Retomo este antiguo relato para el concurso "Tintero de Oro" en su edición de Septiembre de 2017, convocado por el blog "Relatos en su tinta"
La mano trémula de la muchacha
sostenía, con la dulzura de una princesa, la del moribundo que agonizaba en su lecho de sábanas de seda. Apenas alcanzaba los sesenta, pero su rostro
envejecido era el de un anciano carcomido por las tribulaciones que no habían
dejado de acosarlo en los últimos años de vida. En las sienes casi no le crecía
ya un mechón de cabello y la barba que remarcaba su regia barbilla estaba
completamente encanecida. Las arrugas zigzagueaban sobre la piel sudorosa y sus
labios agrietados balbuceaban, entre las nebulosas del delirio, sílabas
candentes como la fiebre que lo consumía.
— Descanse, Padre —sonaron
serenas las palabras de la joven, mientras los ojos abiertos del moribundo no
dejaban de escrutarla.
— El aliento se me escapa, mi
princesa —dijo él con la voz rasgada —¡Qué más quisiera mi alma que encontrar
en la otra vida el descanso que se me ha negado en esta!
Suspiró, y pareció exhalar al mismo tiempo las pocas fuerzas que su cuerpo enfermo pudiera albergar todavía. De fuera llegaba el griterío ahogado de la multitud. No estaba claro si proferían vítores o en cambio escupían alaridos de desaprobación. Hubiera preferido lo primero, pero temía más bien por lo segundo.
— Todo está bien, Padre —musitó
la joven con ternura, al mismo tiempo que depositaba un beso tenue sobre la
frente del moribundo —Ahora sólo le toca estar en paz con usted mismo.
Un par de lágrimas asomaron en
los ojos del anciano cuando sintió el poso ligero de los labios de su hija en
la piel ardiente. La estancia estaba impregnada del aroma de las rosas que
reposaban en un jarrón sobre la mesita de noche, pero él sólo captó el olor
intenso de su perfume.
— ¡Trece años! —dijo alzando un
tanto la voz quebrada —Poco más de trece años. No alcanza siquiera el tiempo en
que un niño abandona sus ilusiones para asumir las responsabilidades con que lo
castiga la vida; no es tiempo suficiente para aprender, ni para poner en marcha
lo aprendido. Pero el viejo fanfarrón no quiso irse antes —apuntilló con una
risa débil —aunque al final terminaron por obligarle. Tenía aguante el muy truhan,
a pesar de sus achaques. Y yo, yo abandono este mundo demasiado pronto.
— No piense en eso ahora. Hay un
lugar de honor reservado para usted en la Historia, tiene que sentirse
orgulloso.
El anciano movió la cabeza con
gesto negativo y un absceso de tos brotó desde el fondo de sus maltrechos
pulmones.
— ¡Hubiera querido hacer tantas
cosas! —exclamó apretando con tal fuerza la mano de su hija que le pareció que
en cualquier momento iban a quebrársele los huesos —Pero no tuve el valor de
enfrentarme a Ellos. Porque Ellos me sostenían y yo a Ellos con mi silencio.
¡Yo pensaba que Ellos me sostenían, pero me equivoqué!
— Hizo lo que creyó mejor para
todos —trató de consolarlo la joven haciendo un esfuerzo por regalarle
la mejor de sus sonrisas.
El cabello rubio caía sobre los
hombros de la muchacha como finos hilos dorados que parecían ondular con cada
movimiento como si la brisa los meciese eternamente, aun cuando el aire de la
estancia reposaba en la más absoluta calma. Su porte era digno de su rango,
orgullo de sus antepasados y sin duda también de sus herederos. Cada vez que
sonreía, al anciano le parecía que mil soles brillasen al unísono.
— Ellos no querían perder nada y
para ello tenían que perder muchos otros —volvió a recitar en su delirio —Yo
sabía de esa injusticia, pero no fui capaz de ponerle remedio. ¿Qué iba a
hacer, oh dioses, pues ello podría suponer el final de mi legado? Y sin embargo
no supe ver que quienes lo han perdido todo ya no tienen miedo. No me di cuenta
que en realidad eran esos otros y no Ellos, los que de verdad me sostenían. Tal
vez ahora sea demasiado tarde.
La muchacha acarició la mano ajada del viejo, cuya mente atribulada no dejaba de torturarse, y
siseó pidiéndole en vano que el silencio trajera la paz que tan esquiva le era
a su alma. Empezó a tararear una canción con la voz henchida de dulzura. Las
agujas del reloj de cuco que orgulloso exhibía sus excéntricas pesas parecieron
detenerse por un instante, hasta que el moribundo comenzó a hablar de nuevo.
— Y la guerra, la puta guerra
vino a complicarlo todo. Dos niños caprichosos incapaces de contener su orgullo
aun cuando ello supusiera la ruina de sus pueblos. ¡Imbéciles, malditos
imbéciles!
— A veces son los hechos los que
nos marcan el camino y nosotros debemos adaptarnos a ellos. Usted me lo enseñó
y no le faltaba razón —musitó la muchacha, como si volviese varios años atrás
en el tiempo reviviendo los momentos alegres de su ingenua niñez.
— Quien nada tiene que perder ha perdido también el miedo, quien nada tiene que perder ha perdido
también el miedo —repitió el moribundo como una letanía, con la mirada
clavada en la lámpara adornada de piedras que descomponían la luz en los siete
colores del arco iris.
En la estancia se hizo el
silencio por un momento. De afuera seguía llegando el griterío de la multitud
que se agolpaba en algún lugar frente al edificio. No se podría decir al menos
que el anciano iba a morir solo.
— ¿Se sabe algo de tu Madre? —preguntó de repente —Ella no pudo soportarlo, ¿sabes? Todo esto, el peso de las
responsabilidades, el tener que tomar partido… ella no fue educada como tú.
Llevo años sin verla —musitó, como si su hija no estuviese al corriente —¿Ha
llegado ya? —imploró con ansia.
— Ha de estar al caer, no
debe preocuparse por eso. Tan sólo procure descansar.
Por un momento pareció calmarse.
Sus ojos se entrecerraron y se abandonó al placer del sueño, agradeciendo a
Morfeo los minutos de paz con que le obsequiaba. La joven se incorporó, contemplando aquel hombre que agonizaba como cualquier otro y que sin embargo no sería
recordado como cualquier otro hombre cuando la sombra de la muerte lo
arrebatase de este mundo. Por un momento se permitió que la tristeza venciera
su austera fortaleza, las lágrimas le resbalaron por las mejillas como regueros
plateados al albor de los rayos de sol que se colaban entre las cortinas. Se
acercó al balcón y abrió los ventanales de par en par. Afuera, una multitud que
se perdía en lontananza cubría el inmenso patio. Gritaban, saltaban, bailaban
incluso, al son de cánticos recitados al unísono como si de una sola garganta
se tratase. Parecían alegres, felices, poseídos de una extraña algarabía.
Portaban innumerables banderas que agitaban al aire sin cesar cual animadores en
un acontecimiento deportivo. Todas eran iguales: Rojo, Amarillo y… Violeta.
— ¡Leonor! —llegó el grito ahogado
de su padre desde el interior —¡Leonor!
La muchacha cerró los ventanales,
entrando en la estancia. Se acercó al anciano moribundo y le sonrió por enésima
vez.
— Prométeme que lo harás mejor
que yo ¡Prométeme que serás una buena Reina!
De nuevo, el rostro de la
Princesa se bañó en lágrimas. Tan sólo hacía unos minutos acababa de comprender
que ella nunca sería Reina. Era ya demasiado tarde para ello.
— Sí, Padre — dijo sollozando— Le
prometo que seré una buena Reina.
E inclinándose, besó con dulzura la frente sudorosa del último de los Borbones.
E inclinándose, besó con dulzura la frente sudorosa del último de los Borbones.
Uffff!!! Sensacional relato, Jorge, con un revelador final que, con los tiempos que corren, plantea una situación que no se ve demasiado ficticia. Narración impecable vestida de un lujo narrativo que no deja de serlo ni al describir la decadencia. Felicidades, me ha gustado mucho.
ResponderEliminarMe alegro de verte también por el blog de David, también yo le he enviado un cuento. Suerte en el concurso.
Hola Manoli. Sí, al final el concurso de David nos ha puesto en contacto a muchos escritores, aunque tú y yo ya nos habíamos comentado en alguna otra ocasión. Creo además que tenemos a Ana de amiga común, además de compartir origen gallego. El relato lo escribí hace ya unos años en plena crisis económica y por desgracia no deja de tener vigencia. Me alegra que te haya gustado. Un saludo.
EliminarJorge, te devuelvo la visita.
ResponderEliminarMe ha parecido muy buen relato, hasta el final nos has ocultado el apellido de los protagonistas, lo cual ha dado un giro inesperado a tu relato.
Mucha suerte. Un abrazo.
Gracias por tu visita Pilar, la idea efectivamente era no desvelar de que se trataba hasta el final. Suerte a tí tambien. Un abrazo.
EliminarQué imaginativo y original relato, Jorge. Nos planteas un cuento, en principio ficticio, como lo son todos los cuentos, que al final se nos revela como un posible capítulo de nuestra propia historia. Maravillosamente escrito, ameno, interesante y con sorpresa al final. No se puede pedir más :)
ResponderEliminarUn abrazo y mucha suerte en el concurso.
Gracias Julia. En los tiempos que corren ya no se sabe lo que puede pasar de la ficción a la realidad y viceversa. Te agradezco tus halagos y te deseo también mucha suerte. Un abrazo.
EliminarUn cuento que, no lo voy a negar, me encantaría ver hecho realidad. No cabe duda de que a través de la literatura, podemos dar rienda suelta a nuestros sueños o a nuestras pesadillas.
ResponderEliminarUn beso y mucha suerte.
jaja yo no me voy a pronunciar pero, al igual que tú, tampoco negaré nada. Gracias por tu visita Rosa y suerte también. Bicos.
EliminarVaya Jorge, porque será que siendo 1 de octubre, tres colores y Leonor, estaba leyendo lo que desearía leer. Buena historia. Enfrentarse con ese final de tu vida, el juicio de ti mismo y esa frase "quién nada tiene que perder ha perdido también el miedo" (mucho me temo que no solo por hablar catalán en Mallorca se ha ganado el cielo, ahora es cuando se supone que un rey interviene si tiene el coraje, pero hay que tener miedo para echarle valor) lo siento, estaba con mi pensamiento. Un abrazo
ResponderEliminarCasualidad sí, que haya coincidido su publicación con los tristes acontecimientos que estamos viviendo hoy en nuestro país. El relato fue escrito hace unos años en plena crisis y a eso hace referencia, pero como decía en un comentario anterior la realidad se empeña en que no deje de tener vigencia. Totalmente de acuerdo en que a algunos no se les ve el pelo cuando más necesaria se hace su presencia, entendiendo ésta por representar una figura de conciliación y diálogo entre todos, en estas cosas es donde uno se gana el puesto o lo pierde definitivamente. Un abrazo Eme.
EliminarLa primera vez que leí este relato me impactó mucho. Creí que estaba situado en la Edad Media y al llegar al final me di cuenta de que la conclusión que se podía sacar era que los grandes problemas de la humanidad no cambian con el paso de los siglos. Los que detentan el poder, sean quien sean, se enfrentan a la difícil tarea de interpretar los deseos de su pueblo si no quieren perder legitimidad. Un gran relato, Jorge
ResponderEliminarUn abrazo
Pues sí Ana, el tono y el lenguaje pretenden promover en el lector la idea de que estamos ante un relato de épocas pasadas, para sólo al final desvelar su ubicación temporal. Si he conseguido ese efecto es que algo ha salido bien. Un abrazo y gracias por tu visita.
EliminarEl Tintero de Oro me ha traído a visitar tu blog. Buen relato con un final que da un realismo a la historia que no parece tener al principio de la misma. Suerte en el concurso. Abrazos.
ResponderEliminarGracias Lana, te deso mucha suerte a tí también. Un abrazo.
EliminarTremendo! Muy impactante. Mucha suerte.
ResponderEliminarGracias Marta, suerte también.
EliminarIgual que Ana pensé que esta historia ocurría siglos atrás, tal vez por la forma elegida y el estilo de las descripciones. Hacia el final me doy cuenta que se proyecta en el futuro y de quién son los personajes. Muy interesante el planteo e impecablemente escrito.
ResponderEliminarMucha suerte en el concurso, Jorge.
Un gran abrzo.
Supongo que para los que no sois de España todas estas cuestiones os tocan un poco más de lejos, temí que algunos pudieseis tener más dificultades en entender todos los matices, es un relato que mira más bien hacia las entrañas de este país. Gracias por tu visita y tus deseos Mirella. Un abrazo.
EliminarRabiosamente de actualidad, más aún este 1 de octubre del 17. Rojo, amarillo y morado, los colores republicanos… un relato que está, a pesar del tono caduco, (como si lo escribieras en tiempo pasado de otras monarquías, de otras repúblicas, y no esta tercera por venir)
ResponderEliminarEs un relato utópico, a los que no somos monárquicos (me declaro desde aquí federalista aunque no independentista), hasta nos parece demasiado benigno, aunque no te digo que pidamos las cabezas de los monarcas porque no somos Robespierres, ni siquiera el exilio, que se queden en España como ciudadanos de a pie, y que se acabe la dinastía de los "Bobones" tan nefasta en la historia de España.
Ha sido un relato arriesgado y valiente. Te felicito por ello Jorge, porque la literatura me parece que en ocasiones puede esgrimirse como un arma social, y eso es lo que tú has hecho compañero.
Es cierto que en cierto modo el relato arriesga y puede gustar a unos y no a otros. Fue escrito hace unos años en plena crisis económica y no pretendía hacer una asociación con el 1 de octubre, aunque los lamentables acontecimientos que se han vivido ayer lo han ligado a esa fecha inevitablemente. Independientemente de la forma de pensar de cada uno, creo que es un dato objetivo que la dinastía Borbónica ha sido una lacra para este país, tal como comentas Isabel, culpable en gran parte (aunque no de modo exclusivo) de nuestro atraso atávico en temas sociales, políticos y culturales.
EliminarGracias por tu visita y comentario. Abrazos.
Hola Jorge,
ResponderEliminarTe devuelvo la visita. El final no lo esperaba, pero la realidad es que todas la soberanías han caído de la misma manera, y ésta por pocos cambios que hayan hecho en los últimos tiempos, la verdad… es que tienen más faltas y vergüenzas que otra cosa, bueno… mejor no opino (aunque ya lo haya hecho) ;) Al poner los nombres primero me has descolocado porque lo contemplaba como un relato histórico, y se trata de actualidad cien por cien. Me quedo con esta frase que me parece muy acertada: quien nada tiene que perder ha perdido también el miedo. Muy buen relato.
Un abrazo, y suerte.
Buena parte del acierto de un relato es un final inesperado, pero no sacado de la manga por arte de magia sino que sea coherente con el resto. Esa era la idea inicial, me alegra no haber defraudado en ese sentido. Muchas gracias por tu visita Irene. Un abrazo.
EliminarHe venido a través del concurso de David y no era de esperar que tu escribieras este cuento tan bien estructurado. La sorpresa está en el final donde adelantas esta muerte de nuestro rey, legando a la princesa Leonor la sucesión. Nunca se sabe cómo pueden llegar los acontecimientos.¡Suerte!
ResponderEliminarUn abrazo
Hombre Mari Carmen, espero que para quienes me leen habitualmente si fuera de esperar que yo escribiese un cuento bien estructurado jajaja. Bromas aparte, efectivamente nunca sabemos lo que nos depararás el futuro. gracias por tu visita. Un abrazo.
EliminarBuenoooooooooooo!!!! Me encantó Jorge. No se si visionario o no, pero incluso separandolo de la realidad, un gran relato.
ResponderEliminarUn abrazoo
Gracias David, bienvenido al blog. Un abrazo.
EliminarHola Jorge un tema de rabiosa actualidad contado fantásticamente y que hasta el final no acabas de resolver. Sobran muchos, pero hoy creo que no es un buen día para tocar el tema aún estoy conmocionada por la vergüenza y la barbaridad que hemos y seguimos sufriendo en mi tierra.
ResponderEliminarAsí que solo decirte que el relato me ha gustado mucho y como Irene me quedo con tu frase quien nada tiene que perder, ha perdido también el miedo.
Mucha suerte con el concurso
Pues si, los acontecimientos de estos días han terminado por llevar el relato a una actualidad que como he comentado en otras ocasiones no era el objetivo inicial, aunque sin duda podría enmarcarse sin problemas en lo acontecido. Yo creo que cualquier persona de paz y con un poco de sentido común ha de sentir como poco vergüenza por lo que os ha tocado vivir ayer y mucho me temo que así seguirá durante las próximas semanas. Desde aquí todo mi cariño Conxita y mis mejores deseos. Gracias por tu visita, un abrazo.
EliminarHola Jorge
ResponderEliminarCómo bien dicen por aquí, un final inesperado! He disfrutado leyendo.
Suerte y abrazos
Gracias Paola, un abrazo para ti también.
EliminarMe sorprendió el final, la verdad. Curiosa y divertida fabulación futurista sobre el final de la monarquía. Suerte en el concurso
ResponderEliminarGracias Sara, suerte igualmente y bienvenida.
EliminarUn relato de rabiosa actualidad, Jorge. No sabemos qué deparará el futuro a esta nuestra España, pero tú visión puede ser más realidad que ficción. ¿Sería mejor o peor? Sólo la Historia lo dirá.
ResponderEliminarUn abrazo, compañero. Genial tenerte por aquí.
Sólo la historia lo dirá, cierto, aunque no es menos cierto la historia la hacemos las personas. También celebro tu visita Bruno. Un abrazo.
EliminarJorge, genial relato, con un final inesperado. Me ha gustado.
ResponderEliminarSuerte en el concurso.
Un abrazo
Gracias Javier, bienvenido al blog. Un abrazo.
EliminarHola Jorge. Debo reconocer que me has tenido en la inopia hasta muy avanzado el relato, hasta que aparece el nombre de Leonor, aunque no he estado seguro del todo hasta casi el final, jeje
ResponderEliminarUn relato irónico y futurista. No sé si tienen el don de la videncia pero...
Me ha gustado pero debo decir que me ha dejado con un mal sabor de boca, pues a mis 67 años debo de ser Matusalem, jajaja
Un abrazo y suerte.
Una de las dudas que tengo respecto al relato es cuando el lector se da cuenta de quienes son los personajes, si es al mentar a Leonor o en la última frase. Gracias por tu visita Josep. Un abrazo.
EliminarMe has tenido en ascuas hasta el final, no lo esperaba. Sabía que era un rey del que sus súbditos no estaban muy contentos... Pero le has dado el giro inesperado con solo dos palabras "Leonor" y "Borbones" Creo que aún sin crisis es como para meditar sobre el tema de las monarquías hereditarias.
ResponderEliminarUn abrazo y suerte compañero de letras.
Dos nombres propios que creo que sitúan perfectamente tanto a los personajes como la época temporal, la idea era precisamente que se descubriese al final. Gracias por la visita Francisco, un abrazo.
EliminarQué pasada de relato, Jorge. No me he enterado de qué iba hasta el final, supongo que esa era la intención.
ResponderEliminarNo me suelen gustar los relatos futuristas, casi todos nos presentan un escenario deprimente y bastante desalentador. Pero este no, ¡este me ha encantado!
¿Eres clarividente? Espero que sí ;)
Mucha suerte en el concurso.
Un besote.
No creo tener yo muchas dotes de clarividencia Paloma, pero después de lo de ayer... gracias por tus buenos deseos. Un beso.
EliminarAyer, cuando escuché las palabras del rey, juro que me acordé de este relato y te confieso que se me pusieron los pelos de punta. Al final o tienes clarividencia o la insensatez hacer posible lo que en principio parece irreal.
EliminarAprovecho para aclarar que me gustó tu relato por el final, pero no por el camino de las armas que habría que recorrer para llegar a él.
Besos.
Bueno como he comentado varias veces, este relato se escribió hace años y en otro contexto. Entonces estaba en pleno apogeo la crisis de Ucrania y la frase de la guerra hacia una referencia a esa situación, dando pistas sobre el momento presente pero con un lenguaje que bien podría interpretarse como un acontecimiento de otros tiempos. El original puede leerse en el blog en el apartado de dramas. Cuando lo adapté para esta publicación pensé en eliminar esa frase, pero al final terminé por cambiarla. La idea inicial era hacer una referencia más o menos velada al conflicto actual entre USA y Corea del Norte, aunque reconozco que pensé también en nuestros cabezones dirigentes al escribir "Dos niños caprichosos incapaces de contener su orgullo", no obstante la idea no era plantear una futura guerra en ese escenario. Quizás la frase quedó un tanto ambigua y da pie a todo tipo de especulaciones. Quien iba a pensar que sólo 4 días después las cosas tomarían el cariz que han tomado, la verdad es que ahora dejar la frase tal como está me da un poco de yuyu y asociar el relato a lo que está ocurriendo parece por lo visto inevitable.
EliminarMuy buen Relato Jorge. Nos das a cuenta gotas la bebida del suspenso y el final, bueno! Un giro que termina por cerrar el círculo de un gran texto.
ResponderEliminarSaludos y suerte en el concurso!!
Gracias Diana por tu visita y comentario. Mucha suerte para ti también.
EliminarAl final, le das una vuelta de tuerca al relato. Podría ser real, claro está. Seguí con interés hasta el sorprendente final, requisito de todo buen escritor: el factor sorpresa.
ResponderEliminarSuerte en el Concurso.
Importante eso que dices del factor sorpresa. Bienvenida y suerte a ti también.
EliminarTal y como he leído a otros compañeros comentar al principio algunos de sus comentarios, he llegado hasta aquí gracias a "El Tintero de Oro" de David Rubio Sánchez, y así he podido disfrutar de tu excelente relato, Jorge. Lo tiene todo, calidad de escritura, imaginación, historia de "ficción histórica real" (si vale la aparente contradicción) y una magnífica sorpresa tan efectiva como el mejor giro final. Sólo me queda darte mi más sincera enhorabuena y desearte suerte en el concurso, aunque estoy convencido de que no la vas a necesitar. Un fuerte abrazo. Nos leemos...
ResponderEliminarMuchas gracias Patxi, en el concurso hay mucho nivel y creo que todos vamos a necesitar suerte, también te la deseo a ti. Bienvenido. Un saludo.
EliminarHola Jorge! Te he encontrado gracias al comentario que dejaste en mi blog y al tintero de oro, jeje. Me ha encantado tu relato, como se va desarrollando esa historia que te va dando detalles poco a poco, para que comiences a dibujar las piezas de un puzzle. Hasta que sueltas la bomba al final, en el que todas las piezas cobran sentido. Dicen que la realidad se escapa a la ficción, o que la ficción puede reflejar el futuro del mañana. Quien sabe, solo el tiempo lo dirá. Un fuerte abrazo y espero que tengas mucha suerte en el concurso! ; )
ResponderEliminarHola Ramón! efectivamente la idea era no dar pistas hasta el final, aunque siempre manteniendo la coherencia de lo narrado con el remate de la historia. Muchas gracias por tu visita. Un saludo.
EliminarHola Jorge. Bueno, por lo que veo tu relato ha quedado asociado a los acontecimientos recientes que han sucedido en tu país. No puedo emitir opinión al respecto, no debo, y creo que es un tema sensible a todos los españoles y que ustedes deben resolver internamente. Pero el relato en sí me ha encantado. Una narración impecable, como no podía ser de otro modo, que mantiene el suspenso hasta el final, al mostrar con los nombres propios a los protagonistas. Mis felicitaciones y muchísima suerte en el concurso. Un abrazo.
ResponderEliminarAriel
No se muy bien como se acogerá el relato por parte de los lectores sudamericanos, Ariel, para vosotros todo esto es más ajeno aún cuando supongo que estáis al tanto de la realidad histórica y actual de nuestro país. Me duele decirlo pero la verdad es que cada vez soy más escéptico respecto a nuestra capacidad para resolver nuestros problemas, según avanza el problema peor lo veo y peor concepto tengo de la madurez de esta sociedad (de nuestros políticos ya no digo nada porque son para echarles de comer aparte). Una pena. Un abrazo Ariel.
EliminarNo se si es el lugar adecuado para comentarte esto querido Jorge, pero ya que eres gallego y tu blog se titula entre las brumas de Galicia, quiero darte un abrazo enorme de ánimo a ti y a todos los compatriotas y habitantes de esa tu magnífica tierra devorada ahora por el fuego.
ResponderEliminar¡Ánimo!
No te preocupes Isabel. Estamos bien, al menos físicamente, pasando estos días tristes de la mejor manera posible. Gracias por preocuparte. Un abrazo.
EliminarHola de nuevo Jorge:
ResponderEliminarTambién me ha llamado mucho la atención esta entrada, que por lo visto compartiste en la anterior convocatoria del TINTERO DE ORO, bien, pues la encuentro genial, no solo por la construcción del texto, sus descripciones tan minuciosas y que al mismo tiempo lo embellecen, sino por tratarse de un contenido bastante realista y afín a lo que le puede suceder en un futuro a esta familia real.
Me alegro también de que te haya servido tu habilidad con las letras como exorcismo de esta lacra social, que ha supuesto para nuestro país dicha monarquía.
Un abrazo.
Ciertamente la dinastía Borbónica ha sido un lastre con el que hemos cargado durante muchos siglos, basta indagar en las biografías de sus integrantes para darse cuenta que tienen gran culpa del atraso social de este país. El relato pasó sin pena ni gloria por la anterior edición,. Muchas gracias por comentar Estrella. Un abrazo.
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