola, triste y alegre como es la vida. Un abrazo.
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