sábado, 19 de septiembre de 2015

Balada de Juana la Loca



A principios del siglo XVI se suceden las pugnas por el trono de Castilla. Muerta la Reina Isabel y sus tres primeros herederos en la línea sucesoria, la corona recae en su hija Juana, de dudosa estabilidad mental y desposada con Felipe, apodado el Hermoso, cuya deslealtad a los Reyes Católicos es tan solo superada por su ambición de poder. Tras la muerte de Felipe prematuramente y en extrañas circunstancias, la Reina Juana abandona Burgos e inicia un peregrinaje por las tierras de Castilla arrastrando el cadáver de su esposo, con el propósito de darle sepultura en Granada. En este escenario de inestabilidad política los nobles se posicionan ante el futuro incierto que se avecina. Gonzalo de Esgueva, joven aspirante a caballero al servicio de un oscuro Señor, se verá envuelto sin quererlo en éstas luchas de poder

I


Abril de 1507, en algún lugar del páramo castellano.


Un caballo galopaba a la caída de la tarde mientras el día moría dejando trazos de escarlata pintados en el horizonte. A lo lejos la silueta del monasterio de Santa María de Escobar se erguía en medio de la nada. El jinete, enfundado por completo en gruesos ropajes negros, había dejado atrás a los últimos rezagados de la comitiva Real y se aproximaba hacia el tumulto que se agolpaba junto al portalón, en cuyo desorden se adivinaba el desconcierto. Se paró ante un mozo que sujetaba un par de caballos.