viernes, 23 de marzo de 2018

El emisario del Rey

Fue en un mes de diciembre del año del Señor de mil quinientos veintitrés y juro que lo que os cuento, tal así ocurrió.

Ejercía por aquel entonces como correo real y se me encomendó llevar una misiva urgente desde la capital hasta la ciudad de Valladolid. Sucedió que al poco de partir sobrevino una descomunal ventisca, siéndome imposible continuar la marcha entre la nieve. En mitad de la llanura castellana alcancé a divisar los muros de una edificación y hacia allí me dirigí con la intención de solicitar resguardo. Golpeé la aldaba hasta que alguien descorrió la mirilla, volviéndola a cerrar de inmediato. Transcurrió un buen tiempo antes de que debido a mis voces, abriesen de nuevo.

Este es un convento de monjas. Marchaos.

No hay lugar en estas tierras que no esté bajo jurisdicción Real —dije mostrando mis credenciales — abrid pues, y dadme el cobijo que cristianamente debéis al caminante.

sábado, 17 de marzo de 2018

El Incidente Cooper. Capítulo VII: Rosas para Emma

Era en la mañana temprano cuando sonó el timbre. El coronel James Kaufman acudió sin prisas. Se había vestido con un traje de Armani en gris oscuro, camisa beige y corbata. La sobriedad de las prendas y sus tonos apagados resaltaban su porte atlético y sus facciones angulosas. Llevaba el cabello, plateado prematuramente, recortado casi al cero a ambos lados de la cabeza y peinado hacia atrás. Todos los días desde hacía más de una semana repetía el mismo ritual en previsión de aquello que aguardaba. Y había llegado el momento.

Tan sólo él se encontraba en la casa. Había despedido al servicio y enviado a la familia a pasar unos días en la costa con la tía Gertrud, alegando que debía resolver unos asuntos de la máxima importancia y confidencialidad para los que necesitaba disponibilidad absoluta. Descorrió la cerradura tomándose su tiempo, con el pulso acelerado. En el umbral apareció, tal como esperaba, un rostro conocido. 

El tiempo y las adversidades habían hecho mella en ella. Mostraba las marcas del paso de los años y el pelo se le había tornado gris, evidenciando cierto descuido en su aspecto físico. Sin embargo vestía de manera elegante y un vahído a fragancia de jazmín fue de las primeras sensaciones que percibió el coronel.

miércoles, 14 de marzo de 2018

El Incidente Cooper. Capítulo VI: El ocaso de Aurora

Tres muertes de cinco integrantes de un equipo es razón más que suficiente para que se cancele un proyecto y Aurora no fue una excepción. El Alto Mando militar determinó que su continuidad suponía manejar fuerzas cuyo poder escapaba, en el estadio en que se encontraba la ciencia en ese momento, de los límites que el ser humano podía comprender y manejar con garantías.

Los dos supervivientes fuimos enclaustrados durante meses y sometidos a toda clase de interrogatorios y pruebas psicológicas. Una vez establecida la secuencia de los hechos, contra ninguno de nosotros se halló indicio alguno de criminalidad. Se me ofreció un destino apacible en un despacho, pero al poco tiempo solicité el paso a la reserva. Por aquellas fechas comenzaron a manifestarse también mis problemas psicológicos. La doctora Emma Adams tuvo aún menos suerte. A raíz de aquello se le diagnosticaron serias perturbaciones emocionales que no tardaron en derivar en un cuadro esquizofrénico y se hizo necesario su internamiento en un centro psiquiátrico.

viernes, 9 de marzo de 2018

El Incidente Cooper. Capítulo V: La vida y la muerte

Todo sucedió con rapidez. La sala quedó en silencio mientras aguardábamos sin saber el qué. Tan sólo se oía el aire silbando en nuestras gargantas. Las luces con que segundos antes nos habían obsequiado Aurora y Hades se habían transformado en negrura. El escaso brillo de los leds de emergencia apenas era suficiente. Cada uno de nosotros no era más que una sombra entre las sombras, una silueta aterradora paralizada por el miedo. Entonces oímos gritar a Bucket.

Su cuerpo se retorcía sobre los teclados como si soportase el dolor más intenso. Apenas tuvimos tiempo de reaccionar. Se levantó y permaneció erguido durante un lapso interminable. Después se abalanzó sobre el brigadier. El sonido de un disparo nos erizó la piel. Se escucharon gritos. 

Johanson cayó al suelo malherido por una bala perdida, al tiempo que Emma se acurrucaba junto a él presa de la histeria. Bucket forcejeó con Brown sin que éste pudiera apenas defenderse, trataba de ahogarlo con las dos manos aferradas a su cuello. Salté sobre ambos en un intento por separarlos. Pude contemplar de cerca sus ojos, un pozo de hondura interminable en el que no se apreciaba ningún atisbo de humanidad. Dirigió hacia mí las pupilas mientras un sonido indefinible salía de su garganta. Me apartó de un manotazo con una fuerza inesperada y fui a caer un par de metros más allá golpeándome la cabeza.

viernes, 2 de marzo de 2018

El Incidente Cooper. Capítulo IV: Diálogo desde el inframundo

El doctor Johanson sostenía un bolígrafo con el que no había dejado de tomar notas en un cuadernillo. Percibí en su movimiento oscilante que le temblaba el pulso. Por las mejillas de Bucket corrían sendos regueros de sudor y el rostro de Emma destilaba miedo. Tan sólo el brigadier parecía mantener la compostura, obligado tal vez por el mayor rango que ostentaba.

Por mi parte no estaba muy seguro del tipo de emociones que dejaba traslucir mi semblante. Llevábamos meses preparándonos para aquel momento pero ninguno hubiéramos sido capaces de suponer semejante deriva en el experimento. No era tanto el hecho de haber contactado con un muerto. Tampoco los temores demostrados por Cooper, algo que entraba dentro de lo posible, ni siquiera la incerteza de que pudiéramos enfrentarnos a una segunda e imprevista presencia. 

Era aquella voz, o el modo en la que Hades la reproducía, una voz que tenía la innata propiedad de desgarrar el más intenso de los terrores desde la profundidad del alma humana.