Cuando Nadia sonríe menguan mis penas. Y también lo hace mi cartera. Se empeñó en comprar aquella casa junto al mar. Y en instalar la piscina olímpica en el jardín. Aunque la entiendo, comprendo que ella necesita su espacio.
No dije nada cuando hizo tirar tres tabiques para poner la pecera, y apenas protesté el día que trajeron la pareja de delfines. Bien mirado, resultan muy decorativos en el salón. Además siempre sonríen, como ella.
Lo de la cama de agua al principio sonaba bien. Encendemos el termo un par de horas antes de ir a dormir, por aquello de que no esté demasiado fría. Ya me he acostumbrado a levantarme con la piel de los dedos arrugada.
Lo de la cama de agua al principio sonaba bien. Encendemos el termo un par de horas antes de ir a dormir, por aquello de que no esté demasiado fría. Ya me he acostumbrado a levantarme con la piel de los dedos arrugada.
Lo que peor llevo son las visitas de mis suegros. Son incapaces de entender que aquí el marisco no es barato. Y el maldito olor a pez no se va en semanas.
Pero todas mis penas desaparecen cuando la veo chapotear con su gracia inigualable azotando el agua con la cola, mientras sus escamas brillan acariciadas por el sol. Y es que no todo el mundo tiene la suerte de haberse enamorado de una Sirena. ¡Mi Sirena!
NOTA: relato escrito para el "Concurso de Microrrelatos "MICROFANTASY III" del Círculo de Escritores
NOTA: relato escrito para el "Concurso de Microrrelatos "MICROFANTASY III" del Círculo de Escritores
Orinal relato.
ResponderEliminarSería digno de ver el entrar por la puerta a Poseidón y consorte.
Un abrazo.
jaja pues si, pero el espacio no daba para más. Gracias por comentar Francisco. Un saludo.
EliminarDespués de todo, lo de la piscina olímpica no es un mero capricho. Muy bueno Jorge. Un abrazo
ResponderEliminarNo, no se trataba de una chica caprichosa sino de sus necesidades básicas. Abrazos Mercedes.
Eliminar¡Que bueno! Hay veces que nos enamoramos de quien no debemos, en este caso el amor sale carísimo. Me has despistado con la foto, al principio pensaba que se trataba de una joven caprichosa... pero el final me ha parecido muy bueno. Suerte en el concurso. Un abrazo.
ResponderEliminarSi, le sale un poco caro al pobre hombre, pero feliz y contento que está. Un abrazo Jose.
EliminarMe ha parecido estupendo tu relato y no veía el ser mitológico y solo lo muestras al final. Suerte en el concurso Un abrazo
ResponderEliminarEstaba escondida la sirenita, si. Suerte para ti también. Abrazos.
EliminarHola, un creativo relato. Bueno el olor a pez me hizo entender el desenlace final. Muy bien hilado y muy original. Éxitos y bendiciones!
ResponderEliminarGracias Mery, te deseo suerte a ti también. Un saludo.
EliminarMe ha gustado Jorge. Lo bueno es que te lees el relato de corrido, presuponiendo que ese cúmulo de excentricidades tienen una razón de ser que se desvelará al final. Directamente hay cosas que no entiendes, pero tampoco de preocupa mucho, pues sabes que se van a aclarar. Entonces llegas al final. ¡Un sirena! Por supuesto, y te da rabia no haber pensado en ello a pesar de que las pistas eran evidentes. Luego, cuando te lo lees de nuevo (algo obligado en este tipo de relatos), es cuanto más te ríes, pues todo cobra significado. Fíjate que yo, el olor a pescado lo asocié al mismo marisco, nunca al propio olor corporal de los suegros, je, je.
ResponderEliminarTeniendo en cuenta el tema fantástico, me parece un maridaje perfecto, no sólo por la pareja protagonista (aunque al rollito sirena yo le veo algunas pegas de cintura para abajo), sino por la fusión que has hecho de los dos mundos, mitológico y real, tan original.
¿No conocerás tú a alguna sirena, tan cerca del mar, pillín?
Te deseo mucha suerte compañero
Un abrazo
Veo que has captado perfectamente la idea del relato Isidoro, el objetivo era despistar al lector hasta lo más cerca posible del final, con pistas cada vez más evidentes hasta que se desvela el sentido del relato. La verdad es que con estos textos tan limitados en espacio (200 palabras en este caso) hay que medir mucho lo que se cuenta y lo que no, y uno se ve bastante falto de espacio para contar lo que le gustaría. Lo de la pega del rollo sirena lo había pensado, e incluso dudé de si hacer alguna referencia a ello, pero el sitio no daba para más, aunque es un tema que da mucho que pensar jeje. Y respecto a si conozco o no alguna sirena... sólo hablaré delante de mi abogado... o con alguna copa de más ;) Por cierto si quieres participar aun tienes de plazo hasta el sábado y seguro que tu aportación es valiosa. Un abrazo Isidoro.
Eliminar¡Hay que ver lo que puede llegar a hacer uno por el amor de la mujer (¿pez?) que ama! Felicidades, compañero, y mucha suerte en el concurso.
ResponderEliminarEl amor es ciego, o eso dicen, y surge en los momentos más insospechados. Suerte también a ti!
Eliminar¡Muy bueno Jorge! Yo todo el rato pensando que que tía más rara para al final descubrir que es una sirena :D. Como dicen más arriba no hay barrera (ya sea acuática o terrestre jeje) que el amor no pueda derribar. Mucha suerte para el concurso amigo.
ResponderEliminarHombre, rara si que es jejeje aunque de una forma diferente a la esperada. Gracias por tus buenos deseos, aunque el mejor premio es recibir el aliento de los compañeros. Un abrazo Enrique.
EliminarAl principio creía que era una pija caprichosa que quería la mejor piscina para dar envidia a las vecinas, luego, que era una maniática, luego pensé que era una extraterrestre. Pero lo que no me esperaba es que fuera una sirena. Que tengas mucha suerte. Un abrazo
ResponderEliminarPues me alegro de haberte despistado tanto Ana. Gracias por tus deseos. Un abrazo.
EliminarMás que capricho, lo de la piscina y la cama de agua son necesidades, pero me da a mi que a tu protagonista no le molesta demasiado, con tal de complacer a su sirena.
ResponderEliminarUn relato genial, ágil, divertido y con un final estupendo. Me ha encantado.
Mucha suerte en el concurso, Jorge. Un beso, compañero.
Pues si, la pobre lo necesita, lo que pasa es que no comprende los costes que ello supone, en su mundo no se maneja el dinero jeje. Gracias por pasarte Chari. Besos.
EliminarA veces el amor es complicado pero no por ello no se debe luchar, y en este caso remodelar enterita la casa, jeje
ResponderEliminarMuy bueno Jorge, me has sacado una sonrisa.
Un abrazo, :)
Por una sonrisa merece la pena escribir esto y cualquier cosa. Gracias Irene. Un abrazo.
EliminarMuy original, vas leyendo mientras se construyen en la mente ideas preconcebidas sobre ese amor y la sorpresa llega al final...no todo el mundo se enamora de una sirena. Muy bonito.
ResponderEliminarSaludos
Pues no todo el mundo se enamora de una sirena, este chico es un privilegiado. Un saludo Conxita.
EliminarDe Nadia a Nadie cambia una mísera vocal... Pero es la sirena que hablas es de todo menos nadie.
ResponderEliminar¡UN SALUDO!
http://undiariopersonalmas.blogspot.com.es/
Para el protagonista es cualquier cosa menos nadie jeje. Un saludo Antony.
EliminarOooooh! Tu dulce Nadia....es HERMOSO, Jorge. Me recordó a "Un, dos, tres, SPLASH" Un fuerte abrazo
ResponderEliminarPues tengo que ver la película Ana. Gracias por tu visita. Un abarazo.
EliminarSaludos marinos Jorge. Admito que tras lo de la pecera y los delfines ya intuía la sorpresa que guardaba el texto, claro que saberlo no quita que me haya parecido original y bien trabajado.
ResponderEliminarDe hecho he recordado parte de una canción de Fito & Fitipaldis, la de "Soldadito marinero", que en una de sus frases decía: "Soldadito marinero conociste a una sirena, de esas que dicen te quiero si ven la cartera llena". Entre la sirena y la menguante cartera del enamorado, me vino a la mente jaja. ¡Un saludo y suerte para el concurso!
jajaja pues si, la canción de Fito le viene al pelo al relato, aunque yo creo que Nadia está enamorada de su chico, una cosa no quita la otra. Gracias por pasarte José Carlos. Un saludo.
EliminarBuenas pistas en el relato. Y en un relato tan cortito tiene su mérito. Me gusta que no te hayas sacado la sirena de la chistera.
ResponderEliminarUn abrazote.
En realidad salió del fondo del mar jeje. Un abrazo Sue.
EliminarOriginal y buena vuelta de tuerca a la sirenita. Me imagino la cara del cangrejo Sebastián cada vez que toque la mariscada...
ResponderEliminarjajaja para el pobre Sebastián será canibalismo. Gracias Alejandro. Un saludo.
Eliminar¡Pero bueno pero bueno....! ¡Que bonito y original!
EliminarA mi me encanta que me sorprendan, y este, sin suda, es un relato sorprendente, gracioso, dinámico, dulce...Lo heleido con la sonrisa puesta. Oye, si lo de Nadia sale mal, en vez de divorciarte te la puedes comer.
jeje este fue un micro para un concurso. No acabo de sentirme cómodo en espacios tan limitados porque coartan mucho lo que quieres expresar, pero de vez en cuando me apunto a estas aventuras. Pensé en escribir una continuación más larga aunque el humor no es mi fuerte, claro que de momento "elige un arma" ha llenado ese hueco. Tal vez en un futuro. Gracias por pasarte Isabel.
EliminarLos micros tienen el corsé de la extensión y ahí está quizás el mayor desafío. He leído algún otro tuyo. Me ha sorprendido gratamente como despliegas tanta dosis de imaginación con tan pocas palabras y como manejas la sorpresa. Además me ha gustado mucho el humor que has puesto en este. Tengo mucho para leer en tu sitio, lo haré con tiempo para disfrutar al máximo de tus textos. Un gran saludo Jorge.
ResponderEliminarGracias Ariel, ojalá hubieras sido miembro del jurado pues el relato pasó sin pena ni gloria por el concurso. Es cierto que los micros nos igualan más pues el autor se muestra mucho menos al lector, y prima más precisamente lo que has destacado, el ingenio y la sorpresa. Tómate el tiempo que quieras para leer lo que consideres, sin ningún compromiso. La mayoría de los relatos están también en TR, aunque no todos. Un saludo.
EliminarMientras avanzaba en la lectura de este micro cuyo título siempre me ha llamado la atención, y tras ver que se trataba de una historia escrita para un concurso de ''Microfantasy'', me preguntaba dónde estaba la fantasía. Yo estaba leyendo una historia divertida, muy cómica, sobre un hombre que se ha ido a enamorar de una gorrona (aunque ella lo quiera de verdad), algo que describes muy bien en las dos primeras frases, y conforme me acercaba al final, me ponía más ansioso por saber cuál era el truco, el giro inesperado que siempre nos tienes reservado en tus historias. Y una vez leída la descripción de Nadia, de esa forma tan poética, todo el relato da un giro que, aunque ya tenía sentido (a pesar de los gustos extravagantes de Nadia), logra darle aún más.
ResponderEliminarUn abrazo, Jorge. Pronto leeré una de tus largas y elaboradas (no quiero decir que está no esté elaborada; un micro necesita en muchos casos la misma elaboración que un relato) historias.
Hombre Ricardo! cuanto tiempo sin dar señales por el mundo bloguero cibernético, me alegra verte de nuevo por aquí. Como dices, en este relato para el concurso de fantasía, la fantasía estaba al final del todo. Es cierto que con la limitación de espacio no da para decir todo lo que queremos decir, pero a veces hay que hacer ese tipo de ejercicio. Espero verte aparecer más a menudo. Un abrazo.
EliminarMi dulce Nadia es un corto tan bonito como mágico, con toques de humor surealista. Creo que te lo comenté en TR, y a mí es uno de los relatos tuyos que más me gustan, y aunque sea menos elaborado que otros, es tan fresco y espontáneo, con un final sorpresivo como toca en los cortos. Me parece una verdadera delicia.
Eliminar¡Ayy! me acabo de dar cuenta de que ya te había comentado a tu dulce Nadia por aquí :)
EliminarBueno...no importa, me ha gustado releerlo.
Ja ja Isabel, que te despistas! pero no pasa nada, que a uno le regalen los oídos (en este caso los ojos) varias veces no sienta para nada mal. Por cierto, este no lo publiqué nunca en TR :) supongo que te sonaba por haberlo leído aquí. Nos leemos. Un abrazo.
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